Quizás dios no exista. Pero estoy seguro que a veces se asoma”
“En verdad os digo que la fé es otro de los nombres del deseo”.
(aforismos implicados)
Fanny Edelman, la última dirigente de la
vieja guardia del Partido Comunista Argentino, cuya presidencia
honoraria ejercía, falleció este martes (1/11) a los 100 años.
Edelman
había participado en la Guerra Civil Española como voluntaria de las
Brigadas Internacionales que llegaron de todo el mundo para combatir el
fascismo y hace pocos meses fue homenajeada por su trayectoria política
en el Teatro Nacional Cervantes.
En 1972, en representación de la
Unión de Mujeres Argentinas, asumió la conducción de la Federación
Democrática Internacional de Mujeres, desde donde realizó actividades en
América latina, Asia y Africa en defensa de los derechos de género, e
impulsó el Año Internacional de la Mujer y el Encuentro de la ONU en
Nairobi en 1975.
También llevó ante la Comisión de Derechos Humanos
de la ONU en Ginebra en 1978 el testimonio de cientos de familiares y
víctimas del terrorismo de Estado en la Argentina. (Enviado por Sandra
Bellini)
MISIONES - Las silenciadas víctimas del genocidio forestal
(AW)
En lo que va del año, más de cien familias de pequeños productores
recibieron intimaciones y órdenes judiciales para desalojar sus chacras.
El modelo forestal avalado por el gobierno de Misiones, por medio de
poderosos privados subsidiados por el Estado, sigue enviando poblaciones
rurales a las villas para liberar miles de hectáreas y seguir
impregnando las colonias de monocultivo. La complicidad de jueces y
funcionarios confronta con la resistencia de los campesinos de 25 de
Mayo, Mártires y Libertad.
(APe).- En una de las pocas
notas que publiqué en Página 12 me refería a la desaparición de Julio
Jorge Lopez. Fue el 4 de diciembre de 2006. La nota se llama: “Sus Ojos
se Cerraron” y su primer párrafo es: “Sus ojos se cerraron. Y el
mundo sigue andando. El mundo del deporte, de los negocios, del turismo,
del arte, del espectáculo, de las noticias, de los parlamentos, de los
tribunales, de las familias. Y el mundo sigue andando. Pero solo una
parte de ese mundo, el que no hace mucho fue caracterizado como
“izquierda siniestra”, no se conforma con seguir andando, sino que
marcha”. La marcha es una forma de andar que confronta, enfrenta e
interpela a la cultura represora. No en vano la marcha se acompaña de
diferentes marchas, himnos o canciones. Porque la música, ese arte tan
singular que es como el sonido de las matemáticas, acompaña al que
marcha para entonar su paso. Se hace camino al marchar, porque caminar
no es suficiente. Hay marchas que tienen el privilegio de durar 100
años. Otras son detenidas con la crueldad de la bestia represora a dias
de haber nacido, y esto queda encubierto con las estadísticas de la
mortalidad infantil. Hambre, frío, terror, abandono. No habrá marcha
alguna para cientos de miles, millones de seres que trataron de anidar,
sin conseguirlo, al este de cualquier paraíso. Hay una forma de marchar
haciendo cuerpo sin distancia con la forma benefactora que la cultura
represora bautiza como democracia. De la casa al voto, del voto a la
casa. Y se arrasa una vez mas el pensamiento crítico con un tsunami de
votos que no deja espacio para nada y para nadie que esté por fuera,
aunque sea apenas afuera, del oleaje de la hegemonía. El diferencial de
goles es evidencia que en la cancha hay un solo equipo. Goleadas
históricas como 12 a 1 convierten el partido, la disputa, en un
simulacro aburrido. Con los votos pasa lo mismo. Sin rivales a la vista,
el avance, más allá de su justicia, su verdad, su nobleza, pasa a ser
cultivo de lo que he llamado la democracia restitutiva. La
forma que se impone sobre una esencia que se diluye. Por eso no interesa
que hayan sido plebiscitados asesinos de pueblos originarios. Y de
poblaciones marginales. O que el responsable mayor de la voladura de
toda una ciudad sea senador por la mayoría, que aún si fuera por la
minoría ya sería infamante. No se trata de señalar que los pueblos
también se equivocan. Yo pienso que esta vez no se equivocaron, al menos
en la decisión a nivel nacional. Pero también pienso que es necesario
pensar cual es el nivel fundante de ese acierto. Y poder discutirlo sin
que pase a ser escrachado de diferentes maneras, todas con el aroma
rancio del macartismo de consorcio. Porque la soberbia, aunque
no sea armada, es mala consejera de las causas justas. No todos podremos
vivir 100 años para que nuestra marcha sea coherente, consistente y
creíble. Pero revindico el derecho a dar mis propios pasos, aunque sean
pequeños, vacilantes, desacertados, para que la construcción de
subjetividad militante incluya la diversidad y no solamente la
diferencia. Y en mis pequeños pasos descubro mi preocupación de que
partidos que enfrentan la cultura represora no hayan obtenido el
porcentaje que una ley, que a mi criterio es de proscripción light,
exige para seguir participando. Y mi preocupación de que otros partidos
no consiguieron representación, y otros si pero en cantidad también
pequeña. Quizá desde las altas olas de las mayorías se pueda pensar que
las cuestiones sociales, económicas y políticas en la argentina, pueden
ser resueltas exclusivamente por el partido de gobierno y sus aliados
estratégicos y tácticos. No comparto esa forma de teísmo laico, que
pueda derivar en idolatrías y megalomanías. Y esto no es profecía, es
memoria histórica. La parte, aunque sea una parte importante,
mayoritaria, contundente, no es el todo. Si lo pretende, su destino será
fetichizar la realidad y alguien podrá llegar a decir: “El Estado es
Ella”, remake de un Luis XIV aggiornado. La pretensión de la reforma
constitucional para habilitar la re re elección va en ese sentido. Los
problemas gravísimos del monocultivo, la guerra del agua entre
pobladores y corporaciones, el hambre como endemia, necesitan que todos
los ganadores se detengan a escuchar las voces de los perdedores. ¿Es
posible que gobiernos provinciales, municipales, etc, no puedan resolver
que los cruces de vias tienen que tener barreras, y cuando están,
tienen que ser creíbles? Que una barrera que está 20 minutos baja no es
barrera, es un muro que divide cientos de veces una ciudad. Autos cada
vez más en cantidad y en cilindrada, y rutas que solo tienen de la
modernidad el peaje. Por eso votos más, votos menos, hay que seguir
marchando. Los privilegiados lo harán 100 años, los menos afortunados
quizá menos. Accidentes absurdos detendrán esa marcha. Pero no el
recuerdo. Pero no la memoria histórica. Pero no la fe y el deseo. Y
cuando la realidad totalizable, no parcelar ni amputada, sea la única
verdad, Fanny y Julio seguirán marchando y nunca será en vano.
Tendrán el eterno resplandor de una mente con recuerdos.
Vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/
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