Los homenajes y reuniones de los seguidores de Krassnoff
pueden ser considerados como los estertores de la agonía de una minoría
fanática. Los admiradores de la obra pinochetista van a persistir por
un tiempo, pero a la larga están condenados a desaparecer por pudrición
en un tacho maloliente de la Historia. No obstante, lo notable es que
Piñera perdió otra oportunidad para darle un barniz de legitimidad al
Estado Neoliberal postdictadura.
La derecha chilena no entiende el significado profundo de los Derechos Humanos. Ha quedado una vez más claramente establecido.
Los
Derechos Humanos no se defienden sólo cuando un régimen dictatorial los
viola, es decir cuando son el último recurso que les queda a los
perseguidos desprovistos de sus derechos políticos para salvar su vida y
dignidad, sino que se defienden y proclaman de manera permanente y cada
vez que en una democracia un grupo de individuos busca
malintencionadamente banalizarlos, ridiculizarlos y negarlos.
Un
régimen democrático liberal que se precie, se supone que debe mantener
ciertas exigencias ético-políticas mínimas, es decir, que quienes se
hallan en el poder tienen consciencia de la importancia de los Derechos
Humanos en la historia reciente de un país, del impacto de sus
violaciones en la Memoria colectiva y de lo justo de las condenas a los
criminales.
Y si el Gobierno de Sebastián Piñera es negligente con respecto a los Derechos Humanos, por algo será.
El hecho irrefutable lo grafica todo. El mensaje de cordiales apoyos al homenaje del esbirro Krassnoff salió de La Moneda
y en nombre del Presidente de la República. Le hayan echado la culpa o
no a la asesora presidencial (o chiva expiatoria), quien debe responder
por tamaña aberración es el Presidente mismo. Es algo que no puede pasar
inadvertido.
La derecha chilena no
puede ni quiere desembarazarse de una cultura política marcada por
automatismos y reflejos pavlovianos que desprecian los Derechos Humanos.
Las complicidades pinochetistas de antaño persiguen como una sombra a
muchos acompañantes de Piñera. Lo que es peor, el “humanismo cristiano”
del cual éste hacía alarde se reveló otra farsa más.
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/11/23/44418/krassnoff-y-el-estado-de-derecha/
http://www.elciudadano.cl/2011/11/23/44418/krassnoff-y-el-estado-de-derecha/
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