Los historiadores Cristián
Palacios y César Leyton desentrañan las erradicaciones de poblaciones
pobres desde las comunas céntricas y de la zona oriente de Santiago
ocurridas durante la dictadura. Una política que borró a tomas y
campamentos del mapa urbano y de la historia que terminó por configurar
el rostro de Santiago como una de las ciudades más segregadas del mundo.
Lo que ayer hizo la dictadura, hoy lo sigue haciendo la industria
inmobiliaria.
En plena dictadura
ocurrió uno de los procesos más borrosos de nuestra historia reciente.
Al igual que en la Alemania nazi, convoyes cargando seres humanos
cruzaron ciudades desalojando a personas consideradas ‘indeseables’. Lo
que en Europa fueron gays, gitanos o judíos, en Chile fueron pobres.
Tomas de terrenos y campamentos fueron borrados de comunas céntricas y
de alta plusvalía y dejados en los extramuros de la ciudad.
Las ‘Operaciones Confraternidad’
I y II, realizadas en 1976 y 1978, dieron inicio al más grande
movimiento de población en Chile. 1.850 familias de los campamentos
Nueva Matucana y del Zanjón de la Aguada fueron separadas y llevadas
hacia 10 comunas distintas en la periferia de Santiago. Para el año
1987 otras 29 mil familias ya habían sido sacadas de sus campamentos en
Santiago centro, Providencia y las Condes y llevadas, muchas veces en
camiones militares, a las nuevas comunas creadas más allá de la
Circunvalación Américo Vespucio.
Los pobladores una vez dejados en los
arrabales de la ciudad se encontraban con que la promesa de la ‘casa
propia’ eran casetas sanitarias en medio de potreros. A la par revistas
municipales modelaban esta nueva vida de pobres con consejos de cómo
convertir un living en un dormitorio o con recetas de cocina para
alimentar a varias bocas. La biopolítica de la dictadura así no exhibe
sólo campos de concentración y muerte, donde se exterminó a los
opositores, sino que también grandes columnas de gente pobre arrojada a
las comunas creadas con la Reforma Urbana de 1981.
Los historiadores César Leyton y Cristián Palacios
dan luces en una investigación en curso sobre este proceso, sus
orígenes ideológicos en los escritos geopolíticos de Pinochet, la
similitud con las políticas del apartheid sudafricano, el efecto de
atomización y el miedo social generado. “La dictadura militar no sólo
emprendió cómo política de estado el extermino de miles de hombres y
mujeres en su lucha activa contra marxismo, sino que también el
desplazamiento poblacional masivo, la erradicación de la mendicidad y de
la infancia en situación irregular. La erradicación, cortar de raíz,
fue más allá de los supuestos subversivos: El espacio urbano/social y
político debía estar libre de marginalidad, una asepsia territorial que
se tradujo en crear nuevos territorios, townships de pobres,
localizados en los extramuros de la ciudad. La dictadura preparó así el
terreno para que después las empresas inmobiliarias modelaran una ciudad
de segregación”- comentan.
Su registro se inscribe a la escasa investigación sobre dicho proceso y la historia de la vivienda en Chile, iniciada por Leopoldo Benavides, quien hizo la primera cartografía de las erradicaciones en los ’80; y Rodrigo Hidalgo, historiador dedicado a la geografía humana y la vivienda social.
¿Cómo surge la idea de investigar este tema?
César Leyton (CL): Nos
llamó mucho la atención cómo movilizaron a tantas poblaciones, limpiaron
a tres comunas: Santiago, Providencia y Las Condes. Sacaron a todos los
pobres de esas comunas e inventaron otras para instalarlos. ¿Cómo un
proceso tan grande está tan poco investigado por la historia o sólo ha
sido abordado en términos de represión política?
Cristián Palacios (CP):
Vimos en fuentes oficiales que la idea de erradicación no sólo obedecía
a una erradicación de campamentos. Opera detrás una idea de marginación
social entera que abarca a pobres, mendigos o niños en ‘situación
irregular’, como se les llamaba en esa época.
Ustedes trabajan la historia de la ciencia y la biopolítica. ¿Qué permiten dichos enfoques para analizar el fenómeno?
