En los últimos años, el fenómeno
del ‘acaparamiento mundial de tierras’ ha despertado una gran atención,
entre otras cosas por el enorme auge de las operaciones comerciales y
especulativas sobre tierras y la consiguiente desposesión de comunidades
rurales. Estas operaciones se ven impulsadas sobre todo, aunque no
exclusivamente, por la producción y la exportación a gran escala de
alimentos y agrocombustibles. Ahora, comienzan a sonar las alarmas sobre
otro fenómeno paralelo, el del ‘acaparamiento mundial de aguas’, por el
que este recurso se estaría convirtiendo en otra gran mercancía, en un
‘oro azul’ ansiado por Estados e inversores de todo el mundo. El agua se
ha convertido en un nuevo objeto de apropiación y representa un factor
fundamental en numerosos ámbitos, como el medio ambiente, la energía,
los alimentos y el desarrollo. En esta guía básica, se tratan doce
preguntas claves sobre el creciente fenómeno del acaparamiento de aguas.
¿Qué es el ‘acaparamiento de aguas’?
El término ‘acaparamiento de aguas’ –o
‘apropiación de aguas’– alude a aquellas situaciones en que actores
poderosos asumen el control de valiosos recursos y cuencas de agua para
su propio beneficio, privando de ellos a las comunidades locales cuyo
sustento depende de estos recursos y ecosistemas.1
La capacidad de hacerse con el control de los recursos está vinculada
con procesos de privatización, mercantilización y apropiación de bienes
comunes. Estos procesos convierten el agua de un recurso abierto y al
alcance de todos y todas a un bien privado cuyo acceso debe negociarse y
suele basarse en la capacidad de pago. El acaparamiento de aguas se
manifiesta en formas muy diversas, desde su extracción para grandes
monocultivos de producción industrial de alimentos y combustibles a la
construcción de represas fluviales para energía hidroeléctrica, pasando
por la apropiación corporativa de recursos de agua públicos. El fenómeno
también forma parte inherente de un modelo de desarrollo que se ve
reforzado por el comercio de ‘agua virtual’.
El acaparamiento de aguas no es un
fenómeno nuevo y comparte muchos rasgos con otros acaparamientos de
recursos y con lo que suele conocerse como ‘el cercamiento del
patrimonio común’ o ‘de bienes comunales’.2
La nueva dimensión del acaparamiento de aguas contemporáneo es que los
mecanismos para apropiarse de los recursos hídricos y convertirlos en
bienes privados están mucho más avanzados y cada vez más globalizados, y
sujetos a leyes internacionales sobre inversiones extranjeras y
comercio exterior. Por ese motivo, existe una preocupación muy real de
que la nueva generación de ‘Mulhollands’ –el superintendente de Los
Ángeles que hizo tristemente famoso el acaparamiento de aguas a
principios del siglo XX– se beneficie de este escenario en detrimento de
las comunidades y los ecosistemas locales, y a una escala sin
precedentes (véase el cuadro 1). En el contexto de la ‘crisis mundial de
agua’, en que 700 millones de personas de 43 países viven por debajo
del umbral de estrés de agua, 1.700 metros cúbicos por persona, es
urgente y necesario poner fin a los procesos que persiguen su
acaparamiento.3
Cuadro 1. ¿Un nuevo Mulholland?“Hace cien años, William Mulholland, superintendente del Departamento de Agua de Los Ángeles, resolvió el problema de la escasez de agua de la ciudad mediante un método innovador y brutalmente eficiente: ‘la apropiación de los recursos hídricos’. Mediante la imposición de la transferencia del agua utilizada por los agricultores del valle de Owens, a más de 300 km, permitió que Los Ángeles tuviera una de las tasas de crecimiento más elevadas de Estados Unidos. Los tiempos han cambiado. Actualmente, los californianos resuelven las disputas relacionadas con el agua en los tribunales. Pero en los países en desarrollo, la competencia por el agua se está intensificando a una velocidad alarmante, produciendo intensos conflictos, a veces violentos. El peligro es que el modelo de Mulholland reaparecerá con otra apariencia y el poder dictará los resultados sin ninguna preocupación por la pobreza y el desarrollo humano.”.Fuente: PNUD (2006) Resumen del Informe sobre desarrollo humano 2006 – Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua |
El acaparamiento de aguas es una de las
expresiones de un modelo de desarrollo económico en que la acumulación
de capital está vinculada con el creciente control de recursos naturales
abundantes y baratos, entre los que estarían los alimentos, el agua y
la energía. El estallido de la crisis financiera mundial en 2008,
acompañado de una extraordinaria subida de los precios de las materias
primas y una creciente especulación financiera con los alimentos, ha
provocado una nueva oleada de acaparamientos de tierras, aguas y
recursos, mediante los que gobiernos e inversores buscan garantías que
no pueden proporcionar unos mercados cada vez más volátiles e
inestables.4
En efecto, la interrelación entre seguridad hídrica, energética y
alimentaria es muy relevante y merece la pena analizarla con mayor
detalle.
El incremento gradual de los precios del
petróleo y la creciente preocupación de que se haya alcanzado ya ‘el
pico del petróleo’ han disparado señales de alarma sobre la alta
dependencia de los combustibles fósiles que caracteriza a las economías
modernas. La búsqueda de alternativas a las fuentes de energía no
renovables se ha centrado en gran medida en los agrocombustibles:
cultivos como la palma aceitera, la jatrofa, la caña de azúcar y la
soja, que se producen como fuente de combustible líquido para el sector
del transporte y varios usos industriales. En Asia, África y América
Latina se ha producido un verdadera explosión en la producción de
agrocombustibles, que se ha visto aún más intensificada por decisiones
gubernamentales como la Directiva sobre energías renovables de la Unión
Europea (UE) y un gran número de subsidios y préstamos preferenciales.5
Sin embargo, la idea de que los agrocombustibles representan una fuente
de energía limpia y eficiente se ha demostrado claramente errónea,
entre otras cosas por la enorme cantidad de agua que se necesita en el
ciclo de producción: desde el riego de los cultivos al lavado de la
cosecha, pasando por la refrigeración de las calderas durante el
procesado. Por ejemplo, en el caso del cultivo de caña de azúcar para
producir etanol, se necesitan 7.000 litros de agua para obtener 12
kilogramos de azúcar, necesarios para conseguir un litro de etanol.6
En ocasiones, la alta intensidad hídrica que supone producir
agrocombustibles no se tiene en cuenta, lo cual entraña consecuencias
catastróficas para otros usuarios de agua (véase el cuadro 2).
Del mismo modo que el incremento de los
cultivos para combustibles refleja la búsqueda por parte de Estados e
inversores de suministros estables y baratos de energía en
circunstancias de competencia y crisis económica, la apropiación de
recursos de agua para cultivar alimentos se basa en una lógica parecida.
Como los precios de los alimentos se han disparado en los últimos años,
un creciente número de países y de grandes corporaciones
agroindustriales están intentando reducir su dependencia de los mercados
internacionales involucrándose directamente en la producción agrícola.
Este factor, por ejemplo, es de gran relevancia en los proyectos de
muchos Estados del Golfo, ya que sus propios recursos de agua están al
límite y el coste de la importación de alimentos no cesa de aumentar (se
calcula que dicho coste representa hasta un tercio de la inflación
experimentada en la región).7
Así pues, apropiarse de tierras y aguas para producir alimentos en
otros países es visto como una estrategia de estabilización económica y
como un medio para protegerse contra la inflación a largo plazo. Lo
mismo puede decirse de las corporaciones agroindustriales, que han dado
un giro hacia una mayor integración vertical con el objetivo de
garantizar sus márgenes de beneficio y ejercer más control en toda la
cadena de valor.
Cuadro 2. Primero los combustibles y después los campesinos: el caso de ProCana en MozambiqueEn
2007, la compañía londinense Central African Mining and Exploration
Company (CAMEC) y el gobierno de Mozambique establecieron un acuerdo
para desarrollar un proyecto de producción de etanol a partir de caña de
azúcar en una superficie de 30.000 hectáreas. Como el proyecto –
llamado ProCana– necesitaba 407 millones de metros cúbicos de agua al
año para las plantaciones de azúcar, CAMEC obtuvo una licencia del
gobierno mozambiqueño que le permitía extraer grandes reservas de agua
de la represa de Massingir. Sin embargo, un estudio independiente
demostró que esas reservas solo bastaban para cubrir el 60 por ciento
del volumen necesario y que, por encima de ese nivel, la seguridad
hídrica de los agricultores y pastores de subsistencia que dependía del
caudal por debajo de la represa se vería gravemente comprometida.
