Han pasado 17 años desde la
conferencia mundial organizada por el gobierno español en cooperación
con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura, que dio lugar a la Declaración de Salamanca:
representantes de 92 gobiernos y 25 organizaciones internacionales se
reunieron en esa ciudad del 7 al 10 de junio de 1994, a fin de promover
la educación para todos, mediante la capacitación de las escuelas para
atender a todos los niños, sobre todo a los que tienen necesidades
educativas especiales y discapacidad.
Miguel López Ortigoza*
México fue representado por el exdirector general de Educación
Especial de la Secretaría de Educación Pública, Eliseo Guajardo Ramos,
quien bajo del brazo llevaba el artículo 41 de la Ley General de
Educación, recién aprobado por el Congreso de la Unión y con el visto
bueno del entonces secretario de Educación, Ernesto Zedillo. Dicho
artículo establece: “La educación especial está destinada a individuos
con discapacidades transitorias o definitivas así como a aquellos con
aptitudes sobresalientes. Ésta procurará atender a los educandos de
manera adecuada a sus propias condiciones con equidad social. Tratándose
de menores de edad con discapacidades, propiciará su integración a los
planteles de educación básica regular. Para quienes no logren esa
integración, esta educación pretenderá la satisfacción de necesidades
básicas de aprendizaje para la autónoma convivencia social y productiva.
Dicha educación incluye orientación a los padres o tutores, y también a
los maestros y personal de escuelas de educación básica regular que
integren alumnos con necesidades especiales de educación”.
Se trata de los derechos de todos los niños y padres de familia en
México. Profesores, autoridades educativas y la sociedad en general que
violentan estos derechos, están violando la normatividad. Que quede
claro: es un asunto de legalidad y no de limosnas.
Las violaciones a la ley van desde negar la inscripción en una
escuela regular, la no atención profesional y específica del niño que
presenta necesidades educativas especiales o alguna discapacidad, hasta
la exclusión o discriminación.
A un niño con necesidades educativas especiales se le dificulta
tener un ritmo de aprendizaje igual que sus compañeros con los que
comparte el quehacer educativo en el aula: su ritmo es lento y requiere
del apoyo de profesores capacitados en educación especial, así como de
sus padres en casa, para que juntos logren abordar el plan y programa
del grado que cursa de manera significativa y satisfactoria.
Desgraciadamente los encargados de apoyar este tipo de necesidades
se alejan de los principios rectores de la educación especial y
depositan esta responsabilidad en el Teletón o en instituciones de
carácter privado. Además, las autoridades –desde el secretario de
Educación Pública hasta el director de la escuela primaria– han trazado,
apoyado e involucrado al niño en políticas educativas de carácter
neoliberal: lo que ellos llaman “trabajar por competencias”, término
empresarial e industrial. Esta política “educativa” ha puesto en
desventaja a los niños con necesidades educativas especiales o
discapacidad.
Es urgente replantear el trabajo docente para apoyarlos en las
escuelas públicas de educación básica. El trabajo con niños requiere un
alto índice de humanismo, pero sobre todo de responsabilidad,
profesionalismo, conocimiento real de los planes y programas. Es el
momento de capacitar verdaderamente a los docentes que atienden esta
población tan importante en el desarrollo de México y dejarnos de
simulacros pedagógicos.
No dejemos como sociedad civil, profesionistas e interesados en el
tema que sean los magnates, empresarios monopólicos de este país, los
que tomen las riendas de esto que nos concierne a todos. Evitemos
que sigan lucrando y evadiendo impuestos a través de un programa
elitista, abusivo, chantajista y absurdo, como el Teletón y la gran
mafia que se ha creado a su alrededor.
Si queremos apoyar a los niños e individuos de diferentes edades o
ciclos escolares con o sin discapacidad, hagámoslo de manera directa y
con los recursos limitados con los que contamos como sociedad civil
organizada: empecemos por respetar los espacios públicos destinados a
las personas con discapacidad, dejemos de etiquetar a los niños con
necesidades educativas especiales con los calificativos peyorativos de burro,tonto, tarado, repetidor.
Para este tipo de actividades sinceramente no necesitamos de
donaciones económicas sino aquellas que tienen que ver con el apoyo
específico desde nuestro oficio, profesión o arte. Es necesario
reflexionar y actuar de manera tolerante, humana, pero sobre todo
decidida para ayudar a los niños y adultos con estas características que
los hacen únicos y especiales; hagámoslo de manera desinteresada y sin
aportar las grandes cantidades de dinero, pues si esta fuera la
solución, desde 1997 en que inició la gran estafa del Teletón, ya habría
sido atendida la población más vulnerable de México y no un extracto
elitista a cambio de chantajes y lástimas sentimentalistas manipuladas
por los medios de comunicación al servicio de los grandes evasores de
impuestos, que coaccionan a la población a donar para engordar cada día más sus bolsillos.
Es el momento de solidarizarnos y darle un giro en el espacio
social en donde se encuentra cada una de las escuelas públicas que
atienden a niños y adultos; de ocuparnos, de manera distinta, al donar
en materia o en especie directamente en los planteles educativos
públicos, u organizando asociaciones civiles del pueblo y para el
pueblo.
De igual modo, en las escuelas de educación básica los padres de
familia debemos apoyar efectivamente en casa a nuestros hijos en sus
tareas y todo lo que concierne a sus actividades escolares, así como la
donación de material didáctico.
Es importante que apoyar durante todo el año a los niños y adultos
con necesidades educativas especiales y/o discapacidad, pero en sus
planteles de educación básica, cercanos a nuestro hogar, sin contribuir
al Teletón. No apoyemos a los magnates Emilio Azcárraga Jean (Televisa),
Carlos Slim (Telmex), Ricardo Salinas Pliego (TV Azteca), Lorenzo
Servitje (Bimbo) y todas aquellas empresas que con el Teletónevaden al
fisco.
*Sicólogo; candidato a doctor en enseñanza y profesor-investigador
de tiempo completo en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
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