El ‘TDT party’ se rearma frente al activismo
Los periódicos y emisoras
conservadores han comenzado una campaña de reportajes para desprestigiar
a las personas, grupos y organizaciones movilizadas.
- Intereconomía
La derecha mediática ha cargado
sus tintas contra toda desobediencia
política. Una vez instalado el
Partido Popular en el gobierno, las
informaciones y artículos de opinión
en prensa, y los exabruptos
en las tertulias radiofónicas y televisivas,
han cambiado de objetivo.
Si la culpa de todos los males de la
economía estatal era de Zapatero,
después de los comicios, la bilis se
ha dirigido hacia otros actores.
“Con el PSOE en el poder, cualquier
movilización podían intentar
utilizarla contra el gobierno, ahora,
con la derecha gobernando, todo
lo que sea crítica será enfrentado
con virulencia”, advierte el periodista
Pascual Serrano.
Las campañas de desprestigio
hacia los sectores organizados y
contestatarios de la sociedad han
tenido su máximo exponente en la
noticia del periódico El Mundo en
la que se presentaba a Ladislao
Martínez, uno de los impulsores del
referéndum contra la privatización
del Canal de Isabel II, como un terrateniente.
El “anticapitalista de
mercedes”, como lo calificaba en
su texto el periodista Vicente Ruiz,
no tiene coche, tampoco carné de
conducir. El supuesto millonario
“de cubertería de plata” no vive de
las rentas, trabaja como profesor
en el Instituto Villa de Vallecas desde
hace 18 años y asegura que “nadie
se puso en contacto con él, nada
se contrastó y metieron la pata
hasta las orejas”. Ladislao Martínez
lo achaca a que “hay un periodismo
cada vez más dependiente de los
poderes económicos que ataca indisimuladamente
a cualquier lucha
que tenga relevancia”.
No ha sido el único señalado desde
las páginas del diario de Pedro J.
Ramírez. A José Ricardo Martínez,
líder de UGT de Madrid, le han dedicado
una portada, el editorial y
dos informaciones para intentar
desprestigiarlo como sindicalista,
al revelar el diario que cobra
181.000 euros al año por ser consejero
de Caja Madrid. Lo que no contaron
en esas páginas es que ese
sueldo íntegro va a parar al sindicato
y no al bolsillo de Martínez. Para
Víctor Sampedro, catedrático de
comunicación política, “se han realizado
varias operaciones de desinformación,
con datos falsos e interpretaciones
torticeras: ocultan hechos
verdaderos, publican invenciones y
calumnias”.
El acoso a los sindicatos alcanzó
el esperpento en la portada de La
Razón del 20 de febrero. Una imagen
de tres sindicalistas tomándose
un aperitivo tras lamanifestación del
19 de febrero rotulada con “el mensaje
sindical: ahora, a tomar cervezas”.
Otro reportaje de Abc, publicado
el 20 de marzo y titulado
“Siempre los mismos, pero con diferente
camiseta”, intentaba presentar
a las diferentes mareas sociales
en Madrid (verde de educación,
azul del agua, blanca de la sanidad)
como un grupo reducido de
agitadores con el único propósito
de aguarle la fiesta al PP. Para
Víctor Sampedro, el objetivo “es la
manipulación, en sentido estricto:
presentar los liderazgos y las movilizaciones
sociales como contrarios
a los intereses de los sectores
afectados”. Para el catedrático,
“las denuncias de estos intentos de
estigmatización de la disidencia o
incluso de cualquier versión alternativa
se han realizado en otros
medios, de la competencia o en internet,
por lo que me temo que sus
audiencias no son conscientes de
ello”. Sampedro cree que puede ser
aún peor, puesto que “puede que
lo consideren una vía legítima de
respuesta, puesto que practican un
guerracivilismo irredento: nunca
dan por cerrada la carnicería ni la
cruzada ideológica que sus abuelos
desataron en 1936”.
Este linchamiento ha ido algo más
allá de lo mediático con las organizaciones
estudiantiles. Tras la “primavera
valenciana”, la cabecera del
Abc sacó un reportaje en el que señalaba
a diez colectivos estudiantiles
como agitadores profesionales y
les acusaba de querer traer aMadrid
la “lucha a la griega”. El texto,
que sólo cita como fuente un informe
de la Brigada Provincial de
Información, fue publicado el lunes
5 de marzo, y el viernes de la misma
semana, en un acto organizado por
uno de estos colectivos en la
Universidad Complutense, una banda
de cerca de 30 neonazis enmascarados,
con parafernalia fascista y
con bengalas de humo, irrumpió de
forma violenta en el evento, resultando
un estudiante hospitalizado.