Actualmente, después de que la compañía CAMEC se retirara del proyecto,
este está suspendido, pero el gobierno mozambiqueño está buscando otros
inversores para retomar la iniciativa. Fuente: Borras, Fig y Monsalve (2011) The Politics of Agrofuels and Mega-land and Water deals: Insights from the ProCana case, Mozambique: http://www.tni.org/paper/politics-agrofuels-and-mega-land-and-water-deals |
Mientras tanto, se está dando también el creciente fenómeno de los ‘cultivos comodín’ (flex crops),
es decir, cultivos que tienen distintos usos (alimentos, forraje,
combustible, material industrial) y que se pueden intercambiar de forma
fácil y flexible en función de varios factores, como el cambio de las
señales de precios en los mercados globales.8
Entre estos cultivos, se encontrarían algunos de los que requieren una
mayor intensidad de agua y/o generan una mayor destrucción de cuencas y
bosques autóctonos: la soja (forraje, alimentos, biodiésel), la caña de
azúcar (alimentos, etanol), la palma aceitera (alimentos, biodiésel,
usos comerciales/industriales) y el maíz (alimentos, forraje, etanol).
El sector de los cultivos comodín, por ejemplo, es uno de los que está
experimentando un crecimiento más acelerado en América Latina hoy en
día.9
Además de los cultivos comodín, puede que estemos presenciando también
una creciente tendencia hacia los ‘árboles comodín’, es decir,
monocultivos de árboles que se pueden destinar a varios fines, como
madera para construcción y muebles, madera para virutas y tacos de
madera, y actividades de (re)forestación para la captura de carbono y
otros llamados ‘servicios ambientales’. Si bien el impacto de las
plantaciones de árboles sobre los ecosistemas y los usuarios locales
desde el punto de vista de la (re)asignación de agua es complejo y viene
determinado por muchos factores, cada vez hay más pruebas de que las
repercusiones en los ecosistemas y las comunidades locales pueden ser
extremadamente negativas.10
A pesar de los riesgos, los datos oficiales muestran que la superficie
global destinada a las plantaciones de árboles está creciendo a un ritmo
medio de aproximadamente el 2 por ciento anual; los índices más altos
se concentran, concretamente, en América Central y del Sur, el Caribe y
Asia.11
Los factores que impulsan el
acaparamiento de aguas ponen de manifiesto cómo la acumulación de
capital por parte de las corporaciones está estrechamente relacionado
con el control de recursos naturales como el agua. Es en este contexto
en el que cabe cuestionar la tendencia a convertir todos los debates en
torno al agua, los alimentos y la energía en temas de seguridad:
seguridad hídrica, seguridad alimentaria, etcétera. Con esto, se corre
el peligro de conferir un grado de legitimad a la apropiación privada de
los recursos de agua. Entender que el acaparamiento de aguas tiene
menos que ver con una verdadera preocupación por la disponibilidad de
reservas de agua, alimentos y energía (lo cual comportaría una cierta
consideración por su conservación y uso sostenible) y mucho más con
garantizar la rentabilidad de ciertas economías y compañías que venden a
los mercados globales y se abastecen de ellos constituye el primer paso
para rechazar esta lógica. En efecto, el peligro del acaparamiento de
aguas está en la capacidad de ciertos actores para usar su poder con el
fin de explotar las preocupaciones, tanto reales como supuestas, en
torno a la escasez de agua.
En el acaparamiento mundial de aguas
participa una gran diversidad de actores, tanto recién llegados como más
tradicionales. Entre ellos estarían fondos de inversión especializados
en agua, transnacionales del agua y toda una serie de actores cuyas
actividades dependen del comercio de ‘agua virtual’.
Una de las novedades más sorprendentes
de los últimos años es la creación de fondos privados en que el agua es
un componente importante de la cartera de inversiones. En 2008, Rabo
Farm Europe Fund, un fondo de capital privado perteneciente al banco
holandés Rabobank, y el banco suizo Bank Sarasin crearon el ‘Fondo
AgriSar’. Entre sus principales objetivos está la inversión en recursos
hídricos, señalando que “la monetización del agua está apenas
comenzando, en un momento en que un recurso antes gratuito gana valor de
escasez, y vemos oportunidades para las compañías que puedan asegurar y
gestionar su suministro”.12
Está claro, por tanto, que para los fondos de capital privado como
AgriSar, la ‘crisis mundial de agua’ representa una oportunidad de
negocio muy lucrativa.
En la industria global del agua se puede
observar una tendencia parecida. Las corporaciones privadas, en efecto,
se dedicaron durante gran parte de la última década a intentar tomar el
control de servicios de agua que antes eran públicos en países como
Perú, Bangladesh y Sudáfrica. En esta industria global del agua, hay
también grandes monopolios; de hecho, dos corporaciones francesas,
Vivendi y Suez, dominan en torno al 70 por ciento del mercado de los
servicios de agua de todo el mundo.13
La imposición de un modelo de servicio de agua que persigue el lucro,
que se basa en la ‘capacidad de pago’ y que se orienta hacia un mayor
nivel de consumo de agua no augura nada bueno para las necesidades de
los sectores pobres ni para la conservación de este recurso. Sin
embargo, este modelo se ha topado también con importantes resistencias, y
muchas comunidades han luchado y han conseguido poner fin a los
intentos de privatización.14
De hecho, son cada vez más las ciudades que están ‘remunicipalizando’
el agua, es decir, recuperando su gestión local y pública.15
Cuadro 3. Principios campesinos frente a beneficios de la agroindustriaEn
el valle bajo del río Piuria, al norte de Perú, la comunidad campesina
de San Juan Bautista de Catacaos había conseguido establecer un modelo
de producción agrícola cooperativo, diverso y bajo en insumos externos.
Dadas las condiciones semiáridas de la región, el manejo cuidadoso del
agua, respetando los límites ecológicos, era de vital importancia para
la supervivencia de la comunidad. Este imperativo de gestión sostenible
del agua fue sencillamente ignorado por una empresa de la agroindustria
que se instaló en 1.500 hectáreas de la región. Para producir pimientos,
pimentón, bananas orgánicas, azúcar orgánico, arroz, cebollas y uvas
que necesitaban un gran volumen de agua, la empresa construyó una gran
planta de bombeo en un punto estratégico del río Piuria, además de
canales y estanques artificiales cercados por alambradas y patrullados
por guardias armados. Cada hectárea regada por la agroindustria supone
la pérdida de tres hectáreas de tierras productivas para la comunidad de
Catacaos, en su día floreciente y ahora enfrentando grandes
dificultades. Fuente: Van der Ploeg, J. D. (2008) The New Peasantries: Struggles for Autonomy and Sustainability in an Era of Empire and Globalization. Londres y Sterling, Earthscan |
Mientras tanto, la compañías de la
agroindustria están dando un giro hacia una mayor integración vertical y
cada vez ejercen más control sobre los recursos de agua. Este control
suele utilizarse para incrementar una agricultura que necesita grandes
cantidades de agua y que compite con modelos agrícolas más sostenibles y
localmente adaptados, y en ocasiones los desplaza por completo (véase
el cuadro 3).
Teniendo en cuenta los recursos hídricos
que se necesitan para la agricultura, podría decirse que el comercio
agrícola global es, a un nivel muy básico, “una gigantesca transferencia
de agua, en forma de commodities, desde regiones donde se la encuentra en forma abundante y a bajo costo, hacia otras donde escasea [y] es cara”.16
Este comercio de ‘agua virtual’, que no
solo se da en el caso de la agricultura, sino que afecta también al agua
usada para producir todo tipo de bienes y servicios y comerciar con
ellos, abre el debate sobre quiénes son los acaparadores de agua. En
concreto, exige que se comprendan los complejos vínculos entre
satisfacer la demanda de agua en una región y propiciar la escasez de
agua en otra. Un ejemplo de ello sería la política comercial ‘Todo menos
armas’ de la UE, que se ha demostrado que está fomentando la expansión
de grandes plantaciones de caña de azúcar, muy exigentes en agua, en
Camboya para su posterior exportación a Europa.17
Las causas del acaparamiento de aguas
son parecidas a las del ‘acaparamiento de tierras’, el fenómeno por el
que inversores adquieren o arriendan grandes extensiones de terrenos,
con impactos socio-económicos y medioambientales negativos. El control
de la tierra por parte de un determinado inversor suele ir acompañado
del correspondiente control sobre los recursos de agua de dicha tierra.
De hecho, el acceso al agua podría ser incluso el elemento más valioso
del acuerdo. Más aún si se tiene en cuenta que los gobiernos anfitriones
intentan atraer a los inversores ofreciéndoles concesiones con respecto
al uso del agua. En Malí y en Sudán, por ejemplo, se ha otorgado a los
inversores un acceso ilimitado al agua, de forma que puedan usar toda la
que necesiten.18
Algunos inversores internacionales acuerdan construir infraestructuras
de agua a cambio de la adquisición o el arrendamiento de tierras. El
gobierno libio, por ejemplo, construyó un canal de riego a cambio de
100.000 hectáreas de tierras en Malí.19
Adquirir tierras para poder acceder a
recursos de agua y controlarlos es algo de especial importancia para los
países que se enfrentan a la escasez de estos. Se prevé que las fuentes
renovables de agua en los Estados del Golfo se agoten en las próximas
tres décadas.20
Las implicaciones de esta escasez de agua son muy profundas. Arabia
Saudí, antes exportador neto de trigo, prevé poner fin a la producción
nacional de este grano en 2016 debido al agotamiento progresivo de las
reservas de agua dulce en el país.21
El país busca ahora compensar esta pérdida en la producción de
alimentos nacional mediante la adquisición de tierras agrícolas en el
extranjero (véase el mapa 1), transfiriendo así gran parte de la presión
sobre los recursos de agua que genera la producción agrícola a otros
países. Esta es una estrategia que seguirán muy probablemente otros
países con escasos recursos hídricos, que intentarán así asegurarse el
acceso a reservas de agua y resolver este problema interno adquiriendo
tierras en el exterior.
El acaparamiento de tierras y el de
aguas también se relacionan entre sí en la medida en que ambos conllevan
un modelo de uso del agua caracterizado por la explotación, la
exclusión y la especulación. El acaparamiento de tierras y aguas se ve
impulsado por la producción de cultivos alimentarios y de otro tipo en
grandes plantaciones de monocultivo. Estos monocultivos, que se basan en
la aplicación de prácticas productivas industriales, orientan la
agricultura hacia la maximización de los beneficios; el agua es vista
simplemente como una materia prima que posteriormente se convertirá en
mercancías de mayor valor. El hecho de que las grandes plantaciones de
monocultivo necesiten enormes cantidades de agua y utilicen hasta diez
veces más que los sistemas agrícolas biodiversos deja de ser un
problema, siempre que se puedan superar externamente una serie de
restricciones biofísicas, incluso aunque eso suponga recurrir al
acaparamiento de tierras y aguas.
Cada vez se cuestiona más la falsa idea
de que los monocultivos son la forma más eficiente (y por tanto, también
la mejor para conservar recursos) de organizar la producción agrícola.
Por ejemplo, mientras que la producción de caña de azúcar sigue
expandiéndose a gran velocidad en Brasil, esta ha ido acompañada en los
últimos años de un descenso en la productividad, lo cual apunta a que el
incremento en los niveles de producción se debe a la expansión de la
superficie ocupada por monocultivos.22
Así pues, la rentabilidad de la producción de caña de azúcar en Brasil
depende de que se siga avanzando aún más en los procesos de
acaparamiento de tierras y aguas.
5. ¿Qué
impactos tiene el acaparamiento de aguas sobre los medios de vida, la
seguridad alimentaria y los entornos acuáticos locales?
La reclamación de los recursos locales
de agua por parte de los inversores externos suele justificarse en
nombre del desarrollo. La idea es que garantizar unas reservas
suficientes de agua para el buen funcionamiento de los proyectos
comerciales ayudará a generar empleo, impulsar la productividad
agrícola, contribuir a la creación de nuevas infraestructuras y abrir
nuevas entradas de ingreso para el gobierno. Si estos proyectos se
gestionaran de manera sostenible e incluyeran procesos de consulta
adecuados con las comunidades afectadas, puede que algunos de estos
beneficios, en efecto, se materializaran. En muchos casos, sin embargo,
estas promesas de desarrollo se contradicen con la realidad sobre el
terreno.
En lo que se refiere a los medios de
vida, uno de los principales problemas está en la incapacidad o en la
renuencia de inversores y gobiernos a documentar y registrar cómo se
usan las aguas o las tierras antes de que estas sean arrendadas o
transferidas. Por lo general, los recursos de tierras y aguas que forman
parte de los acuerdos comerciales suelen describirse como
‘inutilizados’, con lo que su traspaso a manos de los inversores no
supone problema alguno. Esto, no obstante, supone obviar el valor de las
tierras y aguas para la vida de las comunidades rurales, que dependen
de estos recursos no solo para mantener sus medios de vida, sino también
para asegurar su identidad social y cultural. Los acuerdos comerciales
de inversión que solo valoran las tierras y aguas desde el punto de
vista económico suelen pasar por alto estas dimensiones. Las comunidades
rurales, que por lo común practican una agricultura de pequeña escala,
no pueden competir por la atención del gobierno cuando hay otros actores
que están ofreciendo una gran inversión de capital. En consecuencia,
las comunidades quedan marginadas y se privilegian las grandes
iniciativas comerciales (véase el cuadro 4).
El arroz saudí por encima de las necesidades locales en EtiopíaEn
la región etíope de Gambela, el gobierno está obligando a varias
comunidades locales a renunciar a sus tierras ancestrales para dar paso a
una plantación de arroz de 10.000 hectáreas gestionada el propio
gobierno etíope y la compañía Saudi Star Agricultural Development Plc.
La plantación de arroz está situada en las márgenes del río Alwero, que
es también una fuente clave de agua para las comunidades rurales de la
zona que practican la pesca, el pastoreo y la agricultura itinerante.
