De “escalofriantemente atroz” fue calificado el caso de los
experimentos médicos que tuvieron lugar en
Guatemala entre los años 1946
a 1948 por parte del Servicio de Salud Publica de Estados Unidos y la
Oficina Sanitaria Panamericana.
Una comisión presidencial estadounidense reveló los espeluznantes
detalles de los experimentos sobre indígenas, reos, enfermos mentales y
prostitutas que dejaron al menos 83 fallecidos.
La denuncia de los hechos empezó el año pasado cuando una
historiadora médica del Colegio Wellsley descubrió expedientes entre
documentos del médico John Cutler, encargado de los experimentos.
Los estudios, financiados por los estadounidenses Institutos
Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), implicaban la
deliberada inoculación de enfermedades de transmisión sexual para probar
la penicilina como una posible cura.
“Los investigadores colocaron en primer lugar sus propios avances
médicos y en un distante segundo lugar al decoro humano”, señaló Anita
Allen, de la Comisión presidencial para el Estudio de Asuntos de
Bioética.
Cerca de 5.500 personas participaron de los experimentos sin haber
dado su consentimiento para ello. 1.300 personas fueron expuestas o
inoculadas con enfermedades venéreas, señaló Stephen Hauser, miembro de
la comisión investigadora.
Hauser fue quien dio la cifra de muertos (83) al presentar el informe
preliminar. A su vez, declaró que la comisión aún no determina “a qué
nivel estas muertes estuvieron directa o indirectamente relacionadas con
los experimentos”, sin embargo, se detectaron casos de infecciones
después de las inoculaciones.
De las 1.300 personas inoculadas o expuestas a enfermedades venéreas,
sólo 700 recibieron algún tipo de tratamiento, indicó Hauser.
La comisión presidencial en temas de bioética ha estudiado cerca de
nueve meses el caso, con 125.000 documentos como pruebas, y entregará su
informe final en septiembre de 2011.
En octubre pasado, el presidente guatemalteco, Álvaro Colom, calificó
los hechos de “crímenes de lesa humanidad”. Un mes después, el
presidente estadounidense Barack Obama, encargó la investigación de los
hechos.
Amy Gutmann, la jefa de la comisión, calificó los hechos de un
“episodio inmoral de injusticia histórica”, y a su vez manifestó que la
investigación busca “honrar a las víctimas y asegurarnos de que esto no
suceda nuevamente”.
“No fue un accidente que esto sucediera en Guatemala”
Un aspecto escalofriante de los sucesos es que los mismos
investigadores estadounidenses realizaron, por la misma época,
experimentos similares con presos de la cárcel de Terre Haute (Indiana,
EE.UU), a quienes sí informaron y a quienes solicitaron su
consentimiento.
En Guatemala, en cambio, “ignoraron” y “violaron” este derecho en la
población más vulnerable. “No fue un accidente que esto sucediera en
Guatemala”, ya que algunos de los investigadores “dijeron que no
hubieran podido hacer esto en su propio país”, afirmó Gutmann.
Asimismo, en el país centroamericano, los científicos “no sólo no
solicitaron el consentimiento informado (de las víctimas) sino que
activamente los engañaron y no dieron tratamiento con penicilina a los
que estaban infectados con sífilis y gonorrea”, señalo la investigadora.
Como a conejillos de indias
La investigación ha revelado que los experimentos fueron más
escalofriantes de lo que inicialmente se supuso. Ahora se conoce, por
ejemplo, el caso de las siete mujeres con epilepsia que fueron
infectadas con sífilis debajo de la nuca.
Este inusual tratamiento hizo que las mujeres enfermaran de
meningitis bacteriana, probablemente por el uso del material sin
esterilizar, aunque luego fueron tratadas.
Otro caso se refiere a una paciente femenina enferma terminal de
sífilis. Los investigadores le inocularon gonorrea en los ojos y en
otras partes del cuerpo para conocer el impacto de otra infección. La
mujer falleció seis meses después.
Ante ello, Gutmann señaló que los investigadores “actuaron
sistemáticamente en contravención del mínimo respeto por los derechos
humanos y la ética de la investigación”.
Asimismo, que “hay evidencia sustancial que reflejan esfuerzos de los
investigadores por limitar el conocimiento de las actividades con los
guatemaltecos tanto como fuera posible”.
Gobierno guatemalteco localiza a cinco sobrevivientes
Mientras tanto, el gobierno guatemalteco localizó a cinco de los
sobrevivientes a los experimentos médicos. Ellos viven en el occidente
del país y “serán trasladados a la capital para realizar estudios
médicos” y determinar su estado de salud, informó el vicepresidente
guatemalteco Rafael Espada.
Las cinco personas, junto a sus familias, serán sometidas a estudios,
“porque queremos saber si hubo consecuencias” a raíz de los
experimentos, indicó Espada.
Los cinco hombres tienen en la actualidad entre 84 y 85 años, y serán
trasladados a la capital para ser examinados en el Hospital Roosvelt.
Fuente, vìa :
http://servindi.org/
http://servindi.org/
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