Georgios Markuris, un informático que trabaja en la Universidad de
Atenas, nunca pensó que iba a llegar a ser uno de 20.000 griegos a los
que la crisis ha privado de un hogar...
Prensa
Markukis, que también actuó como músico e incluso viajó a Latinoamérica para aprender música local, junto al conocido grupo boliviano Los Kjarkas, relata como llegó a esta situación de pobreza.
"Perdí mi trabajo y entré en una profunda depresión. Me convertí en otra persona. Perdí a mis amigos y mi familia. Hace tres meses, me encontré en la calle, sin hogar", explica.
Desde que estalló la crisis de la deuda a mediados de 2010 y Grecia fue objeto de un plan de rescate de la UE y el FMI, a cambio de duras medidas de austeridad, cerca de medio millón de personas han perdido su empleo, decenas de miles de negocios han cerrado y el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza ha aumentado drásticamente.
Pero uno de los rostros más duros de esta crisis es el de las personas sin hogar, un fenómeno antaño casi desconocido en Grecia pero que ahora es muy común en la capital.
En el último año, el número de personas "sin techo" ha aumentado un 25% y la mayoría tienen "un perfil totalmente distinto" al de antes, explica Olga Theodorikaku, coordinadora de la asociación humanitaria "Klimaka".
"Proceden de la clase media. Hasta hace poco tenían un trabajo y una casa. Él único factor que los ha convertido en 'sin techo' ha sido el desempleo", dice.
Markuris reconoce que él es un "afortunado", ya que ha encontrado alojamiento en el centro de "Klimaka", pero en todo el país solo existen 300 plazas, es decir, una para cada 67 personas sin hogar.
El problema tiene que ver, dice Spyros Psijas, exrrepresentante griego en la Federación Europea de Asociaciones de Ayuda a los "Sin Techo", con que Grecia no reconoce a las personas sin hogar como un grupo en riesgo de exclusión social, lo que impide que existan políticas adecuadas para luchar contra el problema.
"Grecia carece de un verdadero Estado del Bienestar. Los parados reciben una ayuda de desempleo durante un año, pero después se quedan sin nada. Los trabajadores autónomos ni siquiera tienen derecho al paro", explica Panos Tsakloglu, profesor de la Universidad de Economía y Negocios de Atenas.
"Hasta ahora era la familia la que evitaba que esta gente cayese en la pobreza. Pero ahora también esto está fallando", añade.
La ONG Médicos del Mundo (MdM) dispone de cuatro centros en Grecia, y hasta el año pasado, parecía impensable que los paquetes que distribuye fuesen recibidos por la población local de un país que, desde 1981, forma parte de la Unión Europea, una de las regiones más prósperas del planeta.
Pero ya no es así: si hace un año sólo el 7% de los atendidos por MdM era griegos, ahora son más el 30%.
"Cuando una persona pierde su empleo en Grecia debe comenzar a pagar por los servicios médicos. Quizás se piense que el precio no es alto (5 euros por visita médica) pero si las familias dependen incluso de la caridad para comer, es mucho dinero", cuenta Nikitas Kanakis, presidente de MdM Grecia.
Sólo en Atenas, las organizaciones de caridad reparten unas 20.000 comidas diarias. Uno de esos lugares es el centro KYADA.
Unas 2.000 personas se agolpan en la fila, donde es fácil reconocer a los nuevos pobres. Sus ropas denotan su hasta hace poco pertenencia a la clase media y es patente que no se sienten cómodos en esas filas. La comida -un plato de guisantes junto a una rebanada de pan- se termina rápido y los que se han quedado sin comer avanzan con gesto resignado y se conforman con una bebida.
Psijas se queja de que el Estado está teniendo que ser reemplazado por las ONG: "Creo que los políticos no se dan cuenta de lo que se nos viene encima".
Theodorikaku considera que los nuevos sin techo son "fácilmente reintegrables" en la sociedad, puesto que son personas cualificadas y en edad productiva, pero sólo si se actúa y se les ayuda.
"Si pasan más de un año en la calle, se acostumbran a ello y piensan que no hay ninguna salida. Entonces las posibilidades de que puedan volver a una situación normal son muy escasas", alerta.
El marinero Yorgos es uno de ellos. Hasta hace dos décadas trabajaba en la poderosa flota comercial griega.
"Viajábamos por el Mediterráneo. España me gustaba mucho: Tarragona, Algeciras, Pasajes", recuerda.
Pero desde hace años vive en la calle, a merced de la intemperie, las drogas, la miseria. Da una calada a su pipa de heroína y se sumerge en el pesado y placentero sueño de sus recuerdos, tratando de olvidar lo que le rodea. Tarragona. Algeciras. Pasajes...
