(APe).-
“De nuevo la emoción bajo este paisaje maravilloso. Qué tristeza tener
que recordar este crimen que realizamos los argentinos. La tierra sigue
siendo de los que no la trabajan. Tenemos que seguir luchando para ello,
para lograr una verdadera democracia. Para lograr en nuestra querida
patria que no haya más villas miserias. Porque mientras haya villas
miserias no hay verdadera democracia. Para que no haya más niños con
hambre. Y si bien las estadísticas oficiales nos muestran que ha bajado
la desnutrición en los últimos años, todavía hay niños con hambre en la
Argentina. En estas tierras inmensas, increíbles. Y tampoco hay una
verdadera democracia mientras haya gente sin trabajo”, empezó diciendo
el periodista, escritor y militante, Osvaldo Bayer, autor de “La
Patagonia Rebelde”, en el acto donde se recordaron los noventa años de
los fusilamientos de cientos de obreros en la estancia La Anita, todavía
propiedad de la familia Broun Menéndez. Un día antes, dialogó en
exclusiva con APE.
-¿Qué significa el recuerdo de los obreros fusilados, 90 años después?
-Significa
un triunfo. He llegado a la certeza que siempre, siempre, finalmente,
en la historia, triunfa la ética. Ver que la gente recuerda esos hechos.
Los héroes de esa huelga, dirigentes obreros que fueron fusilados por
encabezar ese movimiento tan justo, son todos nombres de monumentos, de
calles, se los recuerda, las tumbas masivas están todas marcadas;
entonces es un orgullo ver que todos aquellos que dieron su vida,
finalmente, triunfaron.
En el sentido que son recordados por el
pueblo. Mientras que de los represores no hay nada, ni una placa, ni sus
familias los recuerdan. En ese sentido, siento una alegría muy intensa.
-¿Qué es la Patagonia en su vida?
-Es una
tierra increíble, llena de misterios que fui descubriendo poco a poco.
Primero a través de los cuentos de mis padres que vivieron, justamente
en los tiempos de las huelgas patagónicas, acá, en Río Gallegos. Mi
padre siempre me contaba que no podía superar la tristeza de ver cómo el
ejército traía a lazazo limpio a los obreros para ponerlos presos. Mis
padres vivían a dos cuadras de la cárcel y decían que todas las noches
se escuchaban los gritos de la peonada a la que se castigaba
salvajemente a sablazos. Quedaron esos relatos de mi infancia. Mi
hermano mayor nació en Río Gallegos y siempre me quedó la curiosidad por
conocer la Patagonia. Cuando tenía 26 años me vine con mi mujer y mis
cuatro hijos a Esquel pero solamente pude vivir un año allí porque me
expulsó la Gendarmería porque publiqué un periódico que se llamaba La
Chispa al cual califiqué de primer periódico independiente de la
Patagonia. Vino la Gendarmería y me dijo que tenía 24 horas para dejar
la Patagonia porque yo escribía artículos que traían inquietud en la
población.
-¿Y la Argentina?
-La Argentina
significa todo, la vida. Yo podría continuar viviendo en Alemania
después del exilio –allá está toda mi familia, mis cuatro hijos, mis
diez nietos y ahora voy a tener mi primer bisnieto- pero igual, fui el
único de la familia en haber regresado y paso seis meses acá y seis
meses allá con mi familia. Y Argentina es para mí la fuente de todo. La
fuente del trabajo, del conocimiento y de la lucha. Luchar por un país
mejor, más justo. Tal vez, poco a poco lo vamos lograr.
-El
27 de febrero se cumplirán doscientos años de la creación de la bandera
argentina. Pero a nosotros nos interesa pensar más en las otras
banderas de Belgrano como la igualdad y la democratización de la tierra.
¿Qué piensa usted?
-Belgrano es uno de nuestros grandes
héroes. Ese pensamiento de Mayo, esos documentos de Manuel Belgrano
cuando llega al Paraguay y les da la libertad a los pueblos originarios y
termina con la mita y el yanaconazgo, con la esclavitud. Además les
dice que les devuelve todos los derechos que gozamos nosotros, les dice,
los que como hijos de extranjeros tuvimos la suerte de nacer en esta
tierra. Y le devuelve todos los derechos y a partir de este momento van a
gozar de todas las ventajas y de las mismas cualidades que gozamos
nosotros. Ese sentido de igualdad que cantamos en el himno nacional
desde el año 13. Qué pensadores, ¿no?. Y pensar que después Roca iba a
restablecer la esclavitud de los pueblos originarios, cosa que después
nunca se nos enseñó a nosotros. Pero se puede leer en los diarios de
Buenos Aires de 1879: “Hoy entrega de indios”. A toda familia que lo
requiera se le entregará un indio varón como peón, una china como
sirvienta y un chinito como mandadero. Se les quitó la libertad. Se los
mató a casi todos ellos. Regresar a ese pensamiento de Mayo, qué
luminarias: Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Juan José Castelli…que
también hace lo mismo que Belgrano al llegar al Alto Perú y tiene una
frase hermosa: “Tenemos que lograr en este nuevo país que vivimos las
dos cosas mejores que tienen los pueblos originarios con su culto a la
naturaleza y sus culturas ancestrales y de los europeos aprender el amor
a la ciencia”. Mirá que claridad.
-¿Cómo ve la situación de la niñez, de la pibada en la Argentina y el mundo?
-Yo
estoy muy preocupado. Por ejemplo en mi barrio, en Belgrano, donde
nosotros jugábamos todos los días en la calle a la pelota, a la
escondida, a la cupa, como le decíamos y a muchas otras cosas; esa
calidad de vida que había allí porque pasaba un carro cada treinta
minutos; ahora pasa un automóvil detrás de otro por esa calle Arcos,
tres líneas de ómnibus y están parqueados automóviles todo el día y hay
de un lado y del otro de la calle. Yo les pregunto a los padres, ¿y sus
hijos dónde están?. Me dicen que están ante la pantalla. Cómo se ha
perdido calidad de vida. Además noto mucho más violencia en la sociedad.
En ese barrio de Belgrano, en mi niñez, jamás hubo una reja en las
vidrieras. Ahora todas las vidrieras están enrejadas por rejas de
hierro. Es decir que hay una gran violencia. ¿Qué le estamos dejando a
nuestros hijos?. ¿Qué les enseñamos a nuestros adolescentes?. Esa es la
pregunta fundamental. No solamente se arregla con la pantalla. Creo que
la pantalla crea muchísima violencia entre la adolescencia y la niñez –
terminó diciendo el hombre que hace 84 años atrás nació en Humboldt,
provincia de Santa Fe, se hizo hincha de Central y hoy es sinónimo de
sabiduría, ética, militancia y modestia.
Fuente, vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario