El 2011 ha sido el año del despertar social, destacando
las movilizaciones contra el proyecto Hidroaysén y el conflicto
estudiantil por la gratuidad y el fin del lucro en la educación.
Las respuestas –más allá de mesas de trabajo– suelen apuntar a mantener
un modelo económico y a no ceder en favor de políticas ambientales y
educacionales que respeten el desarrollo sustentable y la igualdad de
condiciones.
Y en la medida que se agudiza la movilización social aumenta la represión. La muerte del joven de 16 años, Manuel Gutiérrez, la madrugada del 25 de agosto, por un disparo realizado por Miguel Millacura,
funcionario de Carabineros –aunque en principio se negara su relación
con los hechos– es una de las noticias más graves, que ha evidenciado un
accionar cuestionable y que recuerda procedimientos ocurridos durante
la dictadura de Pinochet. La represión, al parecer, está de vuelta e
instalándose en nuestra sociedad con impunidad.
Los testimonios y sus denuncias crecen. En
el marco del Paro Nacional, convocado por la Central Unitaria de
Trabajadores (CUT) los días 24 y 25 de agosto, masivas marchas se
produjeron en Santiago y en todo el país. El jueves 25, Valparaíso fue
escenario de una marcha con cerca de cincuenta mil personas, que
recorrió desde Plaza Sotomayor hasta el Congreso. Al término, más de
trescientas personas resultaron detenidas y golpeadas, y otras,
procesadas.
Fue el caso de Cristian Andrade, estudiante de Sociología de la Universidad de Valparaíso (UV),
detenido en el frontis de la Facultad de Ciencias Económicas y
Administrativas de la misma casa de estudios, cuando ya se dirigía a su
domicilio. En su denuncia, señala: “Alrededor de diez carabineros me
detuvieron y trasladaron a un bus policial entre golpes de pies, puños y
bastones”. Sin más detenidos, aún en el vehículo policial, ”efectivos
de Fuerzas Especiales me propinaron más golpes y arrojaron al suelo,
parándose sobre mi espalda, mientras otros me insultaban y agredían con
patadas en los costados y extremidades”.
Esposado de manos en el bus policial – según su relato- continuaron los puñetazos en su rostro. En ese momento, Carabineros lo reconoce como dirigente (ex FEUV) agudizándose la golpiza. Después vinieron las amenazas hacia
Andrade y su familia “en el caso de seguir participando en la
movilización que llevan adelante los estudiantes chilenos o denunciar
las agresiones a las que estaba siendo sometido”.
Lo
que ya se salía de un procedimiento de detención y, según la versión
del estudiante, se convertía en una de represión, se evidencia con lo
que vino después. “Cubrieron parte de mi rostro y me
fotografiaron mientras conversaban respecto a los cargos en mi contra
para asegurarse de recibir una sanción grave (…) otro carabinero acciona una bomba lacrimógena de mano sobre un paño mojado, poniéndola sobre mi nariz, boca y heridas”.
Para asegurarse de los efectos del químico, el funcionario “frotó el
mismo paño sobre mi herida produciéndome dolor, irritación y más daño,
acción que en ningún caso fue cuestionada por alguno de los seis
funcionarios presentes en ese momento”. Por el contrario, relata
Andrade, fue motivo de burla verlo inmovilizado y bajo los efectos del
químico. “Otro de los efectivos policiales toma un limón partido y lo
frota sobre la herida, vanagloriándose de la posición de autoridad en la
que él se encontraba en ese instante”.
El
bus continuó su marcha trasladando a doce estudiantes detenidos. Le
quitaron las esposas sólo al llegar a la segunda Comisaría de
Valparaíso para iniciar el procedimiento de rigor. “Nos llevaron
esposados, esta vez a todos, a constatar lesiones al Hospital Van Buren…
se constataron heridas, erosiones y hematomas en piernas, espalda,
brazos y cara”, precisa Andrade.
La
detención es una medida cautelar por la que se limita a una persona,
provisionalmente, de su derecho a la libertad, para ponerla a
disposición del juez que instruye la investigación y puede producirse
antes de la existencia de un proceso penal, durante el mismo o cuando ha
concluido. Con todo, la persona tiene derechos, como ser informada de
los motivos de su detención, a guardar silencio, a no declararse
culpable, a atención médica y constatación de lesiones, entre otros.
