El miedo puede llevar a los
hombres a cualquier extremo
George B. Shaw
El
miedo es una de esas sensaciones incómodas que todos sentimos y que
compartimos con la mayoría del mundo animal. El miedo y el temor, con
sus variantes de angustia, fobias y demás dispersiones psíquicas, están
siempre presentes en nuestra existencia y, de manera directa o
indirecta, todos padecemos sus consecuencias en la vida diaria.hombres a cualquier extremo
George B. Shaw
Pero hay otro tipo de miedo, el que paraliza, el que nos hace retraernos y nos impide reaccionar para superar sus causas. Este otro miedo es el que puede ser manipulado para dominar a otros. A nivel colectivo, los poderes fácticos que gobiernan nuestra sociedad utilizan el miedo para someter a los individuos y mantenerlos en un estado de bloqueo que limite su acción y sus criterios. En la historia de la humanidad, la utilización política y religiosa del miedo está bien documentada. Ese miedo colectivo nos mueve a actuar de manera condicionada o a aceptar situaciones impuestas por temor a rechazarlas ¿Quién nos inculcó el popular “ni modo”? Quien lo haya hecho consiguió la perpetuación de la desigualdad, la injusticia y la falta de solidaridad ante el temor mezquino de que si actuamos las cosas podrían empeorar para nosotros.
Miedo, temor, angustia, neurosis y otros sustos
El miedo es la emoción más primitiva y
más fuerte del género humano
H. P. Lovecraft
¿Miedo o temor? En el
diccionario de María Moliner se define el temor como un “miedo
moderado” y su explicación coincide con la definición de “miedo” que nos
propone el diccionario de la academia de la lengua (DRAE):
“Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o
imaginario.” Este mismo diccionario define el temor como “pasión del
ánimo que hace huir o rehusar las cosas que se consideran dañosas,
arriesgadas o peligrosas”. En este trabajo vamos a unificarlos y
entenderlos como un solo concepto que implica la perturbación y la
reacción.más fuerte del género humano
H. P. Lovecraft
La palabra miedo procede del latín metus, sus antecedentes griegos son fobos y deos. El primero fue utilizado hasta Homero para describir la huida en batalla, su símbolo estaba presente en los escudos de la diosa Atenea y del rey Agamenón en la Ilíada. Según la mitología, Fobo es hijo de Ares, el guerrero supremo, y lo acompaña en la batalla para hacer huir a sus enemigos. Posteriormente, Aristóteles ya utiliza el término fobos para referirse al miedo, que en sus obras define como un pathos (emoción) de la psique (alma). Platón es quien utiliza deos (temor) como término contrario a la valentía en uno de sus diálogos (Laques).
Podemos decir que los humanos sentimos miedo cada vez que enfrentamos una situación nueva, algo frecuente a lo largo de la vida, sobre todo en la niñez, y de nuestra reacción depende el aprender a manejarla para poder superarnos. Pero esto no ocurre siempre así; esos miedos racionales se pueden transformar en miedos neuróticos que son más complejos y a veces no están ligados a un origen real. Los miedos irracionales generan depresión, ansiedad, fobias, manías y en casos extremos paranoia. Habitualmente tienen su causa en las interrelaciones sociales y a veces se vuelven permanentes en nuestra vida (miedos crónicos) con pocas posibilidades de superación.
Todas estas variantes se diferencian del miedo básico en que éste se refiere a sentimientos de temor ante peligros evidentes que provocan una reacción de protección; en cambio, los derivados neuróticos del miedo se relacionan con sentimientos de temor de origen incierto que producen aislamiento.
La angustia –término muy utilizado en el psicoanálisis– es un temor opresivo, sin causa precisa, que origina aflicción, congoja o ansiedad y hasta sufrimiento o dolor. En el sentido y uso común, la angustia se hace equivalente a la ansiedad extrema y al miedo. Otros conceptos relacionados son: el terror, un miedo extremo ante alguna fatalidad o evento catastrófico; el susto y el sobresalto, que se producen por un acontecimiento imprevisto y generan un temor repentino; y el pánico, que es la respuesta a un miedo intenso.
Las consecuencias del miedo son muy diversas; van desde superación y aprendizaje, hasta pérdida de voluntad y sometimiento. Una exposición continuada a los estímulos que causan miedo puede generar cambios en la conducta y en el funcionamiento mental y fisiológico de las personas.
El miedo, además de poder ser real o imaginario, se sufre de manera individual o colectiva. Las reacciones descritas cuando son experimentadas en grupo se potencian. En consecuencia, si la respuesta es de superación o defensa, pueden generar movimientos revolucionarios o de resistencia social; pero si la reacción es de bloqueo, puede dar lugar a una caterva de individuos sometidos y atemorizados. Un tema relevante de nuestro tiempo es la inducción al temor como modelo social que disgrega, paraliza y subyuga.
