Proceso 1872
JORGE CARRASCO ARAIZAGA
Doscientos soldados estadunidenses, apoyados por helicópteros
artillados y armamento de grueso calibre, realizan operaciones en
Guatemala, justo en la frontera con México. Su objetivo: combatir a los
cárteles de Sinaloa y de Los Zetas, organizaciones que se asentaron en
Centroamérica.
Oficialmente se trata de una operación conjunta entre los ejércitos
de Estados Unidos y Guatemala, denominada Martillo. Sin embargo es el
Comando Sur de la marina estadunidense el que dirige las acciones, en
tanto que sus soldados tienen privilegios e inmunidad en casos de
destrucción de bienes inmuebles o muertes de civiles.
Enrique Peña Nieto iniciará su gobierno en diciembre próximo con la frontera sur militarizada.
Estados Unidos y Guatemala decidieron desplegar tropas de los dos
países en la frontera sur de México para enfrentar a los cárteles de
Sinaloa y de Los Zetas en ese país centroamericano.
Desde mediados de agosto pasado, el Comando Sur del Ejército
estadunidense echó a andar en Guatemala la Operación Martillo contra el
narcotráfico, mientras que el gobierno de ese país instaló nuevas bases
militares en los límites con México.
En enero pasado, Estados Unidos intensificó su estrategia contra la
delincuencia Organizada en Centroamérica. Comenzó en Honduras y hace
casi un mes, en un escenario de guerra, desplegó cerca de 200 marines
apoyados con helicópteros artillados para perseguir directamente a las
organizaciones delictivas dominadas en Guatemala por Joaquín El Chapo
Guzmán y Los Zetas.
El centro de mando regional de la Operación Martillo en Guatemala
está ubicado en el Departamento de Retalhuleu, en la costa del Pacífico,
frente a Tapachula, Chiapas, aunque el plan abarca asimismo el mar
Caribe y el Departamento de San Marcos, fronterizo con Chiapas.
Desde Retalhuleu, el Comando Sur de Estados Unidos (Southcom)
controla las operaciones de los 171 infantes de marina que estarán
destacados durante cuatro meses al sur de la frontera mexicana, aunque
podrían permanecer más tiempo.
La militarización de la frontera de Guatemala con México es uno de
los temas de la reunión de Peña Nieto con el presidente de Guatemala,
Otto Pérez Molina, prevista para el lunes 17, en el primer viaje del
priista como presidente electo.
Los militares estadunidenses desembarcaron en Guatemala el pasado 12
de Agosto con cuatro helicópteros de guerra UH-1N Huey, equipados con
armas de grueso calibre y con capacidad para transportar tropas y
misiles. Operan junto con 250 efectivos de las fuerzas de tierra, mar y
aire de Guatemala.
También fueron desplegados buques de la Armada y Guardia Costera
estadunidense, aviones de agencias federales y unidades de seguridad.
Los comandos conjuntos operarán asimismo en una base de Paracaidistas,
en la Costa del Pacífico, y otra en el Comando Aéreo Central del
territorio guatemalteco, desde donde podrán reaccionar en la persecución
de narcotraficantes. Uno de los objetivos del Comando Sur en las
costas centroamericanas son los semisumergibles que utilizan los
narcotraficantes para enviar droga a Estados Unidos vía México.
El sargento Earnest Barnes, vocero de los Cuerpos de Marina del
Comando Sur en Miami, explicó en agosto pasado la trascendencia de la
acción militar estadunidense en Centroamérica: “Este es el primer
despliegue de infantes de Marina que apoyan directamente la lucha contra
el crimen trasnacional en esta zona, y es la maniobra más grande de su
tipo que hemos emprendido en la región en mucho tiempo”.
Aunque los marines se desplegaron en Guatemala desde mediados de
agosto, el gobierno de Pérez Molina oficializó la presencia de las
tropas estadunidenses en su territorio el día 20 de ese mes, cuando en
el Diario Oficial informó que la operación en ese país durará 120 días.
En esa publicación, el gobierno guatemalteco aseguró que no se trata
del paso de un ejército extranjero por su territorio, sino de un
convenio de Libre Tránsito de Aeronaves Militares entre el gobierno de
Estados Unidos y Guatemala.
Con ese argumento, se saltó el permiso que debe dar el Congreso
guatemalteco para el paso de tropas extranjeras. El convenio les otorga
privilegios, exenciones e inmunidades a los militares y civiles
estadunidenses durante su estadía en Guatemala. Por ejemplo, los
estadunidenses se moverán con sus propios permisos y licencias,
transitarán libremente sin pagar peaje o derechos de ningún tipo,
utilizarán gratis el espectro de radiofrecuencia guatemalteco,
importarán y exportarán cuanto deseen en relación con sus actividades y
adjudicarán contratos sin rendir cuentas al país sede. Además, Guatemala
renuncia a cualquier reclamo por pérdidas, daños, destrucción de bienes
y lesiones o muerte de su personal civil o militar.
La operación en Guatemala fue puesta en marcha por el general del
Comando Sur Douglas Fraser, en la base aérea sur del Ejército de ese
país, con el aval del presidente Otto Pérez Molina, general en retiro
que asumió el poder en enero último bajo el principio de “mano dura”
contra la delincuencia.
En 1993, Pérez Molina, entonces director de Inteligencia del Ejército
de su país, fue el responsable de la aprehensión del Chapo Guzmán
cuando la avioneta en que se desplazaba el narcotraficante sinaloense se
desplomó en territorio guatemalteco.
A principios de año, el Comando Sur de Estados Unidos presentó la
Operación Martillo como un esfuerzo multinacional contra el narcotráfico
y la delincuencia organizada en las costas de Centroamérica, tanto en
el Pacífico como en el Atlántico.
Junto con los siete países de Centroamérica y Colombia, Francia,
España, Holanda y Reino Unido, además de Canadá, aparecen como
participantes, pero en la práctica es Estados Unidos quien la dirige.
Además de marines, que incluyen ingenieros de combate y equipos de
comunicaciones, hay efectivos de la Guardia Costera y de distintas
agencias estadunidenses.
Según el Comando Sur, la misión de la Operación Martillo es
monitorear las costas de Centroamérica a fin de detectar e interceptar
las rutas que los narcotraficantes usan para el contrabando de drogas,
armas, dinero y personas, por lo que no ha puesto fecha de término para
la operación en la zona. Técnicamente, los marines sólo usan sus armas
contra los narcotraficantes en caso de defensa y ayudan a las
autoridades locales a detener rápidamente a los delincuentes.
El plan referido comenzó en el Golfo de Honduras y se prolongó ahí
por cuatro meses. En ese país también hay una fuerte presencia de
cárteles mexicanos de la droga.
El despliegue de las tropas estadunidenses en Guatemala constituye
una segunda fase de la acción del Comando Sur en Centroamérica. En
julio pasado, el general John Kelly, comandante del Southcom, declaró
ante el Comité de Servicios Militares del Senado estadunidense que una
de sus tareas como comandante era el combate al narcotráfico.
De acuerdo con la publicación especializada de Estados Unidos Marine
Corps Times, los marines aterrizaron en Guatemala el 12 de agosto en
respuesta a una solicitud de ese país para combatir a los grupos de
delincuencia organizada, que han provocado allá la principal ola de
violencia desde la guerra civil del último tercio del siglo pasado.
El gobierno y la prensa local atribuyen esa violencia a la presencia
de los cárteles mexicanos de la droga, en particular desde que hace
algunos años llegaron Los Zetas para disputarle el control al Chapo
Guzmán. Luego de fugarse en 2001 del penal de máxima seguridad de Puente
Grande, Jalisco, el capo sinaloense ha utilizado a Guatemala como uno
de sus escondites
Las cifras de Southcom indican que desde el inicio de la Operación
Martillo se han incautado 78 toneladas de cocaína y cerca de seis mil
kilos de mariguana, tres millones y medio de dólares en efectivo, así
como 56 activos que incluyen submarinos, lanchas rápidas, avionetas y
otros vehículos.
