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El Barzón
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- Las cifras de la inflación a la primera quincena de julio confirman que México no está preparado para una nueva emergencia en materia de alimentos y de precios
Se debe rechazar las pretensiones de los grandes monopolios que han sido los eternos beneficiarios de las políticas económicas y la especulación |
El pasado lunes 23 de julio, El Barzón advirtió del riesgo de una
escalada de precios en alimentos básicos, propiciada por problemas de
oferta provocados por las políticas de abandono al campo, pero también
por la especulación que impunemente realizan los grandes monopolios,
intermediarios e importadores del sector, los grandes beneficiarios de
esa estrategia que promueve la concentración de los recursos
productivos.
Siguiendo la tendencia de los meses anteriores, en la primera quincena
de julio, nuevamente los mayores incrementos en los componentes del
índice de precios al consumidor se registraron en los Alimentos, bebidas
y tabaco, con un aumento de 0.35% para alcanzar un crecimiento anual de
6.53%, y en los productos agropecuarios, con un aumento de 2.25%, para
un aumento de 12.07% con respecto al nivel de la primera quincena de
julio de 2011. En particular, los precios de los productos pecuarios
crecieron 3.06%, para un crecimiento anual de 13.29%.
En esta ocasión fue el impacto del pollo y del huevo, este último con
una variación quincenal de 15.7%, pero los riesgos no se limitan a esos
productos en los que, por cierto la autoridad sólo amenazó con liberar
las importaciones de 132,000 toneladas, pero no actuó para frenar la
especulación y sancionar a quienes en cada período de crisis obtienen
ganancias extraordinarias. Es más, hasta el momento no ha dado a conocer
los cupos de importación sin arancel y los precios siguen altos. Qué
bueno que no aprueben las importaciones que sólo benefician a los
monopolios. Pero en cambio, sí es necesario que las autoridades actúen
para regular al mercado y sancionen a los especuladores y las prácticas
no competitivas.
En El Barzón estamos convencidos de que como consecuencia de las
políticas aplicadas en los últimos años, México está entrando en una
emergencia general de alimentos cuyas alzas de precios repercutirán en
un aumento en el número de pobres. Hay que recordar que, de acuerdo con
la Coneval, hoy hay 32.3 millones de mexicanos considerados “Vulnerables
por Carencia Social”, que no son pobres, pero corren el riesgo de
serlo.
Apenas en 2008, con el inicio de la crisis de alimentos, propiciada por
la voracidad de monopolios y especuladores, los mexicanos fuimos
testigos de la omisión o complicidad de autoridades, que permitieron que
el impacto de los aumentos en los alimentos afectara fundamentalmente a
los sectores de menores ingresos, produciendo un aumento de dos
millones en el número de pobres, por lo que los mexicanos en
condiciones de pobreza llegó a 52 millones de personas.
Como se recordará, la respuesta a las alzas especulativas de los
alimentos básicos, el gobierno de Calderón sólo negoció un acuerdo en
beneficio de los integrantes de la ANTAD. En la realidad, los
consumidores sufrieron el alza de la tortilla y el frijol, entre otros, y
recientemente alzas en el huevo, pollo y carne.
Esto último sucedió a pesar de que el secretario de Economía, Bruno
Ferrari, denunció la especulación. Hoy, Economía y la Comisión Federal
de Competencia cuentan con instrumentos, como las sanciones derivadas de
las reformas promovidas por la sociedad civil, tipificadas en el
Artículo 254 bis del Código Penal, para sancionar a las prácticas de
comercio desleal. Sin embargo no hacen nada.
Lo cierto es que hoy existe un riesgo de crisis alimentaria, que
afectaría los precios de por sí altos que se registran en este sexenio.
Ya se había anunciado una situación de riesgo con la Caravana del Hambre
a principios de este año, cuando la respuesta del gobierno de Calderón
consistió en aprobar las demandas de los productores, pero sólo para
lograr la desmovilización, sin cumplir los compromisos alcanzados.
Contra el reclamo de amplios sectores de la sociedad, en el sentido de
que se debe corregir la política económica y en particular la política
económica aplicada al campo, los gobiernos del PAN y del PRI se han
caracterizado por el abandono de los pequeños y medianos agricultores y
el favoritismo en beneficio de los grandes monopolios. Como
consecuencia, ese sector fundamental para la producción es incapaz de
producir los alimentos que requiere el país y se encuentra sujeto a
continuas maniobras especulativas en contra del consumidor y el pequeño
productor.