CL: La historia de las
ciencias permite ver que es un tipo de racismo adecuado a una
metodología de gestión de la población que tiene que ver con la
biopolítica. Esto es entender la sociedad como un gran organismo,
administrar su población como un modelo. La concepción clásica es que la
dictadura lo hizo y se ha analizado hasta ahora como uno de los tantos
momentos de represión, lo que buscamos develar es el fundamento
ideológico que hay detrás.
CP: En los trabajos que
se han hecho sobre la erradicación de campamentos se piensa que
obedecen a la doctrina de seguridad del Estado, que comprende una
especie de guerra total que es una conquista del pueblo. A partir de
políticas sociales se podía mantener una especie de guerra psicosocial
para conquistar al pueblo y eliminar todo lo relacionado con la UP, el
comunismo.
LA GEOPOLÍTICA DE PINOCHET
¿De dónde vienen estas ideas?
CL: Los que empezaron a
entender la geografía como un espacio o núcleo vital fueron los
geopolíticos. Las ideas de principios del siglo XX de Friedrich Ratzel y Rudolph Kjellen,
quienes entendían el espacio del Estado nación como un gran organismo y
que para que se desarrolle se precisa un espacio vital, son claves no
sólo para entender el nazismo. Kjellen utiliza por primera vez la
palabra ‘biopolítica’ en 1905 para definir su concepción organicista y
racista del Estado, siendo uno de los mentores de la llamada geopolítica
racista, ciencia que buscaba la expansión del Estado y su población a
territorios considerados más débiles. Por su parte, el geógrafo prusiano
Friedrich Ratzel en su teoría geopolítica del espacio vital expresadas
en su libro Laws of State Growth (Leyes de crecimiento del
Estado) de 1896, analiza las ideas de las fronteras políticas entre los
Estados y las conquistas posibles.
¿Qué influencia tiene la Geopolítica desarrollada por Augusto Pinochet?
CL: Estas ideas fueron introducidas en Chile por Ramón Cañas Montalva que en 1920, introduce el concepto de geopolítica en la formación dada en la Academia de Guerra. El gran heredero de Cañas es Augusto Pinochet.
Cuando los militares intervinieron los ministerios de urbanismo y
generaron el proceso de regionalización y la división de las
comunidades mapuche tenemos la división del país a partir de una lógica
propia de las divisiones militares romanas y el intento por atomizar las
comunidades mapuches a partir de la división de estas en títulos
individuales.
¿Cómo concibe Pinochet el país?
CL: Pinochet en su libro Geopolítica
publicado en 1968 entiende al Estado y al territorio como una gran
ameba. Las amebas se caracterizan por tener un núcleo central y nervios
que se van expandiendo y Pinochet entendía estos nervios como las vías
de comunicación y ya habla de espacios de crecimiento. Pinochet plantea
que el Estado tiene que crecer hacia los Estados o las poblaciones más
débiles. Esta ameba que conciben es una especie de endocolonización del
espacio. Cuando ya es dictador, Pinochet aplica esta perspectiva militar
con la doctrina del neoliberalismo.
LA ‘CIUDAD PROPIA’ DE BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA
¿Hay algún dato estimado de cuánta gente fue sacada de estas comunas?
CL: Lo que se habla
siempre es de familias. Los registros de la época dicen que son más de
29 mil familias en un Santiago que no debe haber pasado de los 4
millones. Es un porcentaje importante de la población.
CP: El proceso de
erradicación ocurre en distintas etapas. Las primeras fueron desde la
comuna de Santiago a La Granja, que ya era articulada como comuna
receptora de familias pobres. Pero después de eso, con el proceso de
erradicación de los campamentos de las principales comunas alcanza
incluso a sacar a gente de los cites y conventillos.
Una idea ya planteada por Benjamín Vicuña Mackenna a fines del siglo XIX.