Los derechos al agua de estas comunidades, vistas como marginales e
improductivas desde el punto de vista económico por parte del gobierno
etíope, se están viendo desplazados por las necesidades de agua de la
empresa Saudi Star, a la que el gobierno de Etiopía no ha impuesto
ningún límite sobre el uso de agua, ningún control de protección
ambiental ni ningún mecanismo para supervisar los efectos del incremento
de consumo corporativo de agua para el resto de usuarios. Ahora se ha
convocado una licitación para construir una serie de canales de cemento
de 30 kilómetros para transportar agua desde el río Alwero hasta la
plantación de arroz y también se está planificando una nueva represa en
ese mismo río para que la compañía Saudi Star pueda disponer de un mayor
volumen de agua. Fuente: Horne, F. y F. Mousseau (2011) Understanding Land Investment Deals in Africa – Country Report: Ethiopia. Oakland, Oakland Institute |
La mala gestión de los recursos hídricos
por parte de compañías privadas puede también acabar teniendo
repercusiones catastróficas que van mucho más allá de las actividades
físicas inmediatas de dichas compañías. Cuando la gestión del agua no
funciona como debería y las fuentes se contaminan, puede verse afectado
todo el caudal del sistema fluvial. Las filtraciones de residuos tóxicos
que se producen en las plantaciones de palma aceitera en Indonesia, por
ejemplo, además de provocar que las aguas de los ríos no sean potables,
están matando a los peces y a otras formas de vida acuática.23
Las plantaciones afectan también de forma muy importante a los patrones
de drenaje naturales, lo cual conduce al agotamiento del agua en los
ríos cercanos y a un incremento de las inundaciones durante la estación
de lluvias.24
Las plantaciones de caña de azúcar en Brasil, por ejemplo, situadas
junto a ríos y lagos, han causado la pérdida de hábitats y especies
debido a la deforestación y al uso de lodos tóxicos (un producto
derivado del procesamiento de etanol) como fertilizantes, lo cual ha
contaminado ríos y aguas subterráneas.25
El acaparamiento de aguas no se limita a
la extracción directa de agua para producir alimentos, combustibles y
cultivos comodín, sino que conlleva también varios tipos de
infraestructuras como represas, embalses, centrales hidroeléctricas,
canales y sistemas de riego que desvían y agotan las fuentes de agua, y
que pueden llegar a afectar a cuencas fluviales enteras (véase el cuadro
5). Los gobiernos suelen ver estos proyectos que requieren grandes
inversiones de capital como algo imprescindible para potenciar el
desarrollo económico. Sin embargo, el quid de la cuestión es:
¿desarrollo económico para quién? El gobierno brasileño, por ejemplo,
está realizando grandes inversiones en la construcción de centrales
hidroeléctricas arguyendo que la hidroeléctrica es una fuente de energía
renovable, muy eficiente y, una vez finalizadas las obras de
construcción de la infraestructura, barata. Sin embargo, este proceso ha
ido también acompañado de la privatización del suministro energético,
que ha puesto la energía hidroeléctrica al servicio de grandes compañías
transnacionales –como grandes conglomerados mineros, metalúrgicos y de
supermercados–, que reciben la energía a una tarifa hasta diez veces más
baja que la pagada por la población general.26
En consecuencia, los brasileños de a pie han experimentado un
incremento en las tarifas de más del 400 por ciento en los últimos diez
años, aunque el 80 por ciento de la energía en Brasil provenga de
centrales hidroeléctricas.27
Mientras que las hidroeléctricas han
generado una polémica notable, las inversiones en sistemas de riego se
ven en ocasiones bajo una luz más favorable, ya que estos sistemas son
críticos para producir alimentos y, por lo tanto, pueden ayudar,
potencialmente, a mejorar la seguridad alimentaria. Por este motivo,
muchos países han acogido con satisfacción la llegada de inversiones
extrajeras en sistemas de riego para modernizar la agricultura y
aumentar el rendimiento de los cultivos. Sin embargo, aunque es cierto
que el rendimiento de los cultivos en tierras de regadío es, como
promedio, de dos a tres veces más alto que los situados en tierras de
secano, esto no se traduce automáticamente en una mayor seguridad
alimentaria. El riego rara vez se introduce de forma aislada, sino que
suele formar parte de un ‘paquete de tecnología’ que incluye
fertilizantes, pesticidas y, a veces, pasar a la mecanización. Aunque
este ‘paquete de tecnología’ puede estar inicialmente subsidiado por
gobiernos u otras entidades, permitiendo así a todos los campesinos
participar en el ‘cambio tecnológico’, con el tiempo esos subsidios se
suelen eliminar, dejando a los campesinos cargar con el incremento en el
coste de los insumos. Esto puede abocar a la ruina a los hogares con
menos recursos. Si se examina con detenimiento cómo se distribuyen los
beneficios de los planes de sistemas de riego y cómo estos reestructuran
las relaciones sociales basadas en la tierra, se llega a una visión
menos optimista de las ventajas de las inversiones extranjeras en las
infraestructuras de agua.
Cuadro 5. Las represas ahogan los medios de vida en el río MekongLa
cuenca del río Mekong es muy extensa; se calcula que sirve de apoyo a
hasta 100 millones de personas a lo largo de sus 5.000 kilómetros de
recorrido fluvial, que atraviesa China, Myanmar, la RPD Lao, Tailandia,
Camboya y Vietnam. Las comunidades pescadoras, en particular, dependen
en gran medida del río Mekong. Sin embargo, el acaparamiento de aguas
para construir represas hidroeléctricas está impidiendo que los peces
migratorios lleguen a sus zonas de desove y están reteniendo los
sedimentos ricos en nutrientes que mantienen los ecosistemas acuáticos y
la pesca en el interior. Con un total de 50 represas en toda su cuenca,
se calcula que solo permanece intacta el 46 por ciento de la
conectividad original del ecosistema del Mekong. Teniendo en cuenta que
se están estudiando aún más proyectos de infraestructuras, la batalla
por el río Mekong –como fuente de pesca o como fuente de energía– se
intensificará, sin duda, en los próximos años. Fuente: Schertow, J. (2008) Sacrificing the Mekong River Basin in the Name of Electricity: http://towardfreedom.com/home/content/view/1479/1/ |
La privatización y mercantilización de
los recursos de agua son mecanismos clave a través de los que se hace
efectivo el acaparamiento de tierras. La privatización de los recursos
hídricos no es un fenómeno nuevo, pero la nueva oleada de acaparamiento
de aguas le ha dado a este recurso una mayor prominencia como bien
comercial.
La privatización y el comercio de los
derechos sobre el agua que esta facilita puede llevar a que se expropien
o se vendan al mejor postor los derechos de las comunidades locales.
Este es un peligro especialmente real cuando los derechos sobre el agua
de las comunidades indígenas no están registrados, es decir, cuando
están sujetos a formas tradicionales y colectivas de gestión y no a un
control estatal formalizado. Por ejemplo, la Ley del agua de Mozambique
prioriza, en teoría, el uso del agua por parte de los hogares rurales
para las necesidades domésticas, el ganado y el riego de pequeñas
parcelas de cultivo.28
Sin embargo, al mismo tiempo, no exige que este ‘uso común’ esté
registrado, por lo que se hace ‘invisible’ ante los planes del gobierno y
muy vulnerable a la competencia de otros usuarios.
La asignación de derechos privados sobre
el agua a inversores es, por el contrario, altamente visible. Como tal,
la privatización del agua puede ser una forma de traspasar poder de las
comunidades locales a inversores privados, y un primer paso hacia la
erosión de modelos tradicionales y colectivos de manejo del agua.
Destruir la organización social de los
recursos hídricos y sustituirla por una forma privada e individualizada
de gestión basada en el mercado es uno de los principales objetivos de
la política neoliberal en materia de agua. Esta política se suele
presentar como una mejora progresista, ya que otorga el agua a sus
usuarios más eficientes y productivos, y ayuda a garantizar derechos
sobre este recurso. El problema de esta idea es que ignora por completo
las grandes desigualdades de poder entre los diversos actores del
mercado del agua. Los supuestos de la política neoliberal en materia de
agua solo se sostienen cuando todos los actores implicados son libres y
tienen una posición de igualdad en el mercado. Por supuesto, esto es una
falacia. Por este motivo, es necesario oponerse categóricamente a los
nuevos cercamientos de los recursos de agua, que posibilitan la
privatización de esta.
Uno de los principales problemas que
plantea el acaparamiento de aguas es cómo se deberían mediar las
demandas encontradas sobre el acceso al agua y el uso de esta. Se trata
de una cuestión jurídica, política y, en última instancia, moral. Desde
una perspectiva jurídica, existe un complejo conjunto de leyes
nacionales e internacionales que regulan la asignación de aguas. Uno de
los problemas de la actual oleada de acaparamientos es que los
inversores están apuntando a países donde no existe una legislación
nacional sobre los derechos de agua, o bien donde dicha legislación está
poco definida o mal aplicada. Sin la debida regulación y aplicación, se
corre el peligro de que sea el poder el que determine los resultados.
Teniendo en cuenta que el poder de negociación de las comunidades
locales es casi siempre menor que el de los inversores extranjeros
–quienes a veces gozan también del favor del gobierno–, son estas
comunidades las que tienen más que perder (véase el cuadro 6).
