El fisco, manipulado hoy por Piñera y sus ‘asesores’, le birla miles
de millones de dólares al país a través de perdonazo a mega empresa,
pero se niega a pagar deuda con diario ‘Clarín’ , a la vez que un nuevo
John North aparece en el horizonte político chileno
UN CÍNICO GOBERNANTE, a comienzos
del siglo XX, manifestó que si la mentira que se le decía oficialmente
al pueblo era gigantesca, la sociedad civil creería en ella. Basado en
ese falaz precepto, el dirigente nazi Joseph Goebbels lanzó tiempo
después su famosa frase sobre la cual edificó el poder del Ministerio de
Propaganda encargado por Hitler: “miente, miente... que algo queda”.
No andamos muy lejos de aquello en nuestro Chile actual, pues a través del machaca que machaca
utilizado por las autoridades de ayer y de hoy en la prensa oral y
escrita que les pertenece (ergo, en toda la prensa), se logra obnubilar a
la gente y convencerla incluso de cuán beneficioso resulta para el país
(¿?) trastocar sus más profundos valores, y reemplazarlos por aquellos
que privilegian y enriquecen, hasta el enfermizo hartazgo, a una
minoría que ya está podrida en dinero.
Lo anterior requiere de ‘legislaciones
saltimbanquis’ adobadas de democracia protegida junto a una economía con
trenzas sueltas, pues solo de tal forma es posible doblarle la nariz a
reglamentaciones jurídicas supuestamente sólidas en cuanto a cautelar el
bien común. Los parlamentarios –todos pertenecientes al duopolio en una
u otra medida- se han encargado de teñir al robo deleznable con
aguachentos colores de democracia y consenso, a objeto de desplumar a la
sociedad civil y arrasar la geografía nacional comercializando recursos
naturales que son vendidos (a bajo precio y sin obtener de ellos ningún
valor agregado) a empresas transnacionales que tienen el cuidado de
pagar mucho y muy bien a cada parlamentario por sus servicios de
Ali-Babá.
Al parecer, lo anterior no es suficiente
para aplacar el apetito insaciable de autoridades dispuestas a trozar
Chile y hacerlo desaparecer como nación soberana, ya que el poder
legislativo bajó la cerviz ante el dinero transnacional dejando abiertas
las puertas de la indecencia política, lo que de inmediato es
aprovechado por quienes el otro poder del estado, el ejecutivo, sindica
como “altamente capacitados y honestos”, conceptos con los que se
pretende disfrazar decisiones lesivas para el bien común (y para el
país en su conjunto), pero escandalosa e inmoralmente rentables para esa
misma minoría expoliadora podrida en dinero.
La norma habitual usada por las
autoridades del duopolio es, y ha sido, estrujar el limón llamado Chile;
robar del fisco hasta su último suspiro, extorsionar a quienes
pretenden poner atajo a esas situaciones, y evadir todo tipo de pago
recurriendo a artimañas santificadas no solo mediante la falacia adobada
de seriedad televisiva, sino también ocultas por un débil y ordinario
baño de ‘legalidad’ obtenido en los talleres de desabollado y pintura
sito en el Congreso Nacional.
De esa forma estos eméritos y diligentes
servidores públicos les han escamoteado al país y a su gente montañas
de dinero que mega empresas debieron haber pagado por la vía de
impuestos. Miles de millones de pesos, cifra similar a tres veces los
fondos recaudados por la última jornada de nuestra criolla Teletón, les
fueron ‘perdonados’ al gigantesco Holding llamado CENCOSUD, cuyo
principal propietario –un germano de apellido Paulmann, a quien el
gobierno de Ricardo Lagos le concedió “ciudadanía por gracia”- se niega a
pagar a sus proveedores –la mayoría pertenecientes a PYMES- en plazos
inferiores a tres meses y medio (o 150 días). No ha sido el único caso.
Una de las familias más ricas del país (los Matte) también recibió
graciosamente el oportuno cobijo de parte de quien era considerado un
león imbatible en la defensa de los intereses chilenos, el Servicio de
Impuestos Internos (SII).
ESTADO CHILENO TAMPOCO PAGA SUS DEUDAS
Hace pocos días, tribunales
internacionales determinaron que el estado de Chile deberá cancelar la
suma de cinco millones de dólares al señor Víctor Pey, legítimo dueño
del diario “Clarín”, popular y exitoso periódico que la dictadura se
agenció a bayonetazos, sangre y falacias el año 1973, al que
posteriormente -merced a los acuerdos alcanzados por los vástagos del
pinochetismo con los nuevos mayordomos de la derecha económica (los
concertacionistas)-, se le prohibió reiniciar sus labores en el país, ya
que la línea editorial de ese medio de prensa, así como la calidad de
sus periodistas y columnistas, podrían haber dejado en pésimo pie a los
tahúres del duopolio.
Cuando se trata de emolumentos que el
fisco debe cancelar a entes privados que no forman parte del bandidaje
oficial, los saurios que conforman la alta dirigencia del duopolio
Alianza-Concertación gustan aplicar la frase usada por pillastres que se
las dan de humoristas: “las deudas viejas no se pagan, y a las nuevas
hay que dejarlas envejecer”. Y con el propósito de dar a esa máxima un
aliento de lógica jurídica con la cual embaucar a la gente, se recurre
al miente, miente que algo queda, puesto en práctica a través de
folletinescos programas de noticias emitidos por la televisión,
tergiversando la verdad y dándole al robo y a la inmoralidad cierto aire
de “alta política”.
El negocio es espléndido para todo
bolichero ataviado de esmoquin. Amparados por el cobertizo del poder
político, estos delincuentes le birlaron al fisco chileno la nada
despreciable suma de 120 millones de dólares (US$120.000.000) aduciendo
que ello le hacía bien al país (¿?), mientras, como contrapartida, se
niegan a reconocer y cancelar una deuda de cinco millones de dólares
(US$5.000.000) –sancionada luego de un largo juicio en tribunales
internacionales donde el estado chileno participó- por concepto de
apropiación indebida e ilegal de empresa privada.
Y si regresamos a lo que se dijo en
líneas anteriores respecto de CENCOSUD y su principal propietario –el
alemán Horst Paulmann-, es casi un deber patriótico recordar que en
otras instancias, en otro gobierno, otro extranjero, un inglés llamado
John North, amparado por las conservadoras y clasistas cofradías
aristocráticas chilenas, se adueñó de las salitreras e impuso sus
criterios e intereses en la conducción del país, siendo en parte también
responsable de la guerra civil de 1891 y del derribamiento del
presidente José Manuel Balmaceda.
Quizá, Paulmann no pueda llegar a tanto
como lo hizo North, pero al menos ya ‘manda’ en materias de impuestos y
además, ¿alguien podría negarlo?, impuso a uno de sus empleados como
candidato a la Presidencia de la República… precisamente a un ayudante
de bolichero con apellido inglés: Golborne.
Para reflexionar.
Vía,fuente:
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/51384-estado-chileno-administrado-por-el-duopolio-roba-y-no-paga.html
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/51384-estado-chileno-administrado-por-el-duopolio-roba-y-no-paga.html
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