CL: La dictadura
militar lleva el proyecto de Benjamín Vicuña Mackenna (BVM) de fines del
siglo XIX a un nivel masivo. El modelo de BVM es liberal, hay un modelo
de segregación social atribuido a concepciones científicas como el
higienismo, entendido como el proceso de ir separando a los enfermos y
los pobres de los ricos y sanos para que no afecte el modelo de
productividad que se está desarrollando con la industrialización. BVM
habla de constituir un muro sanitario que divida a la ciudad y construir
en torno a las barriadas donde llegaban los campesinos y los barrios
del norte, como La Chimba. Se quiso instaurar un nuevo orden, un
reordenamiento de los barrios obreros del sur, demoler los conventillos y
los ranchos, acabar con el aduar africano, como les llamaban
en esa época. Es todo un proyecto que BVM lo va concibiendo como un muro
que en la práctica es un boulevard que divide los espacios, una gran
arteria, un muro sanitario de 11 kilómetros que pasa a ser la primera
gran circunvalación que une desde el Campo de Marte (hoy Parque
O’higgins) y el río Mapocho por el norte hasta el cementerio. Su
parangón hoy sería la circunvalación Américo Vespucio, que también va a
dividir estos barrios de ricos y pobres.
Con las erradicaciones de los años ’80
se lleva a cabo este proyecto antes disperso en diferentes decretos y
medidas municipales. Ahora va a ser total la profilaxis territorial, las
autoridades castrenses actualizan el discurso higienista y lo aplican
en el traslado masivo de pobladores.
FABRICANDO LOS POBRES DEL SIGLO XXI
¿Asistimos entonces a una nueva subjetivación del sujeto popular?
CP: La modificación
empezaría en el mismo corazón de los pobladores: sus casas. Revisando
la revista Cabildo, que era de la Municipalidad de Santiago, se
evidencia un enfoque higienista social. Se habla de ‘jóvenes problema’,
de delincuencia, de erradicar la extrema pobreza’. Surge así el “Mapa de la Extrema Pobreza” (1974 y 1982) realizado por el ODEPLAN, la Oficina de Planificación Nacional y el I.E.U.C,
que define la extrema pobreza a partir de una vivienda precaria. Surge
allí la actual ficha CAS, que define la pobreza según una escala, medida
que se convierte en un instrumento de medición del sector social que va
ser objeto de las políticas sociales del régimen militar.
CL: Las ideas
eugenésicas de la primera mitad del siglo XX que hablaban de modificar
el hábitat y la raza a través de cambios biológicos, buscaba mejorar a
los sujetos marginales convirtiéndolos en un homo higienicus, o sea, un sujeto sano, una mano de obra sana para la función de productividad que la elite le asignaba.
CP: Ahora estas
políticas se realizan a través de la construcción y modificación de la
vivienda social. Es el hábitat popular el que se interviene. Ya no se
trata de ideas eugenésicas de raza, sino de doctrinas neoliberales con
sus principios de neoliberalismo, el ahorro necesario (o endeudamiento) y
el achicamiento del espacio.
¿En la práctica cómo se expresaba esto?
CP: Se articula la
lógica de la casa propia desde el mercado. La idea de que la casa no es
un derecho, sino que un bien de consumo que se gana a partir del ahorro.
Como el Estado ya no es fuerte, le da un espacio gigantesco a las
empresas inmobiliarias y estas articulan las nuevas políticas de
territorio. Además se precariza el espacio y se promueve una
habitabilidad que convierte la sala de estar en dormitorio,
promoviéndose un modelo de ordenamiento del espacio doméstico en el que
de noche se duerme y en el día se convive. A la par, el proceso
significó un alza en la plusvalía del suelo de algunas comunas.
¿Cómo eran las casas asignadas?
CP: El tamaño de las
nuevas viviendas era de 18 m² en un terreno de 120 m². La distribución
de las viviendas contemplaba un baño, una cocina y una sala de estar-
comedor- dormitorio, existiendo la posibilidad de ser ampliadas a futuro
a 40 m². Las casetas sanitarias dejaban espacio para la ampliación,
pero se los entregaban en UF y eso implica ver el acceso a la vivienda a
partir del endeudamiento o recurrir a créditos hipotecarios.
¿Qué se recomendaba a los pobres?
CP: El reducido espacio de las viviendas significó el desarrollo en la revista El Cabildo de Santiago
de una sección destinada a enseñar a los pobladores la mejor forma en
que podrían ajustarse a las nuevas condiciones impuestas por el
neoliberalismo: Casa Ordena, Familia Feliz, se llamó el primero de
ellos. La casa se ve en una lógica de caos/orden: se enseña que una casa
ordenada es una casa sin caos, que está todo ordenado, en sus repisas,
hacer muebles con cajones de manzana. Adecuándose a condiciones mínimas.
