Un estudio elaborado por la Organización Internacional del Trabajo
reveló importantes debilidades en el sistema de alimentación laboral de
los trabajadores chilenos. Especialistas sostuvieron que a los bajos
sueldos y la precariedad de las condiciones laborales de higiene,
alimentación, transporte y otros, se suma las falencias en la
sindicalización existente en nuestro país, factores que configuran un
”orden asimétrico en el cual los empleadores hacen uso de amplias
libertades y los trabajadores no tienen poder para contrarrestarlos”.
Ver a los trabajadores almorzando tendidos en un parque se ha vuelto
una escena común de la que somos testigos constantemente. Tan común que
muchas empresas han naturalizado esta práctica a tal punto que, por
ejemplo, un 22 por ciento de los trabajadores chilenos no dispone de un
lugar para comer.
Las demás cifras del estudio publicado por la OIT son reveladoras a
la hora de pasar lista a las debilidades del sistema de alimentación
laboral de los trabajadores en Chile. Éstas, por ejemplo, revelan que el
39 por ciento de los trabajadores chilenos no recibe ningún beneficio
para alimentarse, cerca del 20 por ciento no desayuna de forma
habitual, el 38,8 manifiesta que la calidad del almuerzo no es
considerada adecuada, ya que no incluye verduras y frutas de forma
cotidiana, mientras que el 12,8 por ciento de las empresas reconocen que
no ofrecen una alimentación saludable a sus trabajadores por razones de
costo.
Esta situación repercute negativamente en la salud de los
trabajadores, ya que un 17 por ciento de los menores de 30 años ya
presenta alguna patología crónica asociada a la alimentación, proporción
que se duplica en los mayores de 40 años.
Para la Directora Nacional del Programa de Economía del Trabajo
(PET) Carmen Espinoza, se trata de una situación de base que se agrava
cuando se trata de los trabajadores subcontratados. Esto, porque tienen
escasas posibilidades de negociación colectiva, lo que implica que sus
condiciones son aún peores ya que muchas veces estos trabajadores no
pueden usar las dependencias de las empresas para comer, preparar sus
alimentos e ir al baño.
La abogada sostuvo además que si a las cifras del estudio de la OIT
se suman los tiempos de viaje desde el hogar al trabajo, que puede ser
de una hora a dos, el panorama es aún peor en términos de tiempo para
preparar los alimentos y comer, lo que hace decrecer aún más la calidad
nutritiva de la alimentación de los trabajadores.
Otro punto relevante para Carmen Espinoza dice relación con la
presión por la productividad, ya que según sostuvo “hay muchas empresas
que en la teoría otorgan los permisos suficientes para que los
trabajadores tengan su colación, pero en la práctica esos derechos son
conculcados porque la presión por tener a tiempo las cosas que se les
pide hace que las personas simplemente no salgan a tomar su colación”.
Para la directora del Programa de Economía del Trabajo se trata de
una situación que se agrava en el caso de los trabajadores portuarios,
que por estos días se encuentran paralizados por esta y otras demandas
laborales, o de quienes tienen que soportar largas faenas y
requerimientos físicos extremos, realidades que según sostuvo la abogada
son la punta del iceberg en cuanto a falencias que se encuentran en
todos los niveles de la producción.
“No sólo pleno empleo, si no que sueldos y condiciones dignas”
Desde la Comisión de Trabajo y Seguridad Social de la Cámara de
Diputados, el diputado Tucapel Jiménez (PPD) señaló que “el país no
sólo necesita tener pleno empleo, como lo ha señalado el gobierno, si no
que sueldos dignos y condiciones laborales dignas”.
En este sentido, Jiménez recalcó la necesidad de que Chile “cuente
con una gran reforma laboral, ya que tanto la negociación colectiva como
la fortaleza de sindicatos donde los trabajadores estén unidos mejorará
los sueldos y las condiciones laborales de los trabajadores”. El
diputado hizo hincapié además que “el desarrollo del país y de las
empresas se hace de la mano de los trabajadores y no contra ellos”.
La política del bono
Respecto del estudio de la OIT, la investigadora de la Fundación Sol
Karina Narbona puso en cuestión la cifra que señala que casi el 40 por
ciento de los trabajadores no recibe bono para alimentarse. Al respecto,
si bien la especialista reconoció y valoró como necesaria la demanda de
los trabajadores, señaló que “es bueno poner en cuestión el concepto
del beneficio de alimentarse, y que esté en discusión el que haya un
bono de comida, cuando en verdad los sueldos deberían alcanzar al menos
para cubrir esta y otras necesidades básicas”.
En este sentido, según la investigadora “las empresas intentan
compensar situaciones estructurales precarias a través de una especie
de acto de beneficencia a través de bonos”.
Por otra parte, Karina Narbona especificó que “la instituciones que
en todo el mundo han sido avaladas como estándares de democracia
laboral en el mundo, en Chile no existen, ya que menos del 15 por ciento
de los trabajadores está sindicalizados y tan sólo un 8 por ciento está
cubierto con la negociación colectiva con derecho a huelga”.
Todo esto colabora, según la especialista, a que exista “un orden
asimétrico en el cual los empleadores hacen uso de amplias libertades y
los trabajadores no tienen poder para contrarrestarlos”.
*Fuente: U de Chile
Vía:
http://www.piensachile.com/index.php?option=com_content&view=article&id=11156:2013-04-07-15-34-44&catid=5:denuncia&Itemid=10
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