La mañana de este martes
numerosos efectivos de las Fuerzas Especiales de Carabineros reprimieron
a los pescadores artesanales que se manifestaron en las cercanías de la
termoeléctrica Bocamina II, frente a la nula respuesta que Endesa les
ha dado respecto a la solución de los daños provocados por la
contaminación.
Hoy fueron los pescadores artesanales,
pero las aguas están agitadas en Coronel hace mucho tiempo, a raíz de
las manifestaciones que diversos sectores de la comunidad han realizado
en contra de los daños de las Termoeléctricas y las mezquinas soluciones
que la transnacional española les ha entregado.
Desde temprano, Carabineros desplazó a
los manifestantes, quienes respondieron con barricadas en el cruce
Carlos Prat y en calle Manuel Montt en el sector de Villa Mora. Ante la
arremetida policial, se trasladaron a la población Nuevo Amanecer, donde
se agudizaron los enfrentamientos luego que los efectivos policiales
detuvieran sin razón a un menor hijo de Cintia García, presidenta del Sindicato Algueras de Coronel. Se informó de, al menos, cinco detenidos.
Los manifestantes concordaron en que si no hay respuesta de la empresa continuarán con las movilizaciones.
TUS MILLONES SON NUESTRA DESGRACIA
Pero la agitación no ha sido sólo hoy. La semana pasada, los pobladores del histórico sector de La Colonia
se movilizaron para exigir una indemnización de 60 millones de pesos
por familia, por todos los años que han debido soportar la contaminación
emanada de la Termoeléctrica Bocamina I y, ahora, de dos centrales más
de la empresa.
Antes de manifestarse en la calle, los
vecinos intentaron por medios formales explicar a la empresa su
situación y requerimientos, sin recibir respuesta. Los vecinos han
denunciado en diversas ocasiones cómo la extracción de agua de napas
subterráneas ha provocado enormes socavones en sus terrenos. Además, los
cerros de carbón a metros de las casas contaminan sus viviendas, ropas
y generan enfermedades respiratorias en niños y adultos.
Bety Gómez, vocera de los manifestantes, comentó al periódico local Resumen
que Endesa llegó en 1969 al sector y demoraron 30 años en poner un
filtro que amortiguara la contaminación que producían. Luego llegó
Bocamina II sin contemplar la opinión de los vecinos. Como la población
estaba antes que la Termoeléctrica, los pobladores se niegan a dejar sus
casas, rechazando la política de erradicación forzada que han aceptado
otros vecinos.
“A menos de 300 metros de nuestras casas
la empresa bota camiones y camiones de cenizas, debemos soportar
también los ruidos que produce y que a muchos de nuestros vecinos que
trabajaban en el mar les hayan quitado su fuente laboral”, señaló.
BOCAMINA II
Hace pocos días se conoció el fallo de
la Corte Suprema ante un recurso de protección interpuesto por la
Confederación Nacional de Federaciones de Pescadores Artesanales, que ordena que Bocamina II deberá someterse a un estudio de impacto ambiental si desea ampliarse.
La sentencia determinó el actuar
arbitrario de la comisión de evaluación ambiental de la Región del
Bío-Bío, al determinar la admisibilidad del proyecto con una “mera
declaración de impacto ambiental”, y no con un estudio. Esto anula todo
el proceso previo.
El proyecto buscaba aumentar en 20
megawatts la potencia original, que corresponde a 350 megawatts, además
de mejorar sus sistemas ambientales y de seguridad.
ACUERDOS
La semana pasada las movilizaciones
bloquearon el acceso a la faena de la industria y la toma por varias
horas de la chimenea de la termoeléctrica Bocamina II fue el único
método con el que, que según los pobladores de Capitan Cabrejo y Aroldo Figueroa, pudieron conseguir una respuesta.
49 familias serán erradicadas e
indemnizadas, y cada una negociará de manera particular su vivienda,
pero con un piso de dinero. Tiempo atrás, otras fueron erradicadas, pero
no todos aceptaron las condiciones y se quedaron, ya que según consigna
Resumen, la empresa no consideró sus
intereses, como la cercanía al mar, servicios de transporte,
establecimientos educacionales y centros de salud.
Pero los chinchorreros -o recolectores
de carbón- señalan que su trabajo se encuentra afectado por la planta,
ya que los lugares de trabajo han sido ocupados por las pesqueras
industriales y las termoeléctricas, lo que les impide el acceso a la
playa.
“Enacar en su momento nos cedió dos
metros, luego Bocamina I nos cedió dos metros más. Hoy la Bocamina II
nos cerró el paso a la playa, y nos robó nuestro sustento de cada día”,
señaló al citadi medio local Héctor Medina, presidente
del sindicato, que exige una mesa de trabajo, indemnizaciones y una
explicación de las autoridades regionales sobre la autorización a la
gran industria.
Los pescadores artesanales, por su
parte, han denunciado la contaminación del recurso marino, ya que el
agua que la planta ocupa pasa por el mar para los procesos de
enfriamiento de las calderas, lo que desestabiliza las condiciones para
un desarrollo normal de la biodiversidad. Hoy los pescadores no tienen
peces ni los coronelitos acceso a la playa.
Por su parte, los algueros recolectores
de luga también han sido afectados por la contaminación y por el cierre
de la playa: antes caminaban cinco minutos; hoy deben caminar una hora
para llegar a su lugar de trabajo. Endesa sólo ofreció capacitar a los
trabajadores. El desastre en Coronel va más allá de las Termoeléctricas.
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano+ INFO:
Resumen
Lea un reportaje de El Ciudadano: El Desastre de Coronel
Vìa:
http://www.elciudadano.cl/2012/06/19/54040/pescadores-artesanales-movilizados-en-contra-de-termoelectrica-de-endesa-en-coronel/
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