La victoria de Mariano Rajoy abre sin duda un nuevo ciclo político
sobre el que vale la pena adelantar posibles escenarios. En primer lugar
es necesario proyectar las posibles tensiones dentro del partido
vencedor en relación a su composición actual. Es obvio que la gran
fortaleza del Partido Popular es su capacidad para aglutinar el voto de
la derecha, pero también es cierto que su debilidad puede venir de las
tensiones entre tendencias. Es posible que estas luchas de poder interno
sean determinantes en un futuro como talón de Aquilesque perjudique su hegemonía.
¿Qué
posición tomarán los sectores neoconservadores en el gobierno de Rajoy?
No existe ninguna duda de que aplaudirán las medidas de recorte y
endurecimiento presupuestario, tal y como ha hecho el Tea Party en EEUU. Pero las minorías neocon
no se conformarán simplemente con apoyar a Rajoy, sino que
desarrollarán sus propias estrategias de acuerdo a dos posibles líneas
de actuación.
La primera consistirá en presionar en clave interna al futuro gobierno para que actúe sobre algunas cuestiones que los neocon
tomaron como bandera: la Ley del Aborto, la Ley de matrimonios
homosexuales o la Ley de Memoria Histórica, entre otras. Ya dejaron su
sello durante la redacción del programa del Partido Popular para el 20N.
En la primera versión presentada por Baudilio Tomé, ex-secretario
general de FAES se recogía la «derogación» de la Ley del Aborto, que
finalmente fue cambiada por el término «modificación». Esto llevó a una
importante campaña de denuncia por parte de los sectores ultras contra la cúpula del Partido Popular.
Como
segunda línea de ataque, intentarán tomar cargos directivos en las
áreas que mejor dominan y donde menor competencia discursiva pueden
encontrase. En cuestiones como la familia o la moral tienen bazas que
jugar en puestos clave de los ministerios de educación, asuntos sociales
o cultura. Aunque son las áreas vinculadas a la seguridad ciudadana, el
orden cívico y la política exterior las que más les interesan. Cuentan
para ello con cuadros y capacidad discursiva gracias a think tanks bien
organizados, como el GEES, la Fundación Everis, y sobre todo, el
bastión de la FAES, desde donde operan los mejores zapadores del
neoconservadurismo.
En estos momentos los neocon tienen
un poder limitado en el PP de Rajoy, lo cual será para ellos un
obstáculo a superar y, en consecuencia, lo primero que tratarán de hacer
es abrir algunas ventanas de oportunidad, que probablemente vendrán de
la mano de las propias consecuencias de la crisis económica: la crisis
social. El empobrecimiento de la sociedad abrirá durante los próximos
años un escenario donde fenómenos como las movilizaciones sociales, la
economía informal, los delitos a pequeña escala o la ocupación de
viviendas serán interpretados por ellos como un problema de orden
público y no de desigualdad social.
La visión de las dos sociedades
de Margaret Thatcher, la de los que trabajan y la de los que viven de
ellos, está empezando a sonar en boca de las cúpulas empresariales que
presionan para que aumenten los recortes y se abarate el despido. Los neocon
irán un poco más lejos y tratarán de vincular la crisis con la
inseguridad y de esta forma abrirse camino en el gobierno para
introducir políticas de mano dura. Ello saben que su oportunidad estará
ligada a su propia capacidad para dar sentido y coherencia a estas
políticas securitarias en un momento de tensiones sociales. Será el
momento para “reconducir” una sociedad que camina a la deriva y que
necesita de “valores morales”.
Todavía no sabemos qué fuerzas podrán acumular los neocon a
medio plazo, ni siquiera si tendrán la capacidad de trasladar a escala
nacional la hegemonía que tienen en Madrid. Es de suponer que Mariano
Rajoy tratará de apagar fuegos más que dedicarse a echar gasolina, pero
veremos si deja la iniciativa a los sectores más duros cuando la gente
salga a la calle. Momento que aprovecharán para hacer un relato sobre lo
que pasa desde una lógica que culpabilice a los que pasan dificultades
debido a la crisis, que ponga en el centro la falta de seguridad y que
asocie las movilizaciones con la violencia. Ante este panorama, la
inteligencia colectiva desplegada en la Red y en las plazas debe ser
capaz de generar entusiasmo frente al miedo. Una buena estrategia es no
caer en la trampa del enfrentamiento entre izquierda-derecha con la que
el PP intentará manejar las protestas. Que no se nos olvide que la gente
que está pagando la crisis es el 99%.
Vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/estas-preparado-para-gobierno-pp
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