Además del despliegue del ejército estadunidense, Pérez Molina
anunció, a principios de septiembre, la instalación de tres bases
militares en los departamentos de San Marcos, al occidente, Petén, al
norte, en la frontera con México, e Izabal, al noreste, en el Caribe. En
esas instalaciones también habrá agentes de la Policía Nacional Civil,
de Migración y Hacienda para el control del narcotráfico, contrabando y
tráfico de personas, según dijo el mandatario, quien ha anunciado la
instalación de por lo menos nueve bases militares en todo el país.
En la base del Petén fue instalada una Brigada Especial de
Operaciones de Selva, cuya tarea principal será combatir a los
narcotraficantes de la zona, dominada por Los Zetas. La unidad contará
con un comando de kaibiles, fuerzas especiales del Ejército guatemalteco
De este grupo de élite, que ha sido acusado de masacres y otras
graves violaciones a los derechos humanos, han desertado algunos
elementos para trabajar al servicio de narcotraficantes mexicanos.
En la frontera con México, el territorio que se ubica entre los
departamentos de Quetzaltenango, San Marcos, Huehuetenango y parte del
Quiché es considerado “tierra de nadie”; ahí no hay vigilancia y es zona
de disputa de los narcotraficantes.
En mayo de 2011, Los Zetas fueron responsabilizados de haber
masacrado a 27 campesinos en El Petén, en su acción más violenta desde
que se asentaron en Guatemala hace cinco años, en alianza con
narcotraficantes locales y desplazando de la zona al Cártel de Sinaloa.
Su principal lugar de operaciones es la ciudad de Cobán, a 205
kilómetros al norte de la capital guatemalteca, pero también se ubican
en los departamentos de Baja Verapaz, Alta Verapaz y Petén.
De acuerdo con una investigación realizada por este semanario el año
pasado el primer registro de Los Zetas en ese país se hizo en 2007,
cuando todavía era el brazo armado del Cártel del Golfo. Sus integrantes
fueron llamados por narcotraficantes locales que trabajan para esa
organización con el propósito de perpetrar ajustes de cuentas.
De acuerdo con la inteligencia civil y militar de Guatemala, el jefe
de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, ha operado directamente en ese
país, lo mismo que El Chapo Guzmán, quien incluso lo tiene como
escondite.
Tan sólo en la primera mitad del año pasado, el jefe del Cártel de
Sinaloa había sido ubicado tanto por el gobierno guatemalteco como por
la DEA cinco o seis veces en Guatemala, en la frontera con México y en
los límites con Honduras, custodiado por militares centroamericanos.
Incluso se ha refugiado en la propia capital de Guatemala.
A principios del año pasado, se le ubicó en el complejo residencial
Majadas, localizado en una de las zonas exclusivas, al norte de esa
ciudad, aledaño al hotel Tikal Futura.
El 9 de julio de 2001, a la salida de ese hotel fue ejecutado el
cantante y autor argentino Facundo Cabral, quien viajaba en un vehículo
con el empresario nicaragüense Henry Fariña, acusado de trabajar para
el Cártel de Sinaloa.
La organización controlada por El Chapo está presente en el vecino
país desde los años noventa, en la costa del Pacífico, donde ha
establecido lazos con narcotraficantes locales para traficar droga desde
Colombia.
Además, entró en contacto con familias de narcotraficantes guatemaltecas en la frontera con El Salvador.
La Operación Martillo en Centroamérica coincide con el plan del
Pentágono propuesto por Estados Unidos a México para que militares
estadunidenses organicen en territorio mexicano la detención del Chapo,
en una acción similar a la llevada a cabo por fuerzas especiales de ese
país para detener y ejecutar al jefe de la organización terrorista Al
Qaeda, Osama Bin Laden (Proceso 1867).
Vía:
http://apiavirtual.net/2012/09/22/%E2%80%9Cmarines%E2%80%9D-en-la-frontera-sur-de-mexico/#more-52183
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