Megaproyectos chocan con la persistencia de los ejidatarios
Blanche Petrich/I
Enviada
San Salvador Atenco, Méx. Al ingeniero Roberto Muñoz Espinoza se le
ve frecuentemente visitando a los ejidatarios de los pueblos de la
cuenca texcocana: Atenco, Nexquipayac, Acuexcomac. Es representante de
la empresa Alter Consultores, que se dedica a hacer “diagnósticos de
riesgo ejidal, comunal y de la pequeña propiedad”. Su compañía ha sido
contratada por el consorcio español OHL precisamente para gestionar la
compra de terrenos en Atenco. En sus visitas de casa en casa suele decir
a los ejidatarios de Acuexcomac que los de San Salvador y la colonia
Francisco I. Madero ya decidieron aceptar su oferta para adquirir sus
tierras; a los de Atenco y Madero repite el mismo cuento, pero a la
inversa. Con engaños, a veces sí logra convencer a algunos.
Años atrás Muñoz trabajó de visitador de la Procuraduría Agraria. Por
tanto, tiene todos los datos de las tierras, los límites, las
extensiones, los planos. Y conoce a los ejidatarios del municipio. Sólo
que ahora utiliza la información que obtuvo como servidor público para
ponerla al servicio de OHL y usarla contra el interés de los campesinos.
“Sabemos que Santa Isabel Ixtapa, cuenca lechera de la región, vendió
todo su agostadero, 500 hectáreas. Y en Nexquipayac, otras 360. La
colonia Francisco Madero, que también forma parte del municipio, cedió
40. Son apenas pequeñas porciones, pero esos sitios ya vendidos están
situados estratégicamente alrededor de San Salvador. Aquí es donde está
la mayor presión, porque no queremos vender nada. Somos su piedra en el
zapato”, indica Jorge Flores, integrante del Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra (FPDT).
Este es el núcleo ejidal más grande de los cinco pueblos que conforman el municipio, con 958 ejidatarios registrados.
Según el FPDT, las compras que ha hecho hasta ahora la Comisión
Nacional del Agua no son del todo legales, “porque por ley las asambleas
ejidales tenían que ser consultadas. Pero a los que vendieron les
aconsejaron no llevar su decisión a las asambleas”.
Los agricultores de la cabecera de Atenco ni siquiera han aceptado
dar por recibidos los proyectos que les enviaron desde 2008. Pero otras
comunidades han ido cediendo poco a poco.
“No es que sea demasiado terreno. El problema es dónde están situadas
las tierras ya compradas; en las orillas, rodeándonos. Lo que quieren
es aislarnos”, expresa Jorge Flores.
En estas localidades proliferan nuevas agencias automotrices. Ahora
circula dinero y algunos lugareños pueden hacerse de un automóvil, una
camionetita. Sólo que el vehículo tendrá cuando mucho una o dos décadas
de vida útil, y los orgullosos propietarios de hoy el día de mañana ya
no tendrán auto. Ni sus terrenos.
Estas presiones son apenas una faceta de una estrategia mayor.
Los territorios de San Salvador Atenco, situados estratégicamente al
oriente del desecado lago de Texcoco, siguen siendo codiciados por
inversionistas nacionales e internacionales, por sus cabilderos y por
las autoridades federales y mexiquenses. Entre las empresas más activas
está precisamente OHL. El gobierno del estado de México es uno de sus
mejores clientes. Según su portal en la red, son los principales
concesionarios en el cobro de peaje de carreteras en México, entre otras
el Circuito Exterior Mexiquense y el Viaducto Bicentenario. Operan el
Aeropuerto Internacional de Toluca. Son inversionistas de la supervía del Distrito Federal y el proyecto Región Malinche, en Puebla.
Pero los megaproyectos –aeropuerto, autopistas, centros comerciales y
hoteleros, fraccionamientos con rascacielos para una franja de altos
ingresos y el plus del rescate de la zona lacustre de Texcoco–
topan con la terquedad de los propietarios de la tierra, que pese a
sostenerse desde hace décadas con una economía mixta (manufacturera y de
servicios, además de rural) no quieren dejar de ser campesinos.
“No entienden el amor a la tierra”
“Hay algo que esos señores no entienden: el amor a la tierra. Tampoco
entienden que nosotros, sin nuestras parcelas, dejamos de existir. Todo
esto desaparecería”. Habla Ignacio del Valle, activista histórico en
esta región, dirigente del FPDT, ex preso político. Desde la ventana del
auditorio de la Casa Ejidal, en el centro del pueblo, señala la plaza,
la capilla de San Salvador, el mercado, el globero apostado bajo un
árbol, la tortillería de la esquina, los perros pulgosos echados al sol,
los bicitaxis. Por la calle pasa en esos momentos, con gran algarabía,
una comparsa del carnaval: banda de música, payasos con paraguas, santiagos, forajidos y arrieros enmascarados, muchachos disfrazados de viejas. Repite: “Todo desaparecería. Hasta el carnaval”.
Por invitación de Trinidad Ramírez, dirigente también, organizadora de mujeres y esposa de Del Valle, La Jornada
regresa a Atenco. Un grupo de integrantes del FPDT desea explicar su
sentir ante lo que llaman “estrategias perversas y encubiertas” de
empresarios y dependencias gubernamentales para doblegarlos.
“No se acuerdan –puntualiza Trinidad– que aquí ya corrió la sangre;
que en estas calles ya hubo violencia, balas, muertos. Que nosotros ya
hemos pagado con vidas y cárcel nuestra determinación de permanecer
aquí, de no dejar que nos arrebaten lo que ha sido nuestro desde hace
siglos, lo que es de nuestros hijos y nietos.” Habla de los hechos
violentos del 3 y 4 de mayo de 2006, cuando detonó el conflicto entre el
gobierno de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del estado de
México, y el FPDT, que había acumulado una fuerza considerable en la
cuenca texcocana. La intervención policiaca –federal y estatal– fue
cruenta: un niño y un joven muertos, decenas de heridos, mujeres
violadas por los agentes de la fuerza pública, centenares de detenidos,
tortura, juicios viciados, sentencias penales hasta por más de 60 años
que fueron revocadas por la Suprema Corte de Justicia.
En el auditorio de la Casa Ejidal se desarrolla la conversación con
Santiago Medina, Jorge Oliveros, Jorge Flores, Bonifacio Ruiz, Juan
Guevara y la incansable Trini.
“Oferto una buena lana”: Luege
“Es como una pinza”, explica Oliveros Herrero, hombre que se
enorgullece de levantar, él solo, hasta 15 tambos de maíz en cada
cosecha. “Por un lado nos quieren matar de sed. En los últimos meses, de
los ocho pozos que teníamos y eran administrados por las autoridades
ejidales, nos acaban de inhabilitar seis. Por otro, promueven con
engaños la división y la ambición entre las familias”. En 2001, cuando
el ex presidente Vicente Fox emitió 19 decretos para expropiar 5 mil 474
hectáreas, les ofrecían 7.20 pesos por metro cuadrado. Dos años
después, ante la movilización de los campesinos, tuvo que derogarlos. En
2011, cuando la Comisión Nacional del Agua consiguió comprar mil 600
hectáreas supuestamente para el proyecto Zona de mitigación y rescate
del lago de Texcoco, su ex director, José Luis Luege, dijo en una
entrevista con Javier Salinas, corresponsal de La Jornada:
“Aprovecho para ofertar una buena lana”. Pretendía adquirir al menos mil
hectáreas más. Pagaban poco más de 150 pesos el metro cuadrado.
Para los inversionistas existe un sueño de altos vuelos y mayor
rentabilidad, que puede verse plasmado en los proyectos de
desarrolladores como Ciudad Futura. En su portal en la red parece un
entorno casi onírico, dominado por los tonos azules y verdes para
disfrute de una franja de alto poder adquisitivo. Justo en medio de esa
ciudad futura, que ahora sólo existe en maquetas de los grandes
consorcios, como un nudo gordiano, está Atenco, con su población
originaria aferrada a la tierra.
“”En ese futuro que ellos imaginan no estamos nosotros. Sentimos que
la amenaza está latente”, añade Del Valle. “Por eso esta rebeldía. No es
por necedad, sino por necesidad.””
Vía:
http://apiavirtual.net/2013/02/11/en-marcha-nueva-estrategia-contra-pobladores-de-atenco/#more-55363
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