Guatemala figura entre los países prioritarios para la acción del movimiento sindical internacional.
“La
Justicia suele ser representada por una mujer de ojos cubiertos, con
una espada en la mano derecha y una balanza en la izquierda. Sin
embargo, en Guatemala la espada no está afilada, la
balanza está desreglada y la mujer puede ver. Cuando un privilegiado
comente un crimen, ella mira hacia el otro lado”.
Con esas palabras, el secretario general de la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas, Víctor Báez Mosqueira,
dio inicio a la II Conferencia Contra la Impunidad en Guatemala. El
evento es llevado a cabo en la capital del país por las centrales
sindicales guatemaltecas (CUSG, CGTC, Unsintragua y MTC) con apoyo de la CSA y de la Confederación Sindical Internacional (CSI).
“Se
trata de uno de los peores, sino el peor, país en el mundo para el
ejercicio del sindicalismo”, señaló en un video presentado en el evento, Sharan Burrow,
secretaria-general de la CSI. “A pesar de haber ratificado todas las
normas fundamentales del trabajo, el gobierno de Guatemala ha demostrado
incapacidad en aplicarlas y castigar a los que las infringen. Más grave
que ello es el hecho de que las autoridades guatemaltecas sólo examinan
el 3% de los casos del peor de los crímenes: el asesinato.”
La
Encuesta Anual de Violaciones a los Derechos Sindicales, publicada por
la CSI, informa que, apenas en 2011, ya han sido asesinados 10
trabajadores y trabajadoras en Guatemala debido a su actuación sindical.
Además, también se registraron dos tentativas de homicidio y cinco
amenazas de muerte. Esto es lo que ha sido documentado, pero los
guatemaltecos saben que los números de la violencia pueden ser mayores.
VIOLENCIA QUE NO CESA
La
gravedad de la situación de los derechos humanos, laborales y
sindicales en Guatemala puede resumirse en el asesinato de la
trabajadora Lesbia Elías, miembro del Frente Nacional de Luchas,
a quien se le quitó la vida anteayer (21) mientras tenían inicio las
discusiones de la II Conferencia Contra la Impunidad. En el mismo día,
siete asesinatos fueron registrados en las calles guatemaltecas, por
distintas razones.
Una semana antes, el cantautor argentino Facundo Cabral,
de 74 años, también fue muerto en la Ciudad de Guatemala tras ser
acribillado por ráfagas de fusil AK-47. Facundo se dirigía del hotel en
que estaba hospedado hacia el aeropuerto internacional La Aurora tras realizar una gira por el país. Los sicarios que le mataron buscaban al empresario Henry Fariñas Fonseca, en cuyo vehículo viajaba el artista.
Transcurridos
cuatro años desde la I Conferencia Contra la Impunidad en Guatemala, la
sensación es que nada ha cambiado –o, más bien, que la situación de
irrespeto a los derechos humanos y la criminalización de la protesta
social se han agravado–. Y ello a pesar del presidente Álvaro Colom
haberse comprometido, en 2008, a promover los derechos sindicales,
combatir la violencia antisindical y poner fin a la impunidad.
“Los
sindicatos y las organizaciones sociales siguen viviendo en un ambiente
de tremenda violencia. Guatemala es, en estos momentos, uno de los
países en las Américas con la tasa más alta de homicidios y ostenta una
de la más altas tasas de sindicalistas asesinados en el ejercicio de la
actividad sindical, asesinatos que además quedan sepultados en la
impunidad”, denuncian los trabajadores y trabajadoras. “Ésta situación
contribuye especialmente para acercar el país a los más graves niveles
de pobreza e inequidad de toda América.”
LA SITUACIÓN PUEDE EMPEORARSE
“En
vez de invertir más para cubrir las urgentes necesidades del país, el
Gobierno está en este momento recortando gastos en las áreas sociales”,
critica Víctor Báez, de la CSA. “Debería estar aumentando los impuestos
cobrados de las clases ricas guatemaltecas, sobre todo en relación al
patrimonio y a las ventas. Ello traería más justicia social a un país
que figura entre los que poseen más inequidades en todo el mundo.”
La II Conferencia Contra la Impunidad en Guatemala lamenta que el Ministerio del Trabajo
haya fallado en su responsabilidad de mantener y proteger los derechos
de los trabajadores y trabajadoras, y afirma que su mala actuación más
bien ha sido un factor adicional de agravamiento de múltiples problemas
del mundo del trabajo y un inevitable corresponsable de la falta de
condiciones para generar diálogo, negociación, cohesión y justicia
social.
Sharan Burrow explica que los
trabajadores y trabajadoras guatemaltecas no tendrán la vida que
buscan, con trabajo decente y cohesión social, mientras la vida de los
sindicalistas no esté garantizada, los Convenios de la OIT no
sean respetados, las violaciones sigan impunes y no se pongan fin a las
masacres. “La CSI estará acompañando paso a paso los sucesos en
Guatemala, porque todos los sindicatos afiliados son conscientes de la
importancia de lo que pasa en el país para el mundo sindical.”
Por ello, Guatemala figura (junto a Colombia, México y Honduras)
entre los países prioritarios para la acción del movimiento sindical de
las Américas. La CSA y la CSI se dicen comprometidas con la definición
de un plan contra la impunidad que va a involucrar a las organizaciones
guatemaltecas y también entidades internacionales.
Actuar
en el país centroamericano es urgente porque, de acuerdo con Víctor
Báez, la situación de injusticia y violencia en Guatemala puede
empeorarse aún más si en las próximas elecciones presidenciales gana el
exmilitar Otto Pérez Molina, “denunciado por haber sido
responsable, en gobiernos anteriores, por el secuestro y muerte de
adversarios políticos y activistas”, explica el secretario-general de la
CSA. “Pérez Molina defiende en su campaña ‘más seguridad’ y ‘mano
dura’. Con él, la represión antisindical puede agravarse.”
Más Información: www.csa-csi.org
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/07/23/impunidad-en-guatemala/
http://www.elciudadano.cl/2011/07/23/impunidad-en-guatemala/
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