Es la tercera mayor tragedia de la historia de los trenes en
Argentina. El choque del ferrocarril contra un andén en una céntrica
estación de Buenos Aires provocó la muerte de 50 personas. El último
parte informó sobre 703 heridos.
Al menos 50 muertos y más de 700 personas heridas es el balance del
accidente ferroviario de este miércoles, 22 de febrero, cuando un tren
que llegaba a la estación de Once, en el centro de Buenos Aires, no pudo
parar y se estrelló contra el tope de la estación. Aunque hay una
investigación en marcha y, por tanto, no hay todavía una versión oficial
de qué paso, el sindicato Unión Ferroviaria denunció que la formación
accidentada había estado dos meses parada por problemas de freno. Y en
los últimos días habría circulado con solo 3 de los 8 compresores
necesarios para el buen funcionamiento del sistema de frenado.
Y no habrían sido los únicos trenes que circularon con problemas
similares, según los sindicatos. Que además denunciaron que en ocasiones
anteriores, cuando se negaron a operar trenes con problemas de
seguridad, recibieron sanciones disciplinarias por parte de la empresa.
Este accidente desnuda, una vez más, el estado lamentable de la red
ferroviaria argentina, que en algún momento fue el orgullo del país.
Aproximadamente un millón trescientas mil personas usan a diario los
trenes que unen el conurbano bonaerense con la capital argentina. Son
personas que viajan en las peores condiciones imaginables, en trenes
destruidos, de pie, a veces hasta colgados del estribo, a veces con las
ventanas rotas. Para los trabajadores humildes que usan este servicio, y
que son la mayoría de los usuarios, es su única posibilidad de acceder
al centro de la ciudad, ya que el transporte en colectivo (autobús), o
en combis, les resultaría más costoso en términos de tiempo, para el
primer caso, o dinero, en el caso del segundo.
Argentina tuvo el sistema ferroviario más importante de América Latina.
Pero la última dictadura militar (1976-1983) lo destruyó y el gobierno
de Carlos Menem (1990-2000), acabó la misión. Los militares vaciaron la
empresa y Menem la malvendió en el mismo paquete de privatizaciones que
acabó con otras empresas estatales, como la petrolera YPF, Aerolíneas
Argentinas, la telefónica Entel y las prestatarias de servicios como
luz, gas y agua.
Antes de vender la empresa Ferrocarriles Argentinos, Menem amenazaba a
los sindicatos que protestaban contra los planes privatizadores con que
“ramal que para, ramal que cierra”. Con la privatización se cumplió en
parte la amenaza, ya que fueron muchos los tramos que cerraron por no
ser rentables para los privados, dejando cientos de pueblos fantasmas. Y
también desaparecieron los talleres ferroviarios, que daban empleo a
miles de operarios.
El menemismo ultraliberal consideraba que el Estado no debía ocuparse de
lo que los privados pudieran gerenciar. Y en el caso de los trenes,
argumentaba además las enormes pérdidas que daba la empresa, un millón
de dólares diarios.
Hoy, las pérdidas son de 4 millones de dólares diarios, y el Estado
es el que las asume, otorgándoles subsidios a las empresas
concesionarias. El Grupo Cirigliano, que opera el ramal que tuvo el
último accidente, aprovechó para expandir de forma exponencial su flota
de autobuses, mientras dejaba caer la línea que administraba por falta
de las inversiones a las que se había comprometido. Claudio Cirigliano,
por cierto, fue investigado por haber (presuntamente) pagado numerosos
viajes en avión del anterior secretario de Transportes, Ricardo Jaime,
aún procesado por decenas de causas por corrupción.
Además, como las tarifas se congelaron tras la debacle económica que
vivió Argentina en el 2001, las empresas dependen de los subsidios.
Datos de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas
(FIEL) indican que el 55 % de lo que ingresan las empresas
concesionarias es por subsidios, y solo el 45 % restante por la
recaudación.
El fallecido ex presidente Néstor Kirchner, llegó a decir en su
campaña en el 2003 que habría que reestatizar el ferrocarril para evitar
la vergüenza de ese servicio.
Sin duda lo ocurrido en Argentina puede servir de ejemplo para todos
los procesos privatizadores que se dan por el mundo de servicios
públicos. Lamentablemente, hay países y regiones en las que ya no queda
nada sin privatizar. Y no hay que olvidar que las empresas dejan de
pensar en el servicio público para pensar en su negocio, aunque para
rentablizarlo haya que dejar de invertir en mejoras, dejar zonas sin
servicio o precarizar los empleos.
Mientras en Argentina, la presidenta Cristina Fernández, ha decretado
dos días de luto nacional. Algunos datos más, desde Argentina, con
Alejandra Castro, de la radio comunitaria FM Bajo Flores.
- Descargar audio (MP3 - 6 MB)
Audio publicado en Más Voces : www.masvoces.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario