Si usted o algún
integrante de su familia ha tenido gripe de moderada a grave en los dos
primeros meses de este año, lo más probable es que haya sido causada por
el virus A/H1N1, el mismo que provocó pánico y una crisis sanitaria sin
precedente en 2009. Hoy, en México, los casos de influenza producida
por este agente son extraordinariamente más altos que en cualquier otra
parte del mundo. Las autoridades sanitarias del país están obligadas a
dar una explicación sobre este fenómeno; sin embargo, hasta ahora no lo
han hecho. La razón más probable es que no lo hacen… porque no tienen
respuestas.
Lo bueno es que estamos en manos expertas. Los médicos de la nación
(es decir, el abogado Felipe Calderón y el economista Salomón
Chertorivsky) nos han dicho que no debemos preocuparnos. En una reunión
de evaluación sobre otros temas realizada en Aguascalientes el 13 de
febrero, Calderón señaló que los casos de influenza que se presentan en
el país –incluidos los causados por el A/H1N1– corresponden a los
parámetros esperados y habituales en la temporada invernal, y afirmó:
“(…) No estamos en una situación ni grave, ni de mucha preocupación”, lo
que fue respaldado por su secretario de Salud, quien se limitó a apoyar
los dichos de su jefe y a hablar de las medidas preventivas. Pero lo
que se dijo en esa reunión es falso. Si se aborda este problema desde un
punto de vista estrictamente médico, podemos ver que estamos ante un
escenario mucho más complejo e incluso grave.Comparemos primero lo que ocurrió en 2009 con lo que sucede hoy. En aquel año los primeros enfermos se presentaron en marzo, y para el 21 de mayo ya había 4 mil 974 casos confirmados de influenza por el virus A/H1N1 y 70 muertes causadas por este agente, lo que llevó a declarar, desde el 16 de abril, una alerta epidemiológica, y poco después, la suspensión de las actividades escolares en el DF y el estado de México, así como la interrupción de algunas actividades económicas. Ahora, en el último reporte de la Secretaría de Salud, publicado el 24 de febrero de 2012, se indica que desde el primero de enero se han acumulado 4 mil 954 casos confirmados y que han ocurrido 166 fallecimientos, todos producidos por este agente.
En 2012, en 55 días ha habido aproximadamente los mismos casos que en el periodo más crítico de 2009 (59 días), pero en el presente año hay más del doble de muertes. Habría que explicar a los familiares de los enfermos graves y de los fallecidos qué significa eso de que estamos
dentro de los parámetros esperados y habituales. Pareciera que hoy la letalidad del virus es comparativamente mayor que hace tres años.
Hoy conocemos el agente; se dispone de vacunas y se cuenta con
tratamientos antivirales efectivos. Entonces, ¿por qué tenemos el mismo
número de casos y el doble de muertes que en 2009? No es mi objetivo
plantear un escenario alarmista o algo así; simplemente creo que se
requiere de respuestas sustentadas en argumentos médicos y científicos,
algo que por lo visto la Ssa no es capaz de ofrecer por ahora a los
mexicanos.
A escala mundial, el reporte más reciente de la Organización Mundial
de la Salud (OMS), publicado el 17 de febrero, indica que en
Norteamérica los casos de esta enfermedad (leves o severos) se mantienen
en niveles muy bajos, comparados con años anteriores. En Canadá sólo 10
por ciento corresponden al A/H1N1 y en Estados Unidos 7.7 por ciento,
mientras en México, de acuerdo con el reporte más reciente de la Ssa,
son 91 por ciento. La pregunta sigue siendo: ¿cómo se explican estas
diferencias tan marcadas?, ¿qué es lo que ocurre en nuestro país, que
hace propicia la actividad de este virus? Las autoridades sanitarias
guardan silencio, mientras cada semana crece el número de enfermos
graves y de muertes.
En sus reportes semanales la Ssa propone entre líneas una causa
probable: al informar sobre el número de decesos, afirma que 89 por
ciento de los fallecidos no estaban vacunados. Si esto es así, ¿de qué
ha servido la compra masiva de estos biológicos, si en tres años no se
aplican de forma suficiente? ¿Acaso se reconoce que las campañas de
vacunación son un fracaso? Por otra parte, se omite un dato muy
importante: entre los casos confirmados, ¿cuántos habían recibido la
vacuna?, ¿acaso la que se emplea en México no sirve? En mi opinión, la
hipótesis de la vacuna no es suficiente, pues hay naciones con sistemas
de salud mucho más débiles que el de México, que no tienen una presencia
tan marcada del A/H1N1.
Habrá que buscar otras explicaciones, incluso desenterrar algunas
hipótesis que surgieron en 2009, como las zoonosis (enfermedades de
origen animal). No olvidemos que uno de los nombres asignados
originalmente al agente fue el de virus de la influenza porcina.
Pero hay muchas otras posibilidades. Ojalá pronto la Ssa abandone el
silencio sobre este tema, tan importante para la salud de los mexicanos.
Vìa,fuente :
http://www.jornada.unam.mx/2012/02/28/opinion/a03a1cie
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