No
debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza.
La
gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.
Nacemos
y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y
nadie
nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que
aprender
a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire.
Soy una
planta monstruosa. Mis raíces están a miles de
kilómetros
de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares
y un océano.
El sol me mira cuando ellas respiran en la noche,
duelen
de noche bajo el sol.
(Bajo
la lluvia ajena)
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