1.
¿Por qué los estudiantes chilenos –que luchan en defensa de la
educación pública, gratuita, popular, sobre todo sus dirigentes- que han
demostrado una enorme capacidad política y reflexiva, han pedido ayuda y
apoyo a la ONU sabiendo que ésta institución ha demostrado estar al
servicio de los EEUU y de la OTAN? Le tengo una enorme confianza a esa
lucha estudiantil que lleva ya seis meses sin que le hagan caso o sin
que les resuelvan sus demandas. ¿Será que ese gobierno derechista, hijo
directo de Pinochet, reprime mientras espera el cansancio y el desgaste
del movimiento para luego destruirlo? En México la poderosa clase social
dominante (gobierno, empresarios, políticos) acude mucho a la
estrategia de usar primero el desprestigio, las amenazas, los golpes
alrededor para aterrorizar; pero también usa la polí
tica
del desgaste y debilitamiento. ¿Cuál debe ser la estrategia de los
trabajadores en su lucha contra el poder?
2.
El Gobierno chileno de Sebastián Piñera ha optado por la brutal
represión y la criminalización de las protestas. Amenaza con aplicar la
ley aprobada por Pinochet en 1975 que dice que “a todos aquellos
individuos que ofenden el sentimiento patrio o la independencia política
de la nación… y a los que se relacionen con gobiernos extranjeros”…
Esta ley, aunque sufrió algunos cambios, el artículo ha quedado más o
menos igual. Por eso han sido reprimidos los estudiantes por las Fuerzas
Especiales de Carabineros, pero también la popularidad de Piñera se ha
derrumbado de 57 a 28 por ciento. Los estudiantes han sufrido bombas
lacrimógenas, manguerazos de agua, fuertes golpizas y maltratos. Por eso
los jóvenes manifestantes han tocado las puertas de la ONU confiando en
que les harán caso; pero no pueden olvida
r que
el Consejo de Seguridad está controlado por los EEUU quien usa como
brazo armado a la OTAN.
3.
También nosotros los trabajadores, los estudiantes, que llevamos siglos
de ser golpeados, masacrados y asesinados luchando por nuestros
derechos, deberíamos construir nuestras propias estrategias de defensa,
pero también de avance. Casi siempre hemos salido a la calle obedeciendo
a nuestra ira, coraje, a nuestro descontento muy emotivo e
inmediatista. La realidad es que siempre salimos a protestar pero
recibimos golpes de los jenízaros, policías o soldados, que gozan de un
gran entrenamiento y cuentan con armas para rechazar cualquier protesta.
¿Por qué mejor no conjuntar fuerzas, garantizar una buena movilización y
sólo hasta entonces realizarla? El problema es que nos hemos movido en
función de coyunturas muy inmediatistas y no pensando en una gran
demanda y en hacer propaganda intensa con por lo menos 10 día
s
antes; pero también carecemos de la suficiente convicción para
organizarlas.
4.
Recuerdo que en Cancún 2003, en las batallas que dimos contra la cumbre
mundial de Comercio, por lo menos hubo entrenamientos de dos o tres
horas para conocer el sitio, calcular las fuerzas enemigas, aprender a
esquivar la represión y dar solidaridad. La participación de miles de
altermundistas de Asia. Europa, EEUU, Canadá y México nos enseñó que
toda manifestación tiene que ser bien analizada y planeada. Se pudieron
hacer muchas acciones: protestas de desnudos, toma de calles,
elaboración de grandes muñecos para las marchas, entrenamiento de
periodistas independientes, instalación de un local de medios
independientes, toma de una gigantesca grúa, derrumbe de rejas de acero
impuestas por el ejército. Por eso también, a pesar de mil esfuerzos por
parar esa gran reunión que estaba acordando más subsidios a
los
agricultores de EEUU para acabar con la producción de otros campesinos,
se suicidó el coreano Lee.
5.
Pero los estudiantes chilenos, junto con los españoles y los jóvenes
“Ocupa Wall Street, nos han enseñado mucho y han contribuido a extender
las luchas de los jóvenes en muchos países. No hay duda que por ahí está
uno de los hermosos caminos de las movilizaciones pacíficas pero
dignas. Las amenazas a los dirigentes estudiantiles, la campaña contra
Camila Vallejo por sus “discursos comunistas”, las provocaciones
montadas por policías y las amenazas de aplicarla ley represiva
pinochetistas, hacen que todo el entorno político chileno se esté
haciendo muy difícil. En Chile, después del golpe de Estado contra
Allende en 1973, han transcurrido 38 años sin que la población pudiera
confiar totalmente en sus gobiernos. Pero las luchas actuales de los
estudiantes pueden contribuir a que los asuntos en ese paí
s se
comiencen a resolver a partir del movimiento de masas en las calles.
Pedro Echeverría V.
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