Cuadro 6. Flower power: el caso de la región etíope de OromiaLas
comunidades campesinas de la región de Oromia, en Etiopía, llevaban
generaciones gestionando el agua de manera colectiva, basándose en una
serie de reglas y principios tradicionales que concedían especial
importancia al uso compartido, la conservación y la rendición de cuentas
mediante encuentros regulares. Los distintos grupos de campesinos
recolectaban las tarifas, que se usaban para reparar el canal, pagar a
los guardas y para cubrir los costes administrativos.La situación cambió
drásticamente cuando en la región se establecieron nueve grandes
haciendas de flores y hortalizas, siete de las cuales están total o
parcialmente en manos de inversores extranjeros. Con la llegada de estas
haciendas, la estructura informal para la gestión del agua cambió por
completo. Los grupos de campesinos fueron reorganizados y se crearon
nuevas reglas. Entre estas, estaba doblar las tarifas por el uso del
agua, aumentar notablemente las sanciones por el incumplimiento de las
normas y un sistema de turnos entre las empresas inversoras y las
comunidades locales. De las normas vinculantes establecidas, cuatro eran
aplicables a las comunidades locales, y solo dos a las grandes
haciendas, que además tampoco estaban sujetas a ningún tipo de sanción.
Además, se descubrió que los inversores no seguían la regla sobre el
sistema de turnos acordado, y que sobornaban a los guardas para que les
abrieran las compuertas del canal de riego.Lógicamente, las comunidades
campesinas de Oromia consideran que este cambio en la asignación del
agua no es equitativo. Los campesinos han apelado a la Junta Regional de
Inversiones para que ponga fin a la violación de sus derechos por parte
de las grandes haciendas. Sin embargo, el gobierno etíope, que acoge
con entusiasmo toda inversión extranjera directa en su sector agrícola,
se ha puesto del lado de los inversores, dejando a las comunidades
locales de Oromia con pocas vías alternativas para actuar y con una
profunda sensación de impotencia. Fuente: Bues, A. (2011) Agricultural Foreign Direct Investment and Water Rights: An Institutional Analysis from Ethiopia. International Conference on Global Land Grabbing. University of Sussex, Brighton, LDPI |
9. ¿Cómo se pueden gestionar de forma equitativa y sostenible los recursos de agua transfronterizos?
Los sistemas fluviales no respetan las
fronteras internacionales. Por este motivo, el acaparamiento y la
extracción, el trasvase o la contaminación de recursos hídricos en una
región o país puede tener un impacto notable en la disponibilidad y la
calidad del agua en otra región o país. Así, la gestión de las aguas
transfronterizas de una cuenca hidrográfica es fundamental. En este
contexto, la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) se ha
presentado como “un proceso que promueve la gestión y el desarrollo
coordinados del agua, el suelo y los otros recursos relacionados, con el
fin de maximizar los resultados económicos y el bienestar social de
forma equitativa sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas
vitales”.29
El éxito de la GIRH depende en gran medida de la capacidad de los
Estados implicados en colaborar estrechamente para alcanzar acuerdos
sobre derechos y responsabilidades compartidos. El acaparamiento de
aguas, sin embargo, pone en peligro este espíritu de colaboración.
La ya complicada política hídrica de la
cuenca del Nilo, por ejemplo, se ha hecho aún mucho más difícil con el
incremento de las inversiones extranjeras en la región. Nuevos actores
como China, India y los Estados del Golfo están invirtiendo en grandes
plantaciones e infraestructuras de riego, agua e hidroeléctricas en todo
el río. China ha financiado, en total, ocho represas: dos en Egipto,
dos en Etiopía, una en Uganda, una en Burundi y una en la República
Democrática del Congo.30
Los inversores también han situado en su punto de mira la región etíope
de Gambela, donde se ha arrendado un millón de hectáreas a 896
compañías desde 2009.31
El hecho de que el gobierno de Etiopía otorgue libre acceso a los
recursos de agua ha sido uno de los factores clave. Este acceso
ilimitado al agua ha llevado a los inversores a adoptar actitudes
displicentes con respecto a la conservación y la gestión del agua, como
sería la mostrada por Karuturi, que se encuentra entre las 25 mayores
compañías del agronegocio del mundo y que cuenta con extensas
plantaciones de palma aceitera, caña de azúcar, arroz y cereales en la
región.
El efecto acumulativo de este incremento
en el uso del agua de los ríos en el Nilo Azul aún se desconoce. Lo que
está claro, sin embargo, es que los inversores extranjeros que se
dedican al acaparamiento de aguas –con el consentimiento y el estímulo
de los gobiernos anfitriones– están cambiando la geopolítica de la
región, poniendo en tela de juicio la ‘hidrohegemonía’ histórica de
Egipto. Este podría ser un cambio positivo si llevara a una visión común
para gestionar el agua y a un entorno propicio para desarrollar
proyectos conjuntos de inversión por parte de todos los países que
atraviesa el Nilo (hay algunos indicios de ello en la nueva Iniciativa
de la Cuenca del Nilo). Sin embargo, si conduce a la creciente adopción
de medidas unilaterales por parte de esos países y a la mayor extracción
de aguas por parte de los inversores extranjeros, la situación tendrá
graves consecuencias sociales y ecológicas. Puesto que todas las cuencas
fluviales están afectadas, en mayor o menor medida, por cambios
demográficos, económicos, climáticos y de uso de la tierra parecidos, el
éxito de la GIRH dependerá, ante todo, del acuerdo sobre un conjunto
común de valores. Si la integridad de estos valores se ve minada por una
suma cero, un modelo competitivo de extracción y uso de recursos, la
gobernanza de las cuencas fluviales se hará extremadamente difícil.
La GIRH propone el concepto de ‘valor
económico total’ como una vía para integrar en los análisis de
coste-beneficio el valor económico de los muchos servicios ecosistémicos
que realizan las cuencas fluviales. Este marco persigue corregir la
trayectoria de subsidios e incentivos perversos que normalmente se han
concedido a actividades de explotación industrial y comercial de
recursos, tremendamente perjudiciales para el medio ambiente. Un ejemplo
de ello puede encontrarse en Ulaanbaatar, en Mongolia, donde las
autoridades, enfrentadas a una escasez inminente de agua, están
intentando aprovechar otras reservas subterráneas y ampliar el
almacenamiento superficial de agua en la cuenca superior del río Tuul.
Estudios sobre el valor económico total han demostrado que la constante
degradación de la cuenca superior del Tuul le costará a la economía de
Mongolia en torno a 270 millones de dólares estadounidenses en los
próximos diez años; por su parte, la conservación del ecosistema
hidrográfico genera un retorno de 15 dólares al año por cada dólar
invertido.32
Así pues, la GIRH pone de manifiesto que la conservación de los
recursos hídricos es imperativo, algo que no se está dando actualmente
en la cuenca del río Mekong, donde “la confusión, las rivalidades y la
inacción” bloquean la gestión sostenible y local del agua.33
La escasez de agua supone un verdadero
problema para muchos países áridos. Con el cambio climático, la escasez
de agua en ciertas zonas ecológicas se exacerbará, ya que el
calentamiento global lleva a una mayor variabilidad de las lluvias y a
un creciente riesgo del descenso de las precipitaciones, el agotamiento
de las aguas subterráneas y la sequía.34
Por lo tanto, todos los usuarios de agua deben ajustar el impacto
previsto del cambio climático a las reservas de agua en el futuro.
En este contexto, la cuestión es qué
deben hacer los países que se enfrentan a una escasez de agua para
garantizar su seguridad hídrica.
Existen varias opciones, tanto basadas
en el suministro como en la demanda. En lo que se refiere al suministro,
los Estados pueden invertir en expandir los recursos de agua mejorando
las instalaciones para su almacenamiento y adoptando fuentes no
convencionales como el agua de mar, que se puede convertir en agua dulce
mediante técnicas de desalación. Ambas opciones son caras y exigen
importantes inversiones de capital y altos costes energéticos, por lo
que no están al alcance de los países con menos renta o pueden ir
acompañadas de impactos ambientales. Las opciones basadas en la demanda
suelen ser más eficaces desde el punto de vista económico, social y
ecológico. Las iniciativas que se centran en el reciclado y la
conservación de aguas, así como en la reducción de las pérdidas y fugas
de agua pueden generar mejoras sustanciales.
Los defensores de las políticas
neoliberales en materia de agua sostienen que la privatización de este
recurso y los mecanismos de mercado son parte de la solución. Como ya se
ha comentado, esta idea parte de la falsa premisa de que el mercado
asigna el agua a los usuarios más eficientes y productivos y, por tanto,
minimiza las pérdidas. También afirman que, al tratar el agua como un
activo económico en lugar de como un bien público, se puede asignar a
este recurso un precio que esté en consonancia con su verdadero coste de
escasez, lo cual fomenta que se use de forma más moderada y sostenible
(véase el cuadro 7). De este modo, se presenta la escasez como una
oportunidad para ir avanzando hacia la creación de mercados privados de
agua.
