miércoles, 26 de septiembre de 2012

México: ¿Dónde está Aleph Jiménez?.... Pedro Miguel


Pedro Miguel

Como ocurrió en otras localidades del país, el pasado 15 de septiembre, en Ensenada, Baja California, el movimiento #YoSoy132 y diversos ciudadanos libres protestaron, durante la ceremonia del Grito de Independencia, por el desastre en el que la gestión gubernamental ha hundido al país y por el flagrante desaseo en el proceso electoral reciente. Repitieron, allí, lo que miles de personas hicieron en otros puntos: agregar sin PRI al grito de Viva México. La policía municipal, bajo el mando del priísta Enrique Pelayo Torres, quien en su calidad de alcalde presidió la ceremonia, golpeó a periodistas y detuvo con lujo de violencia a 23 manifestantes, entre quienes se encontraba Aleph Jiménez Domínguez, de 32 años de edad, originario de Chetumal, maestro en ciencias, oceanógrafo, adscrito al Centro de Investigación Científica y Educación Superior (Cicese) de Ensenada y vocero de #YoSoy132 en esa ciudad.
Al día siguiente, Pelayo Torres divulgó una versión distorsionada de los hechos en la que se culpaba a los manifestantes por la violencia. Ante ello, el día 17, #YoSoy132, en una rueda de prensa en la que participó Aleph, divulgó videos en los que se ve con claridad cómo los efectivos policiales cargaron contra ciudadanos que ejercían su derecho a la libre expresión y manifestación (http://youtu.be/0uj8mMr2k9s) y responsabilizó de los hechos al alcalde y al director de la Policía Municipal, Alfredo Rosales Green. Ante la evidencia, el munícipe se vio obligado a ofrecer una disculpa pública por la brutalidad policial, que dejó un saldo de varios lesionados, entre ellos una mujer que requirió hospitalización, así como la destrucción de equipo de periodistas de la televisión estatal. Sin embargo, el funcionario se abstuvo de pedir perdón a los principales objetivos de la represión: los ciudadanos que protestaban de manera pacífica y legal.
Desde antes del 15, Aleph reportó que era vigilado y espiado desde una camioneta negra por un sujeto que luego estuvo presente en la ceremonia de la Independencia y coordinó, allí, el operativo policial contra los manifestantes. En los días posteriores, el acoso se incrementó. Aleph recibió llamadas telefónicas anónimas, fue seguido en forma permanente y vigilado por desconocidos, tanto en su domicilio como en su centro de trabajo. Para el día 19, el científico decidió pernoctar en casa de un amigo. El 20 se movió acompañado por compañeros, pero alrededor de las 16:30, cuando se dirigía a una sucursal bancaria, sus amigos perdieron contacto con él y desde entonces no se sabe nada de su paradero. El 21 de septiembre por la mañana, compañeros del activista presentaron una denuncia de hechos por la ausencia de Aleph. El 23 la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste elaboró un reporte (http://bit.ly/UqVKUx) en el que concluye que todos los datos del caso apuntan a que se trate de una desaparición forzada de persona por motivos políticos. Tanto #YoSoy132 como los familiares de Jiménez Domínguez y sus colegas en el CICESE han emprendido diversas acciones (http://bit.ly/QzMYT8) para exigir que se esclarezca su paradero y que aparezca sano y salvo.
La desaparición de Aleph no es un hecho aislado. Ocurre en un contexto caracterizado por una oleada de violencia en Ensenada (http://bit.ly/QzN25y) que se ha cobrado la vida, en lo que va del mes, de 12 personas de distintas edades y ocupaciones, entre ellas el doctor Francisco Lazo Valencia, del Instituto de Astronomía de la UNAM, y la ambientalista Cynthia Iriarte Crespo. Asimismo, tiene como telón de fondo la creciente represión ejercida por funcionarios priístas y panistas contra #YoSoy132. En la propia Baja California, el mismo día que en Ensenada los efectivos policiales de Pelayo Torres agredían sin razón a los manifestantes de ese movimiento, en Tijuana fue enviada una horda de golpeadores contra activistas del mismo movimiento que protestaban en forma pacífica.
Especulaciones aparte, sobre el alcalde Enrique Pelayo Torres recae una responsabilidad política concreta por la desaparición de Aleph y por el clima de violencia y represión que padece esa ciudad. Ello no exime, por supuesto, al gobernador bajacaliforniano, José Guadalupe Osuna Millán, ni a Felipe Calderón Hinojosa y a sus empleados encargados de la seguridad pública, de garantizar la vida y la integridad física de todos y cada uno de los habitantes de la entidad del noroeste y de la república en general. Más allá de eso, la lucha por la presentación con vida de Aleph Jiménez Domínguez es, por ahora, una forma concreta de resistir y detener los barruntos de violencia de Estado que han venido acompañando al proceso de imposición de Enrique Peña Nieto.
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