Sin
embargo, participar de movimientos sociales y movilizarse –al menos en
democracia- no es un delito. La simpatía y respaldo mayoritario que han
dejado las demandas medioambientales y estudiantiles reflejan el interés
ciudadano por transformaciones reales. Por ello, lo que se observa en
los hechos denunciados por Andrade son ilegítimos y arbitrarios. El acto
de “causar daño físico o psicológico intencionadamente, vinculado
principalmente al dolor físico, que puede o no desembocar en la muerte
de la víctima”, es sinónimo de abuso y tortura.
“Más allá de sentirme vulnerado y agredido, esto no detiene mi interés por ser parte del movimiento estudiantil”, explica
Cristian Andrade, quien dice que espera que esto se investigue y tenga
resolución judicial porque “si uno lo permite abre la puerta para que se
reinstalen prácticas represivas que se suponía habían terminado”. Así
que inició una denuncia contra Carabineros, presentada en la Segunda
Fiscalía Militar, de Santiago, además de una demanda civil contra los
efectivos que lo agredieron directamente, por apremios ilegítimos y ser
incomunicado y amenazado, por policías que –como sucede en reiteradas
ocasiones– no portaban sus placas de identificación a la vista.
La
función de Carabineros, de acuerdo con la Constitución chilena, es
“brindar seguridad a la comunidad en todo el territorio nacional
mediante acciones prioritariamente preventivas, apoyadas por un
permanente acercamiento a la comunidad”. En ningún caso le corresponde
ejercer justicia por sus propias manos como diversas personas han
denunciado en estas últimas semanas, o como en el caso de Manuel
Gutiérrez (asesinado en Macul), que hasta ahora ha derivado sólo en la
baja de la patrulla policial, y al General Sergio Gajardo, sólo luego de
que la Policía de Investigaciones hiciera una declaración que hizo
imposible esconder el hecho.
Andrade
apunta a que en la jornada del Paro hubo situaciones de violencia
desmesurada contra los detenidos en ciudades como Santiago, Concepción y
Temuco, donde Carabineros “detuvo a manifestantes que participaban en
movilizaciones y luego en sus furgones policiales o comisarías aplicó
severos castigos físicos y sicológicos que se suponían ya no existían en
nuestro país, a vista y paciencia del alto mando, de un ejecutivo que
generando temor y reprimiendo las movilizaciones estudiantiles pretende
frenar las movilizaciones sociales en el país”.
La
denuncia presentada por Andrade en la Fiscalía Militar de Santiago es
contra el General Rodolfo Pacheco, de la Quinta Zona de Carabineros, por
la responsabilidad del actuar los uniformados de Valparaíso. Según
Rubén Jerez -abogado del estudiante agredido– “es probable que la causa
tenga un lento trámite considerando que es contra un uniformado de alto
rango”. En la ciudad puerto –sin mayor éxito- se intentó entrevistar al
Mayor Cristian Herrera, de la Segunda Prefectura de Carabineros, para
conocer su versión de los hechos y preguntar también por las medidas
que esta institución tomará para evitar que su personal protagonice
nuevamente procedimientos de esta magnitud.
Responder
a las demandas sociales “a palos” trae a la memoria tristes recuerdos
de nuestra historia, que nos ha enseñado que ninguna movilización social
se detiene con amenazas. “La convicción y fuerza puede más que el temor
que quieren propagar a través de la persecución, agresión y
criminalización hacia los que queremos un país distinto”, expresa
Andrade, agregando convencido que “hoy, más que nunca no podemos
abrirles paso a quienes añoran con nostalgia los días más oscuros de la
historia de Chile (…) por lo que es responsabilidad de todos denunciar
hechos como estos para que no vuelvan a ocurrir”.
La
denuncia puesta en Fiscalía militar contra general Rodolfo Pacheco, de
la 5ta Zona de Carabineros, quien justificó el accionar de sus
uniformados, se puso en Santiago y están a la espera de que la causa se
traslade a Valparaíso.
Por Karen Medina / Valparaíso.
El Ciudadano
http://www.elciudadano.cl/2011/09/28/41497/a-palos-con-los-estudiantes-como-en-antano-denuncian-caso-de-tortura/
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