CL: La cocina acababa
la idea de la olla común de la población, que era centro de las
organizaciones populares en la época. La idea del individualismo opera
de manera fuerte. El desarraigo termina con las ollas comunes que tenían
las barriadas, que estaban en contra de la dictadura militar.
¿Qué agencias intervienen en este proceso?
CP: El intervencionismo
de la dictadura va más allá de la entrega de la vivienda: en este
proceso está involucrada la Secretaría de la Juventud o la Secretaría de
la Mujer, capacitando a estas en ideas de ahorro, alimentación o como
evitar la desnutrición.
¿Qué significó para los pobres ser deslocalizados?
CL: La erradicación
separó lo que antes fueron tomas y campamentos, distribuyendo
separadamente a las familias en la periferia. Así el vínculo de las
personas forjado en tomas se cortó para dar paso a poblaciones de
desconocidos, desintegrando lo comunitario y promoviendo un
individualismo cuya única pertenencia era el núcleo familiar. A los
pobres los dejaban súper retirados de las instituciones vitales para
tener garantías sociales: hospitales e instituciones públicas quedaban a
más de 10 kilómetros.
LA ‘ERRADICACIÓN DE LA POBREZA’
El proceso nos deja el concepto
de ‘erradicar’, que después de la dictadura es muy usado en las
políticas públicas sobre la pobreza.
CL: Es eliminar de raíz
desde una concepción muy militar, en la que subyace una concepción de
supra organismo, una metáfora biológica del mundo social que remite al
paradigma inmunológico. Se asume así que hay ciertos seres en esta lucha
por la vida que provocan enfermedad para este organismo social.
Entonces se aplica la tanatopolítica, que es el exterminio o el
genocidio de quienes no cumplen con la normativa.
¿Cómo podemos relacionar esto con la instalación del modelo neoliberal?
CL: La erradicación
está dentro del modelo neoliberal, dentro de un proceso que abarca
campos de concentración, exterminio de poblaciones y asesinatos,
depuración de las universidades.
Los protagonistas del golpe de Estado hablaban del ‘cáncer marxista’.
CL: Uno de los primeros
bandos militares hablaba de eso al igual que la psiquiatría franquista
cuando decía que había que crear campos de concentración para los
republicanos, los que en su teoría científica eran degenerados, o el
fascismo del psiquiatra Nicolás Pende, que hablaba de cierta biotipología que no cumplía con el gran organismo del fascismo de Mussolini. Son concepciones que se relacionan con un modelo de segregación. Es una especie de apartheid.
Se hizo un modelo de profilaxis social, de limpieza de los pobres.
Separarlos de los ricos se hizo ver como algo normal. Lo que pasó da
luces sobre cómo se ha construido la ciudad de Santiago.
‘DEPARTAMENTO TIPO ESTUDIO’
¿Qué vínculo hay entre esta
promoción del buen vivir pobre en relación con los departamentos de hoy
promovidos por la industria inmobiliaria?
CP: Ese tipo de
vivienda promovida fue creando una tipología habitacional que esta hoy
en las promociones de la industria inmobiliaria con la etiqueta de
ambientes minimalistas o estudio, pero claramente los espacios son
mínimos. Se han ido replicando esos modelos y los departamentos son cada
vez más chicos. Otra cosa es que la verticalidad de los edificios no
permite una vida comunitaria. En los edificios uno no conoce a los
vecinos, sus estructuras habitacionales son muy distintas a las
viviendas de los ’60. Se quiebra esa socialización anterior. Lo que hizo
la dictadura con los pobres se fue extendiendo al resto de la sociedad.
CL: Los herederos de
esta política de erradicación son las inmobiliarias, las que reproducen
este modelo de segregación social y lo hacen un negocio. Miguel Kast, promotor de estas políticas, hablaba de homologación de áreas,
que era generar zonas de ricos y de pobres. Su proyecto es sacar a los
pobres de las áreas ricas para así subir la plusvalía del suelo. Las
inmobiliarias hoy son los tentáculos de esta ameba que están creando
este muro, que ya no es sanitario o higienista como el de BVC, pero a
partir de la segregación social que hace Pinochet, se crea una especie
de muro inmobiliario.
