Cultura : EXPROPIACIONES CULTURALES....Hay que recuperar las obras culturales que nacieron del pueblo y devolverlas al pueblo. / Radialistas
En el 2007, Brasil se plantó y dijo basta.
Basta ya de pagar más de 40 millones de dólares al año por la licencia
de los medicamentos que entregaba a las personas que viven con VIH.
Después de negociar con las farmacéuticas que tenían la patente y no
llegar a un acuerdo con ellas, Brasil decidió fabricar el medicamento.
Fue un ejemplo mundial. Más tarde, países como India, Tailandia,
Mozambique, Malasia e Indonesia se sumaron a la lista.
Esta decisión la tomaron apelando al “interés público”. Además, estaba
respaldada por la misma OMC. Sí, aunque parezca mentira, en el 2001 la
Organización Mundial de Comercio había abierto la posibilidad de que los
países pudieran “no respetar patentes de medicamentos en caso de crisis
sanitaria”.
Hoy en día vivimos en crisis, pero no sanitaria, sino cultural. Los
precios de los libros están por las nubes, y no se diga de los CD
musicales. También las entradas de cine son prohibitivas.
Lo más grave es que la mayoría de los artistas, sobre todo músicos y
escritores latinomericanos, tienen todas sus obras protegidas por
Derechos de Autor. Pero estos derechos suelen estar gestionados por
herederos o Sociedades de Gestión de Derechos, no por los propios
autores, porque muchos ya murieron.
Sus libros y discos los publican un par de editoriales a precios
exagerados, lo que impide que estudiantes y ciudadanía en general tenga
la posibilidad de conocer las obras de los más famosos escritores y
músicos de su país.
¿Por qué no hacer lo mismo que con las patentes de medicamentos? Los
Derechos de Autor son como las patentes de los libros, y ante esta
necesidad cultural, y privilegiando el bien público, los Estados
deberían llevar adelante “expropiaciones culturales”.
Sí, como lo lees. Al igual que un Estado expropia un trozo de tierra
para que pase una carretera para el beneficio de la colectividad,
tendría que expropiar los derechos de sus principales músicos y
escritores nacionales.
Con ello, al igual que Brasil hizo medicamentos genéricos, los países
podrían publicar ediciones a bajos precios de las novelas y poemas más
conocidos y repartirlos gratis en las escuelas para fomentar la lectura y
la Cultura Libre.
Y las pobres editoriales y los escritores y los herederos, ¿de qué
vivirán? Tal como los Estados pagan por el terreno que expropian para
hacer la carretera, que paguen un precio justo por los Derechos de Autor
de esas obras.
Porque si preguntáramos a Mercedes Sosa o Julio Jaramillo, a Gabriela
Mistral o Pablo Neruda, para qué escribieron o cantaron, ¿alguno
respondería que para hacerse ricos?
Además, ¿dónde se inspiraron para componer y escribir, de dónde tomaron
las ideas? ¿No fue de ese pueblo al que hoy se le niega la posibilidad
de leerles o escucharles?
Hay muchas formas negociar y alcanzar un equilibro que beneficie a
todos, pero si no llegamos a un acuerdo, hay que seguir el ejemplo de
Brasil y expropiar la cultura de manos de quienes ahora hacen negocio
con ella. ¡Por el bien común!
Imagen cortesía de: http://salonkritik.net/
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