“Para la derecha, lo legítimo es lo legal”
(aforismo implicado)
Fragmentos publicados en la revista La Maga del prólogo escrito por O`Donnell para el libro Universos de mi tiempo (Editorial
Sudamericana, 1999) cuyo autor es el ex presidente Carlos Saúl Menem.
Recientemente Mario “Pacho” O`Donnell fue elegido para dirigir el
instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, creado a instancias
del Poder Ejecutivo Nacional. El también Director del Departamento de
Historia de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES),
es médico, especializado en Psicología y Psicoanálisis, escritor,
político e historiador. Fue secretario de Cultura de la Ciudad durante
el gobierno de Raúl Alfonsín y senador, secretario de Cultura de la
Nación y embajador en Bolivia y Paraguay bajo el gobierno de Carlos Saúl
Menem. “Nuestra Argentina puede sentirse muy orgullosa de que sus
instituciones y sus ciudadanas y ciudadanos hayan consagrado a un hombre
salido de uno de los pueblos más pobres de una de sus provincias más
humildes, en reconocimiento de sus virtudes, como su presidente
constitucional. Debo confesar que la primera vez que visité Anillaco
sentí una profunda emoción. Sólo entonces tomé cabal conciencia de
cuánta pasión y cuánto esfuerzo le habían sido necesarios a Carlos Saúl
Menem para llegar hasta donde llegó. A cuántas dificultades había tenido
que sobreponerse desde su origen y cuánta claridad hubo siempre en sus
objetivos y en las vías para lograrlos. (…) Desde el primer momento en
que lo conocí, quedé impresionado por su inteligencia, que no respondía
al concepto clasista y culterano que se tiene de la misma por parte de
una intelectualidad imbuida de prejuicios enamorados de lo extranjero y
enajenados de lo nacional” (Agradezco a Mariana Nuñez el envío del
material que parcialmente transcribo).
(APe).- El
general Alais pasó a la historia y además la historia le pasó por
encima, por su recordada tardanza en llegar para enfrentar a los
amotinados contra la incipiente democracia. Entre los caras pintadas,
los culos sucios y los pies lentos, se terminó pariendo de nalgas el
engendro jurídico conocido como “obediencia debida y punto final”. Luego
se perfeccionó cuando la “comadreja de los llanos”, al decir de Pino
Solanas, directamente indultó a la jauría asesina. El menemismo surgido
de las entrañas del peronismo renovador, tuvo la suma del poder público
durante casi 10 años. La convertibilidad cambiaria, convertida en una
cruzada dolarizada, inauguró lo que años después bauticé como
“alucinatorio social”. Estábamos en el primer mundo, aunque con la única
excepción de Carlos Perciavalle, a nadie le aceptaban un peso argentino
en el exterior. Sin embargo, el dólar barato permitía que los
argentinos que ya habían dado fe de ser humanos, ahora le sumaban ser
derrochones. Por supuesto que el menemato tuvo resistencia. La única que
llegó a las urnas fue la Alianza. El triunfo sobre el PJ dejó al “Otro
Duhalde” con la sangre en el ojo, aunque me imagino que en otros lugares
también. La tormenta perfecta fue: sostener la cruzada, desconocer la
protesta creciente y no advertir las maniobras destituyentes (palabra
acuñada años más tarde) del candidato vencido. Obviamente, el alvearismo
reaccionario sirve para robar, con o sin banelco, pero no sirve para
pelear. Huyó y lo pescaron, porque aún para huir es necesario cierto
talento. Lo demás fue mucho más de lo mismo y un poco de lo diferente.
La brutal devaluación bautizada con el nombre piadoso de “pesificación
asimétrica” que permitió a muchos de los que hoy cacarean en los nidos
del gobierno licuar pasivos. La pregunta es: ¿Por qué no se fueron
todos?. Muy simple, al menos, muy simplificado: porque no los echamos a
todos. Y nadie se va sin que lo echen y tampoco regresa sin que lo
inviten. La masacre del 19 y 20 de diciembre fue negociada. En el 2005
uno de los máximos responsables de la represión ilegal fue ascendido.
Otra masacre, la del Puente Avellaneda, clausuró, y ahora sabemos que
pasa siempre, los sueños de inmortalidad presidencial constitucional
para “El Otro”. Anticipar las elecciones fue la respuesta, aunque la
pregunta sigue siendo: ¿Por qué no los echamos a todos? La tragedia no
es cuando lo que puede salir mal sale mal. La tragedia es cuando lo que
debe salir bien, sale mal. Para mí, este décimo aniversario es trágico.
Porque mientras la militancia de bien conmemora las luchas y honra a las
víctimas, uno de los poderes resucitados del Estado con el elixir
mágico 54%, está por aprobar un engendro jurídico. Ya lo hizo diputados y
antes que este trabajo se termine de escribir, lo aprobará senadores.
Quizá la pueblada llegó tarde. Por eso el elixir permitió reciclar a
menemistas que ni siquiera se convirtieron. Apenas, compraron la máscara
de los tiempos. La denominada “ley anti terrorista” de ser aplicada
hace 10 años, hubiera provocado una masacre mayor. Pero eso la marca de
la cultura represora: la permanente paradoja. Mientras reinvindicamos la
resistencia popular legislamos para aplastarla. Mientras se repudia la
barbarie aliancista que se llevó a muchos y muchas que “fueron como el
Che”, en maratónica y caníbal sesión aprueba una herramienta para hacer
legal lo ilegítimo. No faltará un Pacho O Donnell que invente o delire
con la defensa de la democracia y de la libertad que esta ley supone.
Después de haberse abrazado a Menem, no hay abrazo que no pueda dar. Su
revisionismo histórico puede llegar a los extremos que George Orwell
describe en su insuperable “1984”. Según Pacho, Menem tiene una cultura
distinta de aquellos que enajenaron lo nacional. Me quedo más tranquilo.
Esta concepción del revisionismo es otro ingrediente de lo que llamo
alucinatorio social. Ya no se trata de vender ilusiones, sino
alucinaciones. Haber sostenido durante años que el gobierno desde el
2003 a la fecha es garante de los derechos humanos, exige, ahora sí, un
poco de revisionismo. Porque la estaca temporal no existe para los
derechos humanos. No se pueden condenar su avasallamiento en el pasado y
garantizar legalmente su avasallamiento en el futuro. O mejor dicho: se
puede, pero es muy, pero muy feo. Es horrible. Es una estafa cultural y
política que ninguna carta por abierta que sea, podrá justificar. Que
lástima que la pueblada llegó tarde, con un menemismo depredador impune y
qué lástima que se haya ido tan temprano, confiando una vez más en las
representaciones de alta gama, y sosteniendo con valentía pero en pocos
espacios, la organización y la lucha popular. El gran impune de la
pueblada del 2001 fue Carlos Saul Menem. Gran impune a la consigna "que
se vayan todos". Gran impune a la destrucción de una ciudad para ocultar
contrabando de armas. Gran impune del vaciamiento de la Argentina.
Cuando se lo juzgue por traición a la patria, podremos decir que los 90
quedaron atrás. Pero no podemos dejar de considerar que las trampas del
revisionismo a lo Pacho, terminen colocando a dos provincias como
garantes de la Argentina Revisionada: La Rioja y Santa Cruz. En ese
momento, toda legalidad, incluso la monstruosa, será considera como la
más perfecta legalidad. Espero poder gritar nuevamente, en una patria
liberada, también llorar por los ausentes y cantar con lo voz que
todavía me quede: esta vez echemos a todos.
Fuente, vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar
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