jueves, 20 de diciembre de 2012

Costa Rica: La hora de la verdad Por... Tamara Barrantes Padilla Colaboradora de Amauta



En estos días me he convencido aún más del problema tan grave que tenemos todos los costarricenses, esas llegadas tardías tan conocidas como la estatua de Juan Santamaría, sin embargo, ingenuamente uno es puntual y siempre le toca esperar y armarse de paciencia, porque, no son cinco o diez minutos, al menos media hora y teniendo suerte.
“Nosotros nos caracterizamos por la puntualidad”, leí en un rótulo de una empresa que realiza fiestas, tanta fue mi emoción que sigue leyendo, para que lo hice la desilusión estaba más abajo, donde decía que el secreto para ser puntuales era invitar a la gente una hora antes a la actividad, pues claro así cualquier empresa tiene la puntualidad como referente.
Es algo natural no hay por qué enojarse, mentira, claro que debemos enfurecernos cuando nos hacen esperar, mentira que tenemos eso en los genes como dijo una noticia hace un tiempo, no es posible que Dios diga voy a crear un tico, lo voy hacer con la grandiosa cualidad de llegar tarde a todo lado.
Esta es nuestra triste realidad, a pesar de que, el año pasado en la encuesta realizada por Unimer, el 76,5% de los ciudadanos afirmaron que hacer esperar a los otros es una falta de respeto, el otro 23,5% consideró normal esta mala costumbre que tenemos en el país, entonces los resultados del estudio concluyeron en que no hay por qué impacientarse, ya que, eso es como el gallo pinto, una costumbre del tico.
La pregunta que surge es ¿por qué somos así?, muy fácil, la respuesta es la comodidad, si uno llega tarde aquí en Costa Rica no pasa nada, si es en alguna clase se vuelve a empezar para que usted entienda, si es en una fiesta se le guarda la comida, y si es en un rosario, con eso de que ya casi estamos en navidad, mucho mejor, ya que, llega solo al final cuando dan la comida brincándose el rezo.
Lo curioso de esta situación es que si uno sale a la calle a preguntar, todos contestan que son puntuales a todo lo que se les cita, y si no, no hay problema porque, sin entrar en detalles otra gran característica del tico son las excusas, somos expertos en eso en este caso, sino, es porque se cayó un puente, es por una presa o algún inconveniente, las excusas sobran.
Imaginemos que seria del mundo si William Gilbert, considerado el padre de la electricidad, hubiera nacido en Costa Rica, no sería nada raro que todavía tuviéramos que usar faroles después de las seis de la tarde, porque si William Gilbert hubiera sido tico, aún estaría haciendo estudios sobre los fenómenos eléctricos, porque así somos todos en el país unos perezosos que no le damos la importancia necesaria a nada.
La mayoría de costarricenses por no decir todos, dejamos cualquier cosa para lo último eso no solo promueve que seamos impuntuales, si no, que provoca que no queramos esforzarnos para nada, pretendemos que todo nos lo sirvan como si fuéramos personas que nacimos en cunas de oro.
No creo que estas características del tico, realmente sean merecedoras de la frase pura vida, que tiene de pura vida la comodidad y la negligencia de muchos, deberíamos comenzar al menos a llegar temprano y respetar el tiempo de los demás, para decir con orgullo pura vida.
También además de que, siempre llegamos tarde somos personas que extrañamente, porque aún no le encuentro explicación, no tenemos esas ganas de aprender, muchos ticos lo único que toman en cuenta es por ejemplo, pasar la universidad para no perder ni tiempo ni dinero, da igual si aprendemos o no, trabajar para que nos paguen, aunque, se haga mal el trabajo lo que se toma en cuenta es que me paguen, no vale la pena hacer un mejor trabajo, pues no nos suben el salario, eso sí a lo que si le damos mucha importancia es a los días feriados, incapacidades y vacaciones, será que lo único que valoramos es la holgazanería.
Ahora bien, lo bueno de vivir en Costa Rica es que no importa si llegamos tarde, puesto que “nunca es tarde cuando la dicha es buena”, típica frase para calmar los enojos de los puntuales, además para que preocuparnos por ser mejores ciudadanos, para que esforzarnos por sobresalir cada día, aprender más y tener mayores conocimientos, si ya ganamos un  premio nobel de la paz y para bendición de todos somos el país más feliz del mundo.

Vía:

http://revista-amauta.org/2012/12/la-hora-de-la-verdad/

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