Cuadro 7. ¿La moralidad de los mercados?“Los bajos precios –o en algunos casos la gratuidad– ha mantenido un uso excesivo: si los mercados entregaran automóviles Porsche a precios ínfimos, también estarían faltos de existencias.” (PNUD 2006: 30) |
Sin embargo, que los mercados privados
sean el mejor mecanismo para lograr un equilibrio entre la equidad y la
eficiencia en el uso del agua es algo muy cuestionable. Sin duda, se
deberían ofrecer incentivos para animar a los usuarios a preservar el
agua. Pero eso no tiene por qué corresponderse con la creación de
mercados privados, que pueden amenazar el derecho de las personas pobres
al agua, al vincular el acceso a esta con la capacidad de pago. En
lugar de eso, los gobiernos deberían poner fin a los subsidios perversos
que otorgan a las grandes industrias que hacen un uso intensivo del
agua y la malgastan, a los proyectos de lujo como campos de golf y
hoteles, y a aquellos inversores que buscan lucrarse con derechos al
agua y la tierra que los gobiernos anfitriones les ofrecen como
‘obsequio’. La crisis global del agua se debe en gran medida a la actual
trayectoria de desarrollo, que minusvalora el capital natural y no
integra los aspectos relacionados con la sostenibilidad, trasladando así
una enorme deuda ecológica a las futuras generaciones (véase el cuadro
8). Para poder abordar las verdaderas causas de la escasez de agua, esta
situación debe dar un giro radical.
Cuadro 8. La verdadera causa de la escasez“La escasez ha sido provocada por errores políticos. En lo referente a la gestión del agua, el mundo se ha dedicado a una actividad frenética comparable a un frenesí imprudente e insostenible de gastos financiados por crédito.” (PNUD 2006: 30) |
En lugar de aceptar las falsas
soluciones que proponen las políticas neoliberales, un enfoque basado en
los derechos –y no en los mercados– pone de relieve la obligación
fundamental de todos los Estados de respetar, proteger y hacer efectivo
el derecho humano al agua. Gracias a una memorable resolución adoptada
por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 30 de septiembre de 2010
y unos meses más tarde, en julio de 2010, por la Asamblea General de la
ONU, este derecho al agua no es solo un deber moral, sino uno derecho
humano jurídicamente vinculante y de obligado cumplimiento.35
Esto también incluye la obligación extraterritorial de los Estados a
garantizar que sus propios ciudadanos y terceras partes, como compañías
privadas, no violen el derecho al agua en otros países en cuanto a la
disponibilidad, la accesibilidad y la calidad del agua.
El reconocimiento del derecho al agua
debería conformar la base para regular los acuerdos de tierras y aguas.
Es muy urgente, por ejemplo, registrar todos los usuarios de agua y las
formas de gestión del recurso. Mientras que las políticas de agua
neoliberales persiguen destruir “la pluralidad de los derechos de agua,
las identidades del agua y los modos de gestión” para poder sustituirlos
por una lógica de mercado uniforme, un enfoque basado en derechos debe
comenzar por visibilizar estos derechos, identidades y modos como un
primer paso para luchar contra los acaparamientos.36
Para proteger el derecho al agua, los
Estados pueden adoptar varias medidas. Por ejemplo, cualquier
negociación que implique derechos de agua en un acuerdo sobre tierras
debe estar abierta a examen público y contemplar la debida consulta con
las comunidades afectadas, definidas en su sentido más amplio en función
de los estudios de impacto social y ambiental. Los Estados, además,
siempre deberían dar prioridad a las necesidades de agua de los usuarios
locales por encima de las reclamadas por los inversores externos.
Por otro lado, se debería establecer una
distinción fundamental entre el agua como un recurso vital y un bien
público (asociado con la satisfacción de necesidades básicas), algo que
no es negociable y se debe garantizar por encima de todo, y el agua como
un insumo para la producción de bienes, sobre lo que se deben aplicar
controles y restricciones legítimos.
No se puede permitir, por ejemplo, que
se otorguen derechos de agua a la agroindustria cuando estos afectan a
las necesidades de pequeños campesinos y campesinas que se dedican a la
agricultura de subsistencia o a la producción (precaria) de alimentos
para venderlos en mercados locales. Los Estados pueden dar mayor poder a
estos pequeños campesinos reconociendo los modelos tradicionales de
gestión del agua, y permitiendo a los usuarios tradicionales crear
asociaciones colectivas y solicitar permisos de agua. Cuando alguien
considera que su derecho al agua se está viendo denegado o violado,
debería tener la posibilidad de reclamarlo y de exigir una reparación
ante un tribunal. El derecho al agua es, en última instancia, una
cuestión de gobernanza que debe ser regulada por los Estados.
12. ¿Cómo se debate el ‘acaparamiento de aguas’ en los foros internacionales y qué podría proponer la sociedad civil?
Los foros de corte conservador, como el
Consejo Mundial del Agua y la Asociación Mundial del Agua, que mantienen
fuertes lazos con las grandes corporaciones de agua, promueven por lo
general una agenda que defiende la privatización de este recurso. Desde
el punto de vista de estos actores, la creación de mercados privados, la
asignación de derechos de agua y el comercio con estos son respuestas
racionales a la creciente escasez de agua en el mundo. Esta estrategia
cuenta también con el apoyo de instituciones multilaterales como el
Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los diversos bancos
regionales de desarrollo, que suelen vincular la concesión de ayudas con
la privatización de recursos hídricos.
La carta de
principios del Foro Alternativo Mundial del Agua, celebrado en la ciudad
francesa de Marsella en 2012, señala, con acierto, que “el agua es un
bien común de la Humanidad, vital para todos los seres vivos, y no una
mercancía”.37
Así pues, el agua se debería gestionar mediante servicios públicos y se
debería distribuir democráticamente entre sus diversos usuarios. Esta
idea, de hecho, refleja la realidad del suministro de agua en todo el
mundo, que en más de un 90 por ciento de los casos depende del sector
público.38
Teniendo en cuenta la experiencia del sector público en la prestación
de servicios de agua, los partenariados público-públicos y otros
mecanismos como la iniciativa de Partenariados entre Operadores de Agua
(WOP) y la Alianza Mundial de Partenariados entre Operadores de Agua de
la ONU (GWOPA), que apoyan el intercambio de conocimientos entre
organismos del sector público, son muy prometedoras para expandir el
acceso al agua.39
El acaparamiento de aguas, en el
contexto del acaparamiento de tierras, es una cuestión que ha saltado a
los titulares hace poco y es un ámbito aún poco estudiado. Espacios como
el Foro Alternativo Mundial del Agua de Marsella pueden contribuir en
este sentido, al llamar la atención sobre este tema y apuntar a las
evidencias que sugieren que el agua es un factor clave de los acuerdos
internacionales de tierras. Hay que poner de relieve los peligros que
entraña esta forma de inversión, con la que se corre el riesgo de violar
el derecho al agua de los pueblos. Teniendo en cuenta que muchos
ejemplos de acaparamiento de aguas suponen su extracción para la
agricultura industrial, es importante que la sociedad civil llame la
atención sobre prácticas agrícolas alternativas que ayuden a promover un
uso sostenible del agua. Entre estas, se encontrarían prácticas como la
captación de aguas, las tecnologías para el microrriego, el uso de
acolchados en los cultivos y la construcción de terrazas en laderas
rodeadas de arbustos y árboles que mejoran la capacidad del suelo para
captar y almacenar agua. La inspiración, ante todo, debería proceder de
las prácticas cotidianas de uso del agua de muchas comunidades
campesinas, como las de Catacaos y Oromia que aparecen en estas páginas,
cuyos sistemas de gestión del agua se basan en un entendimiento
intuitivo y tradicional del equilibrio ecológico que se debe lograr
entre seres humanos y naturaleza.