Los estudiantes, en la concentración
de repulsa ante este ataque, leyeron
un comunicado en el que apuntaban
la clave; “la Policía y el Abc han señalado,
los fascistas han ejecutado”.
Del Tea Party al ‘TDT party’
Esta forma de hacer información se
convierte en una verdadera ‘guerrilla
mediática’ a la hora de pasar al
campo de la opinión. Una estrategia
que encuentra su directa inspiración
en la ultraderecha mediática estadounidense,
identificada con el movimiento
Tea Party.
Con un nombre que remite a las
protestas en 1773 de los colonos norteamericanos
de Boston contra las
imposiciones fiscales del Gobierno
británico, este movimiento toma forma
en 2009, como respuesta a las
primeras reformas de la administración
Obama. En septiembre de ese
año, páginas como WorldNetDaily,
locutores de radio como Rush
Limbaugh y tertulias de la cadena televisiva
conservadora Fox News
consiguieron movilizar a miles de
“contribuyentes” en una multitudinaria
marcha sobre Washington.
“Obama es un maldito comunista”
fue una de las pancartas de esa manifestación más
reflejadas en las crónicas
periodísticas del día. Uno de
los manifiestos del movimiento, Give
Us Liberty, escrito por la organización
conservadora Freedom Works
(ya conocida por sus movilizaciones
contra Bill Clinton), recoge su mensaje
“contra el gobierno, contra las
tasas y por la libertad”.
Giovanni Borgognone, profesor
de Historia de Doctrinas políticas
en la Universidad de Turín, subraya
como característica de los tea partiers,
“la sustitución del ‘con’ por el
‘desde’: proclaman con orgullo el
carácter grassroots (desde abajo)
de su movimiento, en contraposición
con el ‘top-down’ (desde arriba) de
la ‘vieja política’”. Sobre estas bases,
el Tea Party Movement se ha
convertido en algo más que una movilización
de protesta desde la derecha,
como apunta Kate Zernike, de
The New York Times, en La revolución
del Tea Party (2011). Después
de esas primeras protestas contra la
política fiscal, el Tea Party apartó la
economía para centrarse en temas
sociales, desde el aborto hasta el
matrimonio gay.
Y su mayor logro, apunta la pe-
riodista, ha sido convencer a sus
militantes del sentido de su “misión”
y de pertenencia a una “comunidad
formada por verdaderos patriotas”.
El papel que han jugado
los medios en esta movilización tiene
su mejor ejemplo en la cadena
conservadora FoxNews, propiedad
del magnate de los medios Rupert
Murdoch. Thomas Frank, intelectual
y autor, entre otros libros, de
¿Qué pasa con Kansas? Cómo los
conservadores conquistaron el corazón
de los Estados Unidos, describe
en la revista digital Salon
como “una genialidad” la oferta televisiva
de la cadena: “Llega más a
fondo que la mayoría de los programas”,
explica, “te ofrece algo divertido
que ver y si estás de acuerdo
con ellos te gratifica”. Y el mensaje
que trasmite, añade, es “el de las
utopías, con una fuerte fe en un sistema
económico basado en el libre
mercado que resolverá todos nuestros
problemas”.
También en España “los aparatos
mediáticos han jugado un papel
central en la reinvención de la
derecha”, detalla el Observatorio
Metropolitano en su última publicación,
Spanish Neocon. Su discurso,
añaden, “se embarca en una
suerte de agitación pública permanente,
en la que la iniciativa política
y la capacidad de generar realidad
(actualidad) van de la mano”.
Los parecidos entre los dos modelos
abundan tanto en la forma como
en la ideología. El periodista
Alberto Pradilla los identifica como
“una forma muy agresiva de
entender la política, una moral vinculada
a la religión y un pensamiento
liberal en lo económico”.
Como señala este informador,
el lema de Intereconomía
–“Orgullosos de ser de derechas”–,
resume bien el “paso al frente beligerante”
que comenzó a dar la derecha
mediática desde 1999, cuando
el Gobierno de Aznar aprobó el
reparto de licencias de la TDT: “Se
trata de un rearme ideológico
que supera el Franquismo y la
Transición, un salir públicamente
y decir: soy de derechas, ¿y qué?”.