Hoy se confirma una tendencia alcista en los precios de los granos,
propiciada por las condiciones de sequía en Estados Unidos, de modo que
los precios del maíz crecieron 41.8% sólo entre el 24 de junio y el 23
de julio de este año.
A diferencia de la especulación que se presentó en 2008, ahora la razón
del alza de precios es una fuerte caída en la oferta de granos por
parte de la principal región productora de Estados Unidos. Como se sabe,
una de las consecuencias de las políticas aplicadas en las últimas
administraciones ha sido la de depender cada vez más de las
importaciones, en particular de granos, por lo que el alza podría
afectar a toda la cadena de producción e impactaría en los precios de la
carne de pollo, bovina y porcina.
En ese sentido, es importante destacar que de acuerdo con el INEGI,
desde el principio del sexenio existe una fuerte presión en los precios
de los alimentos. El Barzón lo registró en el caso del frijol, el maíz,
recientemente en el huevo y la carne.
Eso se confirma claramente en los registros de inflación. De acuerdo
con reporte a junio de este año, en el segmento de productos no
subyacentes, el de menos volatilidad, el crecimiento anual del sector de
Alimentos, bebidas y tabaco fue de 6.43%. A eso se debe añadir que en
el segmento de no subyacentes, donde se encuentran los índices de
precios más volátiles, el alza anual de los productos agropecuarios fue
de 11.29%. En los dos casos son incrementos muy superiores a las alzas
de los precios de los servicios, 2.54%; o de los energéticos, que fue de
5.02% entre junio de 2011 y junio de 2012.
En esas condiciones, de manera persistente, de acuerdo con el Coneval,
el costo de la línea de bienestar urbana desde 2004 es superior en más
de 20% a un salario mínimo mensual, que es la situación en la que se
encuentran por lo menos 6.3 millones de trabajadores, según la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo.
Es un hecho que las alzas de precios impactan con más fuerza a los
sectores de menores ingresos. Como se ha señalado con las cifras de la
Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares, el decil de menores ingresos
destina 48.6% de su gasto en alimentos, mientras que el decil más alto
sólo dedicó 21.9% para ese propósito. Si se ve desde el punto de vista
de los ingresos por número de salarios mínimos, se observa que las
familias que tienen un ingreso de un salario mínimo dedican 58.8% de su
gasto a la compra de alimentos; los que ganan más de ocho salarios
mínimos sólo destinan 25.9% a la compra de alimentos.
Eso mismo se confirma en la inflación por estratos, en la que se
observa que el índice de precios de la canasta que consumen quienes
ganan hasta un salario mínimo, entre junio de 2004 y junio de este año
creció 21.8 puntos porcentuales más que el precio de la canasta de
quienes ganan más de seis salarios mínimos.
En ese contexto, urge que las autoridades modifiquen la estrategia e
inviertan más en apoyo de los pequeños y medianos productores
agropecuarios, los verdaderos soportes de la alimentación en México.
Urge que se invierta en infraestructura agrícola, en la recuperación de
los acuíferos del país y, en particular, para evitar las maniobras
especulativas, en la construcción de la reserva estratégica de granos y
en un eficiente esquema de regulación que proteja de manera clara el
poder adquisitivo de los trabajadores del campo y la ciudad.
En ese mismo sentido, se debe rechazar las pretensiones de los grandes
monopolios que han sido los eternos beneficiarios de las políticas
económicas y la especulación, de erigirse en los salvadores del campo.
25 de julio de 2012
Alfonso Ramírez Cuéllar – Presidente.
Alejandro Castillo Morales – Especialista.
Uriel Vargas Guzmán – Integrante.
Alejandro Castillo Morales – Especialista.
Uriel Vargas Guzmán – Integrante.
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Bucareli #42 Int. 105, Col. Centro Del. Cuauhtémoc, México D.F. C.P. 06040, Tel y Fax 01 (55) 55 18 78 92 e-mail com.social.barzon@gmail.com
Información difundida por el Área de Comunicación y Visibilidad de Cencos
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