El sometimiento por el miedo y la cultura del terror
Educar
por métodos basados en el temor, la fuerza y la autoridad destruye la
sinceridad y la confianza, y sólo se consigue una falsa sumisión
Albert Einstein
Thomas Hobbes (Leviatán,
1651) fue uno de los primeros pensadores en relacionar el temor con la
organización política y la construcción del Estado. En la actualidad,
la utilización del miedo como instrumento de sumisión desarrolla una
metodología sofisticada con el objetivo de intimidar a los pueblos y
manejar sus reacciones ante estímulos de temor inducido. La aplicación
social de esta teoría recomienda la provocación de situaciones
traumáticas violentas (asesinatos, desapariciones, torturas, etcétera)
para someter grupos sociales problemáticos. Este procedimiento fue
utilizado por las dictaduras militares en Latinoamérica durante el
pasado siglo. Los especialistas en métodos de tortura llegaron a la
conclusión de que sólo en estado de crisis mental provocado por temor
físico, el individuo entra en una situación de tal vulnerabilidad que lo
hace perfectamente manipulable.Albert Einstein
Una premisa de la teoría del sometimiento por el miedo, que los gobiernos aplican con precisión, es que se deben aprovechar los momentos de contingencia motivados por una catástrofe o peligros provocados, para imponer medidas de control y subordinación que en circunstancias normales serían rechazadas por la población.
El temor, difundido por el poder gracias al control de los medios de comunicación, es un arma efectiva utilizada en beneficio propio y en contra de los individuos. El miedo impuesto invade todas las capas de la sociedad hasta instalarse en el inconsciente colectivo presto a actuar al servicio de intereses creados. El miedo se convierte en pánico y en terror; así se instaura en la sociedad la cultura del terror.
A lo largo de la historia, los regímenes totalitarios e imperialistas han basado su dominio imponiendo la cultura del terror a través de una estrategia fundada en el miedo que subyace a la violencia y la coerción. Son habituales las campañas en contra de opositores al sistema establecido que representan “un peligro” para la nación. Este componente de crear temor unido a una política educativa que mantenga en la ignorancia a la población crea un binomio casi infalible para perpetuarse en el poder.
En la actualidad el miedo es uno de los factores más utilizado en la política internacional para satisfacer los intereses económicos y políticos de las naciones más poderosas. Las consecuencias son casi siempre las que proclamaban querer evitar: millares de muertos y desaparecidos, incalculables daños colaterales, millones de desplazados, hambre y miseria, entre otras calamidades. La cultura del terror se implantó en nuestro siglo a raíz de la llamada guerra contra el terrorismo, articulada por EU y sus socios europeos. Legitimados por una ONU manipulada e ineficaz, transgreden con impunidad el derecho internacional (detenciones ilegales en cárceles clandestinas, invasiones de países soberanos con objetivos encubiertos) y pisotean los derechos humanos, todo llevado a cabo por su brazo ejecutor, la OTAN, un organismo militar que mantiene el control del planeta desde su creación después de la segunda guerra mundial, “para resguardar la paz y la estabilidad”.
Los ejemplos de este mecanismo de actuación, consecuencia de una estrategia funesta y cruel aplicada por el verdadero “eje del mal”, se suceden en un escenario global acelerado. Las crisis económicas continuadas, los conflictos políticos inducidos, las guerras, el control policíaco-militar, el narcotráfico, la violencia y la corrupción generalizadas, la inseguridad y la impunidad, copan nuestra existencia diaria, son realidades impuestas, justificadas por unos medios de comunicación al servicio de la cultura del terror. La situación mundial rezuma tanta violencia que trae como consecuencia miedo y temor individual, pánico y terror colectivo.
Pasar a la acción
Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas
ha sido inyectado el veneno del miedo... del miedo al cambio
Octavio Paz
Todos padecemos esta
situación pero casi nadie dice o hace nada; a los pocos que actúan o
alzan la voz denunciando la realidad del sometimiento se les elimina de
una u otra manera. Estamos paralizados por este miedo que nos tiene
enganchados y del que nos dan nuestra dosis diaria, para mantenernos en
esa apatía temerosa que domina y mediatiza nuestra vida cotidiana.ha sido inyectado el veneno del miedo... del miedo al cambio
Octavio Paz
¿Es posible cambiar? ¿Hay salidas? Sin duda tienen que existir posibilidades de despertar de este mal sueño; hay quien dice que las mejores vacunas son la razón y el pensamiento libre. Pero creo que para conseguirlo se ha de pasar, indefectiblemente, por el cambio a nivel personal. El campo de batalla está en uno mismo; es ahí donde debemos empezar a actuar. En estos tiempos, la revolución comienza a nivel personal.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/10/30/sem-xabier.html
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