Fuente, vìa :
http://kaosenlared.net/component/k2/item/3269-los-nuevos-pobres-de-grecia-los-de-la-clase-media/3269-los-nuevos-pobres-de-grecia-los-de-la-clase-media.html
Markukis, que también actuó como músico e incluso viajó a Latinoamérica para aprender música local, junto al conocido grupo boliviano Los Kjarkas, relata como llegó a esta situación de pobreza.
"Perdí mi trabajo y entré en una profunda depresión. Me convertí en otra persona. Perdí a mis amigos y mi familia. Hace tres meses, me encontré en la calle, sin hogar", explica.
Desde que estalló la crisis de la deuda a mediados de 2010 y Grecia fue objeto de un plan de rescate de la UE y el FMI, a cambio de duras medidas de austeridad, cerca de medio millón de personas han perdido su empleo, decenas de miles de negocios han cerrado y el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza ha aumentado drásticamente.
Pero uno de los rostros más duros de esta crisis es el de las personas sin hogar, un fenómeno antaño casi desconocido en Grecia pero que ahora es muy común en la capital.
En el último año, el número de personas "sin techo" ha aumentado un 25% y la mayoría tienen "un perfil totalmente distinto" al de antes, explica Olga Theodorikaku, coordinadora de la asociación humanitaria "Klimaka".
"Proceden de la clase media. Hasta hace poco tenían un trabajo y una casa. Él único factor que los ha convertido en 'sin techo' ha sido el desempleo", dice.
Markuris reconoce que él es un "afortunado", ya que ha encontrado alojamiento en el centro de "Klimaka", pero en todo el país solo existen 300 plazas, es decir, una para cada 67 personas sin hogar.
El problema tiene que ver, dice Spyros Psijas, exrrepresentante griego en la Federación Europea de Asociaciones de Ayuda a los "Sin Techo", con que Grecia no reconoce a las personas sin hogar como un grupo en riesgo de exclusión social, lo que impide que existan políticas adecuadas para luchar contra el problema.
"Grecia carece de un verdadero Estado del Bienestar. Los parados reciben una ayuda de desempleo durante un año, pero después se quedan sin nada. Los trabajadores autónomos ni siquiera tienen derecho al paro", explica Panos Tsakloglu, profesor de la Universidad de Economía y Negocios de Atenas.
"Hasta ahora era la familia la que evitaba que esta gente cayese en la pobreza. Pero ahora también esto está fallando", añade.
La ONG Médicos del Mundo (MdM) dispone de cuatro centros en Grecia, y hasta el año pasado, parecía impensable que los paquetes que distribuye fuesen recibidos por la población local de un país que, desde 1981, forma parte de la Unión Europea, una de las regiones más prósperas del planeta.
Pero ya no es así: si hace un año sólo el 7% de los atendidos por MdM era griegos, ahora son más el 30%.
"Cuando una persona pierde su empleo en Grecia debe comenzar a pagar por los servicios médicos. Quizás se piense que el precio no es alto (5 euros por visita médica) pero si las familias dependen incluso de la caridad para comer, es mucho dinero", cuenta Nikitas Kanakis, presidente de MdM Grecia.
Sólo en Atenas, las organizaciones de caridad reparten unas 20.000 comidas diarias. Uno de esos lugares es el centro KYADA.
Unas 2.000 personas se agolpan en la fila, donde es fácil reconocer a los nuevos pobres. Sus ropas denotan su hasta hace poco pertenencia a la clase media y es patente que no se sienten cómodos en esas filas. La comida -un plato de guisantes junto a una rebanada de pan- se termina rápido y los que se han quedado sin comer avanzan con gesto resignado y se conforman con una bebida.
Psijas se queja de que el Estado está teniendo que ser reemplazado por las ONG: "Creo que los políticos no se dan cuenta de lo que se nos viene encima".
Theodorikaku considera que los nuevos sin techo son "fácilmente reintegrables" en la sociedad, puesto que son personas cualificadas y en edad productiva, pero sólo si se actúa y se les ayuda.
"Si pasan más de un año en la calle, se acostumbran a ello y piensan que no hay ninguna salida. Entonces las posibilidades de que puedan volver a una situación normal son muy escasas", alerta.
El marinero Yorgos es uno de ellos. Hasta hace dos décadas trabajaba en la poderosa flota comercial griega.
"Viajábamos por el Mediterráneo. España me gustaba mucho: Tarragona, Algeciras, Pasajes", recuerda.
Pero desde hace años vive en la calle, a merced de la intemperie, las drogas, la miseria. Da una calada a su pipa de heroína y se sumerge en el pesado y placentero sueño de sus recuerdos, tratando de olvidar lo que le rodea. Tarragona. Algeciras. Pasajes...
Fuente, vìa :
http://kaosenlared.net/component/k2/item/3269-los-nuevos-pobres-de-grecia-los-de-la-clase-media/3269-los-nuevos-pobres-de-grecia-los-de-la-clase-media.html
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