Una guerrilla en la que no hay puntos
medios y donde el “conmigo o
contra mí” se convierte en norma.
La Brunete en el TDT
El reparto de las licencias de TDT
del Gobierno de Zapatero fue una
de las claves para la irrupción de la
derecha mediática en el panorama
televisivo. Según apunta Pascual
Serrano, ha sido una de las acciones
“más antidemocráticas desde el
punto de vista del derecho a la información
y una de las más estúpidas
desde el punto de vista de los
intereses de su partido”. Además de
establecer por la ley la precariedad
de las radios y televisiones de organizaciones
sin ánimo de lucro, “ante
la decisión técnica de multiplicar
por cuatro las licencias sólo se les
ocurrió repartirlas entre los que ya
tenían”, añade Serrano. De ahí que,
ya sea a mediodía con Dando caña,
o por la noche con El gato al agua,
los canales han llenado su parrilla
de programas en los que se compite
a ver quién va más allá. La conspiración
del 11M, el todo es ETA, el
“aborto es cosa de bolcheviques” o
los ataques a los homosexuales son
un ejemplo de ello.
Más reciente ha sido el tratamiento de la Primavera
Valenciana, en el que se ha visto cómo
“se utilizan las etiquetas de
siempre”, apunta Víctor Sampedro:
los que están en contra “son pocos
(unos cuantos, sin apoyo de la mayoría),
extremistas (recurren a la
provocación y la violencia), enmascarados
(no estudian, son agitadores
del PSOE, agentes antisistema)”.
Y el objetivo último, argumenta
este catedrático, “es que ante
ellos sólo quede ‘la gente de bien’
que, como sobreentiende el PP, ‘no
se meten en política’. Sólo meten su
voto en las urnas, a ellos. Ya se
sabe: la política está podrida y mancha.
¡Déjasela a ellos: al PP y sus
voceros!”. Recuerda Pascual
Serrano que, como ya ocurre con
los comentaristas estadounidenses
de la Fox, esta programación crea
“comunidad” (y audiencia) alrededor
del medio: “Una radio basada
en las homilías de periodistas e
ideológos de la derecha montaraz
puede tener una determinada
parroquia que les siga. En España
ése es el caso de Federico Jiménez
Losantos”.
¿Quién paga la fiesta?
Losantos ha sido uno de los que ha
construido su grupo mediático con
esta estrategia. Tras su salida de la
COPE, montó una radio generalista
desde la matriz de Libertad
Digital, asociándose con Unidad
Editorial. Consiguió licencias en
Madrid, Murcia y Valencia, gobernadas
por sectores del PP afines a
su figura. “Si tipos como Pedro J. o
Jiménez Losantos no son ‘agraciados’
con licencias o reconocimientos
desde el poder, pueden muy
bien pelear mediante el chantaje
desde sus medios. Su ideario está
relacionado muy estrechamente
con su bolsillo”, resume Serrano.
Y sus cuentas ahora no son boyantes.
Libertad Digital ha presentado
unas pérdidas de un millón de
euros, lejos, eso sí, de los 16 millones
que Intereconomía cuenta como
pérdidas antes de que se hagan
públicos los números de 2011.
Conocer a los propietarios de estos
medios es imprescindible para
situar los intereses que defienden
sus articulistas y tertulianos. Julio
Ariza llegó a ser diputado del PP en
Catalunya antes de hacerse con el
germen de lo que es hoy el grupo
Intereconomía. Su vinculación con
el Opus Dei y las altas esferas eclesiásticas
son imprescindibles para
entender el fundamentalismo religioso
de la cadena. Pascual
Serrano, en su libro Traficantes de
la información, apunta que jugó un
papel en el Tamayazo, ya que
el guardaespaldas de los dos tránsfugas
que permitieron llegar a
Esperanza Aguirre a la presidencia
de la Comunidad de Madrid durante
esos días fue uno de los habituales
de Ariza. Quizá por esto, uno de
los extertulianos más ultras de la
cadena, Enrique De Diego, afirma
en una entrevista que “la que tiene
poder y da las órdenes en Intereconomía
es Esperanza Aguirre”.
Vìa,fuente:
http://diagonalperiodico.net/El-TDT-party-se-rearma-frente-al.html
http://diagonalperiodico.net/El-TDT-party-se-rearma-frente-al.html
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