Jennifer Franco*
* Investigadora independiente que
colabora con el comité asiático para los programas de desarrollo
internacional (Asia Committee for International Development Programs)
dentro de la ONG Development and Peace (Developpement et Paix). Sus
trabajos anteriores se centran principalmente en los movimientos
sociales rurales y en la democratización de las Filipinas. Entre sus
libros publicados destaca Elections and Democratisation in the
Philippines (Routledge, 2001), así como un libro sobre derecho y la
probreza rural en Filipinas, que se saldrá a la luz próximamente (Ateneo
de Manila University Press, 2010). Ha publicado en revistas académicas
importantes como, por ejemplo, World Development, Journal of Agrarian
Change, Journal of Peasant Studies, Journal of Development Studies y
Critical Asian Studies.
Lecturas complementarias:
- Proyecto Justicia Agraria (http://www.tni.org/es/work-area/agrarian-justice) y Derecho al Agua (http://www.tni.org/es/work-area/water-justice) del Transnational Institute
- Woodhouse, P. y Ganho, S. (2011) ‘Is Water the Hidden Agenda of Agricultural Land Acquisition in sub-Saharan Africa?’, International Conference on Global Land Grabbing, Universidad de Sussex, Brighton, LDPI: http://www.tni.org/article/water-hidden-agenda-land-acquisition-africa
- Woodhouse, P. (2012) ‘New Investment, Old Challenges. Land Deals and the Water Constraint in African Agriculture’, Journal of Peasant Studies (próxima publicación).
- Balanya, Brennan, Kishimoto et al. (2007) Por un modelo público de agua: Triunfos, luchas y sueños. Transnational Institute y Corporate Europe Observatory: http://www.tni.org/es/archives/know/90
- Barlow (2011) Nuestro derecho al agua: Una guía para las personas para implementar el reconocimiento del derecho al agua y al saneamiento de las Naciones Unidas. Council of Canadians: http://canadians.org/water/documents/RTW/RTW-es-web.pdf
Notas
1 Mehta, Veldwisch y Franco (2012) ‘Water Grabbing? Focus on the (Re)appropriation of Finite Water Resources’, Water Alternatives Journal (próxima publicación): http://www.water-alternatives.org/index.php?option=com_content&task=view…
2 Para saber más sobre la historia y la definición del término, véase, por ejemplo: http://en.wikipedia.org/wiki/Enclosure (o una versión más breve en español: http://es.wikipedia.org/wiki/Cercamiento) y V. Shiva (1997) ‘El “cercado” de los bienes comunales’: http://www.redtercermundo.org.uy/tm_economico/texto_completo.php?id=1144
3 PNUD (2006) Resumen del Informe sobre desarrollo humano 2006 – Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua. Nueva York, PNUD.
4 Jones, T. (2010) The Great Hunger Lottery: How Banking Speculation Causes Food Crises: http://www.wdm.org.uk/food-speculation/great-hunger-lottery
5 Comunicado de prensa de RNCOS (3 de junio de 2008) ‘RNCOS Releases a New Report-Global Biofuel Market Analysis’: http://www.prlog.org/10077074-rncos-releases-new-report-global- biofuel-market-analysis.html
6 Mendonça, M. L. (2009) ‘Impactos del monocultivo de caña para la producción del etanol’ (Brasil), en M. S. Emanuelli, J. Jonsen y S. M. Suárez, Azúcar roja, desiertos verdes. Amsterdam, FIAN Internacional, FIAN Suecia, HIC-AL, SAL.
7 Woertz, E., S. Pradhan et al. (2008) Potential for GCC Agro-investments in Africa and Central Asia, Gulf Research Center.
8 Borras Jr., Spoor, M., Franco, J. et al. (2011) El acaparamiento de tierras en América Latina y el Caribe visto desde una perspectiva internacional más amplia. Informe elaborado para el seminario ‘Dinámicas en el mercado de la tierra en América Latina y el Caribe’, 14-15 de noviembre, Santiago de Chile.
9 Ibid.
10 Lohmann y Carriere (1996), Pulping the South: Industrial Tree Plantations and the World Paper Economy: http://www.wrm.org.uy/plantations/material/pulping.html; y otros documentos e informes: http://www.wrm.org.uy/inicio.html
11 PNUD (próxima publicación, 2012) Global Environmental Outlook (GEO) 5, Chapter on ‘Land’. Nairobi: UNEP.
12 Sarasin Agrisar (2010) Reasons Why. Product Flyer: www.sarasin.ch/internet/iech/en/index_ssol/uk_oeic_ssol/sarasin_agrisar_…
13 Polaris Institute (2003) Global Water Grab: How Corporations are Planning to Take Control of Local Water Services. Ottawa, Polaris Institute.
14 Hall, Lobina y de la Motte (2005) Public Resistance to privatisation in water and energy. Londres, PSIRU: http://www.psiru.org/reports/2005-06-W-E-resist.pdf
15 Véase http://www.remunicipalisation.org/
16 Zapatta, A. (2009) Consumo de agua en la agroindustria ecuatoriana, en M. S. Emanuelli, J. Jonsen y S. M. Suárez, Azúcar roja, desiertos verdes. Amsterdam, FIAN Internacional, FIAN Suecia, HIC-AL, SAL.
17 Bridges Across Border Cambodia y Transnational Institute (2010) Bittersweet: A Briefing Paper on Industrial Sugar Production, Trade and Human Rights in Cambodia: http://babcambodia.org/developmentwatch/cleansugarcampaign/bittersweet.pdf
18 Provost, C. (2011) ‘Africa’s Great “Water Grab”’, The Guardian: http://www.guardian.co.uk/global-development/poverty-matters/2011/nov/24… 2012
19 HLPE (2011) Tenencia de la tierra e inversiones internacionales en agricultura. Un informe del Grupo de expertos de alto nivel sobre seguridad alimentaria y nutrición del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. Roma.
20 Smaller, C. y H. Mann (2009) A Thirst for Distant Lands: Foreign Investment in Agricultural Land and Water. Winnipeg, International Institute for Sustainable Development.
21 HLPE (2011)
22 Xavier, C. V., F. P. Pitta et al. (2011) A Monopoly in Ethanol Production in Brazil: The Cosan-Shell Merger. Amsterdam, Milieudefensie y Transnational Institute.
23 Friends of the Earth, LifeMosaic, et al. (2008) Losing Ground: The Human Rights Impacts of Oil Palm Plantation Expansion in Indonesia – Executive Summary. Londres, Edimburgo, Bogor, Friends of the Earth, LifeMosaic, Sawit Watch.
24 Ibid.
25 Mendonça, M. L. (2009)
26 MAB (2009) ‘Agua, minería, agronegocio y modelo energético: ¿para qué? ¿para quién?’, en M. S. Emanuelli, J. Jonsen y S. M. Suárez, Azúcar roja, desiertos verdes. Amsterdam, FIAN Internacional, FIAN Suecia, HIC-AL, SAL.
27 Ibid.
28 Woodhouse, P. y A. S. Ganho (2011) Is Water the Hidden Agenda of Agricultural Land Acquisition in sub-Saharan Africa? International Conference on Global Land Grabbing. University of Sussex, Brighton, LDPI.
29 Martens, A. K. (2011) Impacts of Global Change on the Nile Basin: Options for Hydropolitical Reform in Egypt and Ethiopia. IFPRI Discussion Paper 01052, IFPRI.
30 Cascao, A. E. (2010) ‘New “Partners” on the Nile: You Have Access to My Land and Water if You Provide Me with Your Investment and Political Support’: http://www.slideshare.net/ana.cascao/ newpartnersonthenile
31 Cascao, A. E. (2011) Cooperation over Transboundary Water Resources in the Nile Basin: Potential, Obstacles and Challenges. Presentación ofrecida en la conferencia DANIDA Development Days. Copenhague.
32 Bach, H., T. J. Clausen et al. (2011) From Local Watershed Management to Integrated River Basin Management at National and Transboundary Levels. Vientiane, Lao PDR, Mekong River Commission.
33 Ibid.
34 Nellemann, C., M. MacDevette et al. (2009) The Environmental Food Crisis – The Environment’s Role in Averting Future Food Crises. A UNEP Rapid Reponse Assessment. Nairobi, UNEP.
