(APe).- Cuentan que en una entrevista, un periodista le pregunta al
general Perón como se distribuían las simpatías partidarias en la
Argentina. Bueno, es simple, contestó: alrededor del 30% son radicales,
más o menos igual son conservadores y alrededor del 30 % son
socialistas. -Pero General: ¿y peronistas? -Ah no -contestó - peronistas
son todos. Años más, porcentajes menos, la historia se repite. Al
menos, la historia repite la mitad de la historia. -Ah no: kirchneristas
son la mitad de todos. O quizá deberíamos decir: “cristinistas”. Aunque
sea lo mismo, de todos modos no es igual. La política como mercado no
ofrece mercancías idénticas, porque sabemos que el fundamento de la
persistencia en la demanda es la variación de la oferta. La crispación
dio paso a la felicitación, y no fue un nuevo paso de baile, sino
directamente otra forma de bailar. Como todos sabemos, no es difícil
bailar con la más linda. Y nadie erra un penal cuando patea sin arquero.
O con varios arqueros de la dimensión de liliputiensis psicofísicos.
Por las dudas que hubiera alguna sorpresa, la cláusula gatillo del 1,5%
fusiló por las urnas y por las dudas varios intentos de oposición
salvaje. Nos quedamos con la civilización de la democracia
representativa y nos alejamos de los bárbaros que sólo se representan a
sí mismos, y a veces, ni siquiera. Un compañero en medio de esas
charlas que doy donde suelo hablar de aquello que ignoro, me dijo: “no
sé si soy uno de los míos”. En fin, que a ningún oficialista le hizo
pregunta, y mucho menos le dio asquete, que por el modelo K (si escribo
la modelo K me deportan) votarán desde los salvajes macristas de la
ciudad de Buenos Aires, hasta los oligarcas del campo, o al menos, los
medianos y no tan medianos productores. Por algo la Mesa de Enlace
admitió haber recibido una cachetada, versión light del escarmiento que
no truena. Así que tengo un terrible problema, además de las expensas
de mi modesto departamento. La lucha contra toda hegemonía, el
pensamiento único, el culto a la personalidad, la idealización, la
verdad revelada, la condena al consumismo, el odio visceral a la banca
financiera, a la casta sacerdotal y la jerarquía militar, la convicción
profunda de que el maquillaje peronista le ha servido a miserables
represores, torturadores y desaparecedores para hacer cosmética
democrática, la convicción de que no hay capitalismo que no se sustente
en la explotación del trabajador, sea por desempleo, sea por salarios
retrasados en relación al costo de vida, la idea de que todo Estado es
la forma jurídica de la clase dominante y por lo tanto es benefactor
como el lobo cuando no tiene tanta hambre, o cuando está adobando el
próximo festín. Todo eso tambalea, deja de ser consistente, las
elecciones son algo así como una herida, aunque no demasiado absurda.
Hay cuestiones en que nuestro Estado debe intervenir y que no se han
planteado en las campañas para las jefaturas de ciudades y provincias.
Planteo sólo dos, porque la conciencia plena de la impotencia para
enfrentarlos me obliga a ser prudente. La despenalización del aborto, la
lucha integral contra la trata y la despenalización de la tenencia de
drogas. Creo que puse tres, de optimista nomás. Pero en esas tres
cuestiones, es justamente el Estado copartícipe necesario para que las
tres tragedias se continúen en el tiempo. Y en estos tres casos, LO
ÚNICO que importa son las víctimas. Por cientos de miles. Y además el
hambre, una forma nada sutil de terrorismo de estado, porque la
desnutrición crónica es el terror de la infancia. Por eso sólo le pido a
la Presidenta, que “se la crea”. Ella está en el lugar en que nadie más
está, y mucho menos ningún partido político. Y eso en una democracia
representativa, es mucho decir. No es un moco, no es un pavo. Es haber
condensado hasta el extremo límite de una persona, la formidable tarea
política de varias generaciones. Por eso, y haciendo caso omiso a los
aumentos de patrimonios y a las denuncias nunca investigadas de
enriquecimiento ilícito, porque siempre me preocupó más el
empobrecimiento lícito, me parece necesario insistir con la importancia
de abandonar el “no me la creo”. La humildad, cuando exagerada, es
apenas soberbia contrariada. Lo importante es que el 50%, poco más,
poco menos, sirva en los tres meses posteriores al juramento, a terminar
con esas 4 lacras de la democracia. Hay muchos monopolios además de
Clarín y no es bueno que todo termine en un pacto perverso entre
monopolios deportivos, económicos, productivos, camperos, mineros,
petroleros, sojeros, y demases. La “Red Federal de Familias” debe ser
denunciada como organización fascista, los crímenes de la trata
caratulados todos como de lesa humanidad, porque a Candela nadie tiene
derecho a apagarla, recordemos que una madre tuvo más poder que todas
las fuerzas de seguridad juntas para rescatar secuestradas y
esclavizadas, y la desnutrición y el hambre que sea condena perpetua
para aquellos que miran sólo para sus bolsillos y los vaivenes de la
bolsa. Pero naturalmente, nada de esto será un milagro. Y de la misma
manera que jamás podría brindar con el Chiche, sé que más temprano que
tarde el pueblo unido será el milagro laico que todos construiremos. Y
entonces, cuando la tortilla se vuelva, brindaremos por los ausentes y
por los presentes que siempre sostuvieron las mismas banderas de la
emancipación.
Fuente, vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=6066:un-milagro-para-cristina-segunda-parte&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=6066:un-milagro-para-cristina-segunda-parte&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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