Escasa condena para un represor por crímenes de la dictadura
Una condena con gusto a poco.
Se trata de Juan Demetrio Luna, quien
tuvo a su cargo la comisaría de Tigre. La Justicia lo consideró
“partícipe necesario” de la privación ilegal de la libertad y los
tormentos a dos detenidos, uno de ellos aún desaparecido.
Por Alejandra Dandan
“¿Pero no te das cuenta de que ese
hombre tiene la boca caída de la cara? ¿Que nunca en su vida debió
haberse reído? ¿Que es como la cara de la maldad?”, lo semblanteó
alguien del público. El ex comisario Juan Demetrio Luna estaba ya
sentado en la minúscula sala de audiencias del Tribunal Oral Federal de
San Martín. Tras una hora de espera, luego de una invitación fallida a
que pronuncie las últimas palabras, el presidente del TOF, Héctor Omar
Sagretti, le leyó el veredicto: una condena a ocho años de prisión por
la privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados de dos
personas, una de ellas aún desaparecida. La condena dejó sin embargo
gusto a poco entre familiares, querellantes y fiscales, que habían
pedido entre 15 y 25 años de prisión. Pese a que aún no están los
fundamentos, el TOF parece haber seguido la lógica de la condena al
comisario Fernando Meneghini, de Escobar –juzgado en el juicio a Luis
Abelardo Pa-tti–: la evaluación de la policía como subordinada al
Ejército y entonces con una función subsidiaria. La relación de las dos
víctimas con el secuestro en la sede de la planta de Ford en Pacheco fue
otro de los ejes de la causa.
La comisaría de Tigre fue uno de los
centros clandestinos de la dictadura. Ahí fueron a parar secuestrados
provenientes especialmente de los astilleros de la zona y los
secuestrados de Ford. Luna estuvo a cargo de ese lugar entre junio de
1976 y enero de 1977. Y fue condenado por el secuestro y los tormentos a
Victorio Derganz y Carlos José Fateche, levantados el 27 de diciembre
de 1976 de la puerta de la planta de Ford.
“Mi hermano no tenía militancia política
ni nada, y había ido ahí con el amigo a pedir trabajo”, decía ayer
Stella Fateche, la hermana de Carlos. Carlos no tenía trabajo. Derganz,
en cambio, había trabajado en Ford y era delegado del gremio madereros
de Cominco. Ese día acompañó a su amigo a buscar trabajo a la planta.
Cuando llegaron, Derganz pidió una audiencia con Pedro Müller, gerente
de manufacturas, ya fallecido, a quien quería ver para recomendar a su
amigo. “Les hicieron llenar un formulario y luego personal de seguridad
les indicó que estacionaran el Fiat 600 de Fateche”, indicó la
reconstrucción para el alegato Mariana Maurer y Rosario Alvarez Garriga,
de la Secretaría de Derechos Humanos. Estacionaron. Dos policías
bonaerenses les pidieron documentos, revisaron el auto y les anunciaron
que iban a quedar demorados.
Quedó probado que desde el interior de
la fábrica se les acercó un camión del Ejército. Que luego los llevaron
al parque recreativo y después fueron trasladados en un patrullero a la
comisaría de Tigre. Derganz, liberado tras 27 días de secuestro, siempre
declaró que en la comisaría también estaba Carlitos, a quien reconoció
por su voz. Los
dos fueron sometidos a tormentos. Fateche sigue desaparecido.
dos fueron sometidos a tormentos. Fateche sigue desaparecido.
En la sala de audiencias se sentó Celia
Buciga, la madre de Carlos, de casi ochenta años, que no dejó de mirar a
los ojos a Luna como lo hizo desde el 22 de noviembre, cuando
comenzaron las audiencias. “Cada vez que lo miro fijo, él termina
bajando la mirada –dice–. Eso sí, pero nunca un saludo.” Celia conoció a
Luna en el ’76, mientras buscaba a su hijo. Fue varias veces a la
comisaría donde ella misma encontró estacionado el Fiat y una de sus
hijas oyó a un policía decir: “Estas son las ropas de Fateche”. Cada vez
que ella, sin embargo, le preguntaba por su hijo, el comisario negaba
que estuviera en ese lugar. Llegó al juicio convencida de que a lo mejor
todavía podía decirle algo. “Yo esperaba algo de todo esto –dice–. Que
él me diga que mi hijo está muerto, fallecido, pero nada de nada, como
si se lo hubiera tragado la tierra.”
Al lado de Celia se sentaron su hija,
Stella, y dos de sus nietos. Iris, la madre del Negrito Floreal
Avellaneda, ocupó uno de los extremos de la sala y fue la primera que
pudo decir algo para romper el insoportable silencio después de las
sentencias: “¡Qué vergüenza! ¡La verdad que es una lástima!”. Y alguien
entonces cantó: “Como a los nazis les va a pasar...”
El TOF entregará los fundamentos el 30
de diciembre, y eso permitirá una mayor comprensión de la sentencia. De
momento, hubo una evaluación en la que coincidieron las querellas de la
Secretaría de Derechos Humanos; Pedro Dinari, de Familiares de
Desaparecidos, y el fiscal Marcelo García Berro. Por un lado, todos
subrayaron la importancia de una nueva condena en el proceso más amplio
de memoria, verdad y justicia a un comisario como Luna que no tenía
hasta ahora ninguna condena y con una situación procesal que estaba al
límite de todos los tiempos. Sin embargo, criticaron la evaluación del
tribunal sobre el papel de la policía y leyeron el fallo en relación al
de Meneghini. Como en aquel caso, la fiscalía y las querellas acusaron a
Luna como “autor mediato”, pero los jueces lo condenaron “como
partícipe necesario”. “Con Meneghini no nos pareció tan grave, pero
ahora habrá que empezar a analizarlo”, dijo Dinari.
El otro tema de la causa es la relación
de Ford con la dictadura. La megacausa de Campo de Mayo tiene un tramo
del expediente por Ford elevado a juicio oral. El único acusado de ese
tramo es un militar, Omar Riveros. El juez de primera instancia y la
fiscalía se negaron hasta ahora a imputar a los civiles, explicaron
Maurer y Alvarez Garriga.
“Está absolutamente probada la
complicidad de los civiles de Ford con el Ejército –dicen–. Por el campo
recreativo de la Ford pasaron detenidos los trabajadores considerados
molestos por la empresa. Los querellantes y la Secretaría de Derechos
Humanos nos hemos cansado de pedir que se investigue la responsabilidad
civil. Es una empresa privada que marcaba a sus propios trabajadores y
los militares los iban a secuestrar y los torturaban. Hay antecedentes
de este tipo de responsabilidades en el derecho internacional, incluso
en Nüremberg.”
En la puerta del juzgado, las demandas
quedaron escritas en una bandera. “Delegados sobrevivientes del
terrorismo cívico militar de Ford Motor Argentina, secuestrados y
torturados dentro de la fábrica. Memoria, verdad, Justicia!”-
Vìa :
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/1582-argentina-s%C3%B3lo-8-a%C3%B1os-para-un-ex-represor.html
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/1582-argentina-s%C3%B3lo-8-a%C3%B1os-para-un-ex-represor.html
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