Prostíbulos, drogas y juego
(AW)
Se clausuraron las casitas de Rio Gallegos, pero los prostibulos no
desaparecieron. El proxenetismo, la droga y el juego son moneda
corriente en Calafate. Los avisos prostibularios en los diarios
continúan en una provincia donde aún está lejos la erradicación de la
trata sexual.
Por Mirtha Espina, periodista de Cadena 3 en Río Gallegos, para Agenda Oculta.
La prostitución en la provincia de Santa Cruz es un fenómeno
naturalizado, arraigado en el tiempo, que encontró mil justificaciones:
desde la soledad de los hombres que realizaban las faenas ovinas, hasta
la necesidad higiénica a la que apelaban los militares en los decretos
que permitían la habilitación de estos lugares en las zonas de
cuarteles, sea por la vía del prudente control de las libretas
sanitarias establecidas en la década del sesenta, o encubierta en
lugares de esparcimiento.
Fueron pasando los años y el mercado fue ganando crueldad en el
manejo de ese negocio, importación de materia prima, violencia en el
control de la disciplina interna de esos establecimientos, y formando
una especie de multi- rubro con el manejo de la droga y los negocios
clandestinos.
El cierre de "Las Casitas" en Río Gallegos, forzado a
partir de las denuncias de La Alameda, significa que un espacio
tradicional de ejercicio de la prostitución no funciona, pero es solo
eso, sería como si en una gran ciudad se las "corre de esquina".
Más aún, son frecuentes las noticias que, con titulares pomposos, nos
presentan que se "rescato a una mujer" y tras cartón los funcionarios
policiales o de derechos humanos se adjudican la "vigencia de políticas
de Estado para combatir este flagelo". Pero basta con abrir las páginas
de uno de los principales diarios de Río Gallegos y abunda la oferta
sexual. El Calafate, calificado como "su lugar en el mundo por la
presidenta", es un polo para el ejercicio de la prostitución, combinado
con la droga y el juego.
Las Heras, población que gira en torno del yacimiento petrolero, una
de las ciudades con más suicidios de adolescentes en el país, tienen una
densidad de prostíbulos por habitante que causa escalofríos. Allí
también, el juego y la droga se hallan presentes en formas
escalofriantes. Podríamos hablar de la pesquera Puerto Deseado, que debe
alimentar el instinto de los trabajadores del puerto, quizá por aquel
sesudo saber que donde hay marineros hay prostíbulo, droga y juego.
Santa
Cruz sigue siendo una tierra de aventureros, piratas y ladrones, donde
los dueños del prostíbulo exigen moral a sus hijos, tal como lo
profetizara José María Borrero en su libro "La Patagonia trágica". Las
fortunas se hacen esquilmado los recursos naturales, estrujando los
dineros del Estado y con negocios ilícitos, y en ese contexto: ¿como
podía faltar la trata de personas para la prostitución? Incluso en una
sociedad con los rufianes de la noche del sur chileno, "es un
capitalismo globalizado", dirían los economistas.
El Estado, sea porque esta carente de recursos, sea porque la
capacitación para combatir este delito a escala internacional es pobre, y
(por qué no decirlo) porque existe un entramado de complicidades en el
poder real que no tiene el más mínimo interés en revertir esto.
En la
medida que las condiciones sigan siendo propicias para los negocios
ilegales, que la justicia siga en manos de jueces y fiscales que nunca
persiguen a los poderosos, y encarcelan perejiles o luchadores sociales,
todo favorece la existencia de la prostitución, pero no "por una mujer
alocada", sino porque aquí se generan fortunas en la proporción de sus
incrementos si están vinculadas a negocios ilegales.
Delito, droga, juego y prostitución atraviesan a la Patagonia, y esto
no es poca cosa como para no prestar atención. Si en las provincias de
pasado colonial, las familias aristocráticas se adueñaron del poder, en
el sur quienes justifican el saqueo de los recursos naturales, el
desmantelamiento del Estado, son quienes fomentan el ingreso de este
delito, en que de vez en cuando debe aparecer algún caso en la sección
de policiales como para salvar la conciencia.
Tras de cada anuncio de
mujeres que ofrecen sus servicios, o en cada una de ellas que se la
encuentra en los más variados lugares, debe pensarse que se teje un
entramado de coberturas que florece esparcido por toda la estepa.
Hace casi dos años, el caso de una chica que había desaparecido
raptada fue noticia en todos los medios, se la encontró en Las Heras
supuestamente porque formó una pareja, al poco tiempo se silenciaron
todas las voces.
El año pasado, el cura de esa localidad nos dijo que la vio una vez y
que a él le parecía que seguía en manos de tratantes. Datos mas, datos
menos esta es la historia que podríamos generalizar. El Estado no ofrece
alternativas, no desmantela las redes y la cosa sigue mal,
preocupantes.
Las Casitas de Río Gallegos silenciaron sus sonoras cumbias, no se
encienden sus luces rojas, no están las chicas en la ventana llamando
con sus linternas, pero quizá toda la provincia sea un gigantesco
burdel, "triste como un prostíbulo al mediodía".
Vía,fuente:
http://www.agenciawalsh.org/aw/index.php?option=com_content&view=article&id=9535:santa-cruz-no-escapa-al-qmodeloq&catid=45:t-de-p&Itemid=75
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