Verbalizar
la violencia y el odio incita a devolver cada insulto a piedrazos. La
discriminación social, económica, de género o cualquier otra, busca sus
propios caminos de autodefensa y, tal como dice una antigua canción “una
gota y otra gota hacen tormenta y el vendaval no tiene vuelta, no hay
quien lo detenga…”.
Eso es lo que sucede en Valparaíso a la hora
en que escribo estas líneas. Centenares de jóvenes se enfrentan
violentamente a carabineros de fuerzas especiales en diferentes puntos
de la ciudad. El aire irrespirable a causa de la generosidad de la
fuerza policíaca, que no escatima gastos. “No se fije en gastos,
compadre”, habría dicho nuestro chilenísimo “Cumpa”, el de Condorito.
Tal parece haber sido la instrucción de Hinzpeter: échenle humo y gas
nomás, total pulmones jóvenes tienen aguante.
A primeras horas de
hoy, y desde la protección de su oficina en la Intendencia Regional del
principal puerto de Chile, Celis, ex abogado de El Mercurio, ironiza con
la cantidad de personas marchando por un país más justo.
Intencionalmente, frente a la prensa, reduce a un puñado las miles de
almas que pasan bajo su ventanal con vista al fracaso político del
gobierno que representa. Lo anterior provoca ira, frustración y bronca
que se expresa por miles de gargantas en cánticos y gritos.
La
juventud, otrora “el futuro de Chile”, hoy atrapada en las redes de la
banca, endeudada y sentenciada a una incertidumbre laboral, profesional,
humana, social y cultural, no encuentra respuestas en una casta
política entronizada en el poder. Se niega, también, a creer en líderes
mesiánicos respaldados por programas de “copiar y pegar”, herederos de
apellido histórico, corajudo y consecuente, pero sólo de apellido. Los
hijos no tienen culpa de haber nacido, ni los padres haber parido a
determinados hijos. Tampoco compra más el cuento de familias que han
hecho de la política, los negociados y los acuerdos entre cuatro
murallas, a espaldas del pueblo, una forma de vida, pues la
Concertación, o lo que resta de esa especie de muerto caminando,
solamente causa rechazo. Y la derecha, asco, aversión.
Los medios
de comunicación, en general en manos de intereses políticos, económicos y
fácticos, invisibilizaron durante tanto tiempo la realidad del país,
tergiversan u omiten, que pocos les creen. ¡Cuánta diferencia con la
actitud de quienes se manifestaban contra la dictadura cuando reporteros
buscaban refugio!
En la misma medida que la televisión, diarios y
radioemisoras –con rarísimas excepciones- faranduliza y degrada el
noble oficio del periodismo, aumentan las radios comunitarias, los
medios alternativos, y los muros reflejan el descontento social.
Presidente de retail
Estudiantes
permanecen hace 3 meses movilizados, con universidades, escuelas y
colegios en toma. Sus demandas rebotan en la coraza político-ideológica
del gobierno de turno, así como los inquilinos anteriores de Palacio
alzaron su voz por un par de gotas de agua arrojada contra la ministra
de Educación de Bachelet: nunca entendió ese ni los gobiernos anteriores
desde 1990, que los llamados “pingüinos” botarían la pelusa y
crecerían; sólo les interesaba se inscribieran en los registros
electorales para avalar una “democracia representativa” que a nadie más
que a ellos, los políticos, conviene. Pues bien. No se inscribieron, no
votaron. La Concertación perdió y asumió, cual gerente de tienda de
retail, uno de aquellos personajes tan comunes en nuestra historia,
cuyos apellidos nos observan desde la señalética vial y sus estatuas y
bustos sirven para orinar de noche o como cagadero de pájaros citadinos.
Las
autoridades de gobierno, policías y quienes solamente se “informan” a
través de los medios ya citados, hablan de “vandalismo”, de “turbas”, de
“anarquistas”, que asolan las ciudades, se toman las calles y
desvalijan comercio, pero callan cuando se les aclara que locales
atacados pertenecen, por ejemplo, a las mismas 5 o 6 familias dueñas del
país; a las empresas que estafan, por miles y miles, a trabajadores,
estudiantes, empleados; a la banca que estrangula y te convierte en su
esclavo, a las farmacias.
Los eternos matinales de televisión y
editoriales del duopolio Mercurio-Copesa, intentarán desvirtuar, buscar
culpables, incitar a la represión, silenciar, pero una vez se disipe el
humo y sabor a lacrimógena, resurgirán las ansias por un país mejor; las
ganas de seguir, de liberarnos de males que nacieron con la República, y
mucho antes, cuando el pueblo Mapuche fue exterminado por la espada y
la segregación.
Hay algo que sí está claro: ya nunca más tendremos miedo.
Por Enrique Fernandez
Quien publica no es el autor de la nota
Bruno Sommer
Vìa:
http://www.elciudadano.cl/2011/08/25/una-vez-que-se-disipe-el-olor-a-lacrimogena/
No hay comentarios:
Publicar un comentario