Imagen: Comunicas.org
Editorial de Lucha Indígena*
3 de octubre, 2011.- Están en disputa dos proyectos que se excluyen
recíprocamente: El de las políticas “desarrollistas” y el proyecto
indígena de defensa de la Madre Tierra (Pachamama).
El Desarrollismo
El criterio fundamentalmente eurocéntrico de “Desarrollo”, en
realidad encubre la voracidad de las grandes empresas capitalistas
multinacionales por acumular cada vez más dinero. Saben los capitalistas
que con el feroz ataque a la naturaleza están conduciendo, entre otras
cosas, al exterminio de nuestra especie, pero no les importa, lo único
que les interesa es ganar más dinero.
Su ataque a la naturaleza se da en muchas formas, la más peligrosa es
el calentamiento global producido por los gases de efecto invernadero.
En las reuniones internacionales para discutir el tema no acuerdan
disminuirlo ni un solo grado. Este calentamiento produce cada vez más
desastres, llamados por los medios de comunicación en manos de las
grandes empresas “desastres naturales”: Disolución de hielos y nieves,
desaparición de arroyos, adelgazamiento de ríos, aumento del nivel del
mar, huracanes, inundaciones, sequías, inviernos más fríos, veranos más
calientes, alteración de la época de lluvias, etc.
Otro ataque es la minería a cielo abierto que destruye montañas, roba
el agua del consumo humano directo y de la pequeña agricultura,
envenena el agua, matando seres humanos, animales y vegetales. Otro es
la construcción de hidroeléctricas que desaloja a los habitantes y sus
cultivos para hacer represas y también roba el agua de la pequeña
agricultura. Otro es la “industria alimentaria” que practica el
monocultivo, ataca la flora y la fauna, mata el suelo con agroquímicos
(fertilizantes, insecticidas, herbicidas) y nos da de comer transgénicos
y sustancias químicas que nos matan. Otro es la depredación de la selva
a través de la extracción de petróleo y gas, del saqueo de la madera,
del cultivo de agrocombustibles y otras plantaciones industriales, la
ganadería, la construcción de “vías de comunicación”, como la carretera
interoceánica y el ataque al TIPNITS, etc.
La política desarrollista es llevada fundamentalmente por los
gobiernos imperialistas pero también la comparten los gobiernos
progresistas como el de Ecuador y el de Bolivia.
Reconocemos que éstos últimos son gobiernos progresistas, han llevado
a cabo el deseo popular de nuevas constituciones, han declarado que son
estados plurinacionales, Ecuador reconoce los derechos de la Madre
Tierra, ha expulsado la base norteamericana de Manta, Bolivia ha
expulsado a la agencia norteamericana DEA e inclusive se vio obligada a
expulsar al embajador de ese país, etc. Naturalmente apoyamos estas
actitudes.
Pero por otra parte Ecuador continúa con la política extractivista y
el gobierno boliviano forma parte del impulso al proyecto “Integración
de la Infraestructura Regional Sudamericana” (IIRSA) encabezado por el
imperialismo emergente brasileño.
Que sean gobiernos imperialistas o “antimperialistas” quienes lo
impulsen, conducen al desarrollo hacia la extinción de la humanidad.
La defensa de la Madre Tierra
Es ejercida fundamentalmente por los pueblos indígenas del mundo,
pues aunque toda la humanidad depende de la naturaleza, esta dependencia
es una vivencia directa de los indígenas quienes son los que menos
“disfrutan de los beneficios de la civilización” y ahora ven a ésta como
destructora del medio ambiente, por eso mueren luchando en defensa de
la naturaleza, como en Bagua, como en la lucha contra la mina Tía María
en Cocachacra, Arequipa, como en el aeropuerto de Juliaca, Puno.
Pero no son sólo los indígenas quienes luchan en defensa de la
naturaleza, hemos visto en Italia la lucha de los activistas del
movimiento “No TAV” (Tren de Alta Velocidad) que unirá a las ciudades
de Turín en Italia y Lyon en Francia destruyendo los bosques de La
Magdalena. Hemos visto el triunfo reciente de la población urbana de
Mendoza, Argentina contra la mina San Jorge, estamos viendo en el Perú
la lucha de los pobladores urbanos de Tacna y Moquegua en defensa del
agua que les roba la minería.
Para defender los derechos indígenas no es una garantía el ser
indígena. El indígena Benito Juárez gobernó México contra los indígenas.
En el Perú hemos tenido a Toledo, un presidente indígena con cerebro de
Harward.
Boaventura de Sousa recomienda conversar; no estamos en contra de
conversar, debemos conversar inclusive con el enemigo, mucho más con los
gobiernos progresistas de Ecuador y Bolivia (al parecer el “hermano
Evo” paso a ser un primo lejano), pero tengamos en cuenta que su
política desarrollista es irreconciliable con nuestra defensa de la
naturaleza.
El afianzamiento de nuestro frente debemos desarrollarlo en la lucha y
en la conjunción con todos (indígenas y no indígenas) quienes estén de
acuerdo en que lo fundamental es la defensa incondicional de la
naturaleza, que es también la lucha por la supervivencia de la especie
humana. Esto no fortalecerá a la derecha como dice De Sousa, lo que la fortalecería sería nuestra capitulación ante el desarrollismo.
En el Perú las cosas son más claras: Ollanta Humala es declaradamente
desarrollista, desde su campaña electoral prometió impulsar la minería a
cielo abierto y la agroindustria, ambas depredadoras de la naturaleza.
La lucha en defensa del agua y de la vida, ya la inició Tacna.
Defendemos consecuentemente la naturaleza pero no estamos en
contra de las ventajas del progreso que no afecten el medio ambiente,
que no pongan en peligro la continuidad de nuestra especie.
Aprendemos de Vallejo cuando le recomienda a España: “¡Cuídate de tus héroes!”, “¡Cuídate de los nuevos poderosos!”.
Hemos visto a un valiente dirigente obrero del ABC paulista en
Brasil, Lula, convertirse con el tiempo en impulsor de la depredación de
la selva amazónica en favor de la producción de alimento para los
carros, desarrollada por grandes empresas multinacionales. Lo hemos
visto como impulsor fundamental del IIRSA.
Hemos visto a un valiente dirigente cocalero que fue expulsado del
parlamento por su consecuencia en la defensa de los indígenas,
convertirse en el presidente que ordena la represión a los indígenas
defensores de Pachamama, y que también impulsa el IIRSA.
No confiemos en UNO por muy luchador que haya sido hasta hoy.
Confiemos en TODOS como en la plaza Tahrir en el Cairo, como en la
Puerta del Sol en Madrid, como en la plaza Sintagma en Atenas, como en
el movimiento “Ocupa Wall Street” en Nueva York.
—-
* Editorial del periódico Lucha Indígena, núm. 62. Recibido por cortesía de su director: Hugo Blanco Galdós. Sitio web: http://www.luchaindigena.com/
* Editorial del periódico Lucha Indígena, núm. 62. Recibido por cortesía de su director: Hugo Blanco Galdós. Sitio web: http://www.luchaindigena.com/
Vìa :
http://servindi.org/
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