35 The Rights to Water and Sanitation (2010) ‘Rights breakthrough: legal recognition of water and sanitation affirmed by UN’, http://www.righttowater.info/right-water-and-sanitation-affirmed/
36 Achterhuis, H., R. Boelens et al. (2010) Water Property Relations and Modern Policy Regimes: Neoliberal Utopia and the Disempowerment of Collective Action. Out of the Mainstream: Water Rights, Politics and Identity. R. Boelens, D. Getches y A. Guevara-Gil. Londres y Washington, DC, Earthscan: 27-56.
37 Foro Alternativo Mundial del Agua (2012) Carta: http://www.fame2012.org/es/acerca-de/carta/
38 George, S., M. Nhlapo et al. (2011) ‘The Politics of Achieving the Right to Water’: http://www.tni.org/article/politics-achieving-right-water
39 Ibid.
1 Mehta, Veldwisch y Franco (2012) ‘Water Grabbing? Focus on the (Re)appropriation of Finite Water Resources’, Water Alternatives Journal (próxima publicación): http://www.water-alternatives.org/index.php?option=com_content&task=view…
2 Para saber más sobre la historia y la definición del término, véase, por ejemplo: http://en.wikipedia.org/wiki/Enclosure (o una versión más breve en español: http://es.wikipedia.org/wiki/Cercamiento) y V. Shiva (1997) ‘El “cercado” de los bienes comunales’: http://www.redtercermundo.org.uy/tm_economico/texto_completo.php?id=1144
3 PNUD (2006) Resumen del Informe sobre desarrollo humano 2006 – Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua. Nueva York, PNUD.
4 Jones, T. (2010) The Great Hunger Lottery: How Banking Speculation Causes Food Crises: http://www.wdm.org.uk/food-speculation/great-hunger-lottery
5 Comunicado de prensa de RNCOS (3 de junio de 2008) ‘RNCOS Releases a New Report-Global Biofuel Market Analysis’: http://www.prlog.org/10077074-rncos-releases-new-report-global- biofuel-market-analysis.html
6 Mendonça, M. L. (2009) ‘Impactos del monocultivo de caña para la producción del etanol’ (Brasil), en M. S. Emanuelli, J. Jonsen y S. M. Suárez, Azúcar roja, desiertos verdes. Amsterdam, FIAN Internacional, FIAN Suecia, HIC-AL, SAL.
7 Woertz, E., S. Pradhan et al. (2008) Potential for GCC Agro-investments in Africa and Central Asia, Gulf Research Center.
8 Borras Jr., Spoor, M., Franco, J. et al. (2011) El acaparamiento de tierras en América Latina y el Caribe visto desde una perspectiva internacional más amplia. Informe elaborado para el seminario ‘Dinámicas en el mercado de la tierra en América Latina y el Caribe’, 14-15 de noviembre, Santiago de Chile.
9 Ibid.
10 Lohmann y Carriere (1996), Pulping the South: Industrial Tree Plantations and the World Paper Economy: http://www.wrm.org.uy/plantations/material/pulping.html; y otros documentos e informes: http://www.wrm.org.uy/inicio.html
11 PNUD (próxima publicación, 2012) Global Environmental Outlook (GEO) 5, Chapter on ‘Land’. Nairobi: UNEP.
12 Sarasin Agrisar (2010) Reasons Why. Product Flyer: www.sarasin.ch/internet/iech/en/index_ssol/uk_oeic_ssol/sarasin_agrisar_…
13 Polaris Institute (2003) Global Water Grab: How Corporations are Planning to Take Control of Local Water Services. Ottawa, Polaris Institute.
14 Hall, Lobina y de la Motte (2005) Public Resistance to privatisation in water and energy. Londres, PSIRU: http://www.psiru.org/reports/2005-06-W-E-resist.pdf
15 Véase http://www.remunicipalisation.org/
16 Zapatta, A. (2009) Consumo de agua en la agroindustria ecuatoriana, en M. S. Emanuelli, J. Jonsen y S. M. Suárez, Azúcar roja, desiertos verdes. Amsterdam, FIAN Internacional, FIAN Suecia, HIC-AL, SAL.
17 Bridges Across Border Cambodia y Transnational Institute (2010) Bittersweet: A Briefing Paper on Industrial Sugar Production, Trade and Human Rights in Cambodia: http://babcambodia.org/developmentwatch/cleansugarcampaign/bittersweet.pdf
18 Provost, C. (2011) ‘Africa’s Great “Water Grab”’, The Guardian: http://www.guardian.co.uk/global-development/poverty-matters/2011/nov/24… 2012
19 HLPE (2011) Tenencia de la tierra e inversiones internacionales en agricultura. Un informe del Grupo de expertos de alto nivel sobre seguridad alimentaria y nutrición del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. Roma.
20 Smaller, C. y H. Mann (2009) A Thirst for Distant Lands: Foreign Investment in Agricultural Land and Water. Winnipeg, International Institute for Sustainable Development.
21 HLPE (2011)
22 Xavier, C. V., F. P. Pitta et al. (2011) A Monopoly in Ethanol Production in Brazil: The Cosan-Shell Merger. Amsterdam, Milieudefensie y Transnational Institute.
23 Friends of the Earth, LifeMosaic, et al. (2008) Losing Ground: The Human Rights Impacts of Oil Palm Plantation Expansion in Indonesia – Executive Summary. Londres, Edimburgo, Bogor, Friends of the Earth, LifeMosaic, Sawit Watch.
24 Ibid.
25 Mendonça, M. L. (2009)
26 MAB (2009) ‘Agua, minería, agronegocio y modelo energético: ¿para qué? ¿para quién?’, en M. S. Emanuelli, J. Jonsen y S. M. Suárez, Azúcar roja, desiertos verdes. Amsterdam, FIAN Internacional, FIAN Suecia, HIC-AL, SAL.
27 Ibid.
28 Woodhouse, P. y A. S. Ganho (2011) Is Water the Hidden Agenda of Agricultural Land Acquisition in sub-Saharan Africa? International Conference on Global Land Grabbing. University of Sussex, Brighton, LDPI.
29 Martens, A. K. (2011) Impacts of Global Change on the Nile Basin: Options for Hydropolitical Reform in Egypt and Ethiopia. IFPRI Discussion Paper 01052, IFPRI.
30 Cascao, A. E. (2010) ‘New “Partners” on the Nile: You Have Access to My Land and Water if You Provide Me with Your Investment and Political Support’: http://www.slideshare.net/ana.cascao/ newpartnersonthenile
31 Cascao, A. E. (2011) Cooperation over Transboundary Water Resources in the Nile Basin: Potential, Obstacles and Challenges. Presentación ofrecida en la conferencia DANIDA Development Days. Copenhague.
32 Bach, H., T. J. Clausen et al. (2011) From Local Watershed Management to Integrated River Basin Management at National and Transboundary Levels. Vientiane, Lao PDR, Mekong River Commission.
33 Ibid.
34 Nellemann, C., M. MacDevette et al. (2009) The Environmental Food Crisis – The Environment’s Role in Averting Future Food Crises. A UNEP Rapid Reponse Assessment. Nairobi, UNEP.
35 The Rights to Water and Sanitation (2010) ‘Rights breakthrough: legal recognition of water and sanitation affirmed by UN’, http://www.righttowater.info/right-water-and-sanitation-affirmed/
36 Achterhuis, H., R. Boelens et al. (2010) Water Property Relations and Modern Policy Regimes: Neoliberal Utopia and the Disempowerment of Collective Action. Out of the Mainstream: Water Rights, Politics and Identity. R. Boelens, D. Getches y A. Guevara-Gil. Londres y Washington, DC, Earthscan: 27-56.
37 Foro Alternativo Mundial del Agua (2012) Carta: http://www.fame2012.org/es/acerca-de/carta/
38 George, S., M. Nhlapo et al. (2011) ‘The Politics of Achieving the Right to Water’: http://www.tni.org/article/politics-achieving-right-water
39 Ibid.
Vía:
http://www.elciudadano.cl/2012/10/25/59097/el-acaparamiento-mundial-de-aguas-guia-basica/
http://www.elciudadano.cl/2012/10/25/59097/el-acaparamiento-mundial-de-aguas-guia-basica/
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