LA CONEXIÓN CON SUDÁFRICA
¿Podrían explicar la relación con los barrios de Soweto en Sudáfrica que tienen estas políticas?
CL: cuando estudiamos
los ’80 nos dimos cuenta de que se parece mucho a cómo se desarrolló la
política del apartheid en Sudáfrica, donde el neoliberalismo fue muy
duro. Marc Ferró y Elikia M’ boloko,
una historiadora del apartheid, hablan de las políticas de segregación
con las poblaciones negras de Johannesburgo, las que dejaron a las
poblaciones negras lejos de los centros urbanos. En el fondo se fue
conformando otro país llamado Soweto. Lo que estamos haciendo es buscar
las relaciones en común.
CP: Hay vinculaciones ideológicas claras. Rodolfo Stange y Toribio Merino viajaron a Sudáfrica, cadetes navales desfilaron en Johannesburgo y en instituciones internacionales hubo cooperación mutua. Si hasta en 1975 Chile jugó la semifinal de la Copa Davis con Sudáfrica pese a que varios países no aceptaron jugar con dicho país por las políticas de apartheid.
Muchas empresas sudafricanas de pesca tuvieron negocios acá. Hay varios
datos sobre las vinculaciones entre las dictaduras latinoamericanas y Pretoria.
¿Qué pasó con esta política al acabar la dictadura?
CL: La Concertación
continuó esta política intentando dar una connotación social a esta
erradicación de la pobreza. Se siguió con la idea de erradicar la
pobreza, que en el fondo fue erradicar a los pobres, sacarlos de su
historia, de su espacio. Lo que hace la Concertación no es dejarlos en
la periferia de Santiago, sino que llevarlos a otras ciudades, a pueblos
más pequeños, donde se producirán conflictos al ser poblaciones de una
fuerte marginalidad proveniente de una metrópolis, que es Santiago que
va a generar nueva fronteras y espacios de violencia social. Lo que
generó la dictadura fue violencia social, algo aún no percibido. Eso se
volvió después una norma.
¿Qué queda hoy de todo este proceso?
CP: Lo más evidente es
la segregación espacial de Santiago y la gran distancia entre ricos y
pobres. Hay personas que viven en la ciudad sin siquiera conocer como
viven esos ‘otros’. Además, el modelo de vivienda urbana social creada
por la dictadura se consolida como el modelo o la tipología habitacional
contemporánea. Como todos los modelos de control social a partir de la
ciencia, comienza implementándose en la marginalidad y después en la
población en general. Hoy lo que Kast llamó homogenización de las áreas lo realizan las empresas Inmobiliarias y en un mercado profundamente segregado.
CL: Pasó con muchos
allegados que fueron llevados a ciudades fuera de Santiago. Ser pobre y
erradicado, ser llevado a otro lado donde no hay lazos genera conflictos
en las zonas receptoras. La gente los categoriza como delincuentes y
ocurre un proceso de estigmatización que sigue hasta la actualidad. La
erradicación generó este miedo y desconfianza. Es común encontrar en
relatos de pobladores el miedo a que los de la otra población les van a
venir a quitar sus cosas. Hay desconfianza al vecino y eso provoca que
cuando ocurren crisis sociales como la posterior al terremoto, una de
las primeras cosas que se escuchan es que los de la otra población nos
vienen a quitar las cosas, nos vienen a robar. Esta desconfianza en el
fondo va provocando el miedo contemporáneo, algo clave en el modelo
neoliberal.
¿Qué experiencia nos deja todo esto?
CL: Ahora estamos
frente a una nueva migración, que es latinoamericana. Hay que poner ojo
con lo que va a pasar allí, que quizás termine en una nueva segregación
que es lo que pasa en Europa al transformarse en sociedades
multiculturales, que es nuestro futuro.
Mauricio Becerra Rebolledo
@kalidoscop
El Ciudadano
Fuente, vía:
http://www.elciudadano.cl/2012/12/17/61685/las-olvidadas-erradicaciones-de-la-dictadura/
http://www.elciudadano.cl/2012/12/17/61685/las-olvidadas-erradicaciones-de-la-dictadura/
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