La posibilidad del default,
o la sombra de una
insolvencia de pago generalizada (producida por el déficit y la baja de
recaudación fiscal) hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la
crisis financiera en EEUU, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a
nivel del propio Estado norteamericano.
Una nueva crisis financiera con recesión económica en la primera potencia
imperial impactaría globalmente en la Unión Europea, América Latina, China
y los países asiáticos que tienen en EEUU al principal comprador de materias
primas, productos elaborados y servicios.
En medio del debate
por el default USA y sus implicancias en el economía global, los
números en rojo que surgen del
conjunto de las variables de la primera economía imperial invalidan cualquier
hipótesis de recuperación inmediata de la crisis que ya ha devenido de
económica a social en todo el territorio de EEUU.
Hay una certeza generalizada entre
los especialistas: La no reactivación plena del consumo y la persistencia
crónica del desempleo con una tasa del 9,3% complica todas las variables de
la recuperación económica de EEUU.
Según The Wall Street Journal,
el vocero más influyente del poder financiero de EEUU: La crisis (endeudamiento
y baja de recaudación) de los Estados de la Unión, agrava el desempleo
(desocupación y recortes salariales) y ya extiende los ajustes (reducción
de planes sociales) a todo el territorio de EEUU.
Este proceso de
sobreendeudamiento
(agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración económica)
no sólo
amenaza la estabilidad económica y la "gobernabilidad" del sistema en
EEUU, sino que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas
privadas)
puede hacer colapsar en cadena a los propios Estados de la Unión.
En este escenario, mercados (especulación financiera
internacional) y
gobiernos centrales del mundo capitalista esperan ansiosos el resultado de las negociaciones
que se realizan en Washington para elevar el límite de la deuda que el Gobierno
federal estadounidense está autorizado a contraer.
El Tesoro de EEUU anunció que el Estado de la mayor economía mundial comenzará a
quedarse sin dinero para cumplir con sus compromisos el 2 de agosto, salvo que
el Congreso actúe para aumentar el límite del techo de gasto del Gobierno de US$
14,3 billones, para evitar un potencial impago de sus alrededor de UIS$ 9,6
billones en bonos, que podría llevar a EEUU de vuelta a la crisis financiera y a
la recesión y estremecería a los mercados financieros globales.
EEUU tiene actualmente un déficit presupuestario de US$1,5
billones. Para hacer frente a él, se ha visto obligado emitir títulos del
tesoro, bonos y otros instrumentos financieros.
La deuda pública ascendió a US$14,3 billones en mayo. Cuando Barack Obama asumió la presidencia en enero de
2009, la cifra era de US$10,6 billones. El Congreso votó por elevar el límite
del endeudamiento diez veces desde 2001.
Altos funcionarios de la Casa Blanca, como el
presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, o el secretario del
Tesoro, Timothy Geihtner,
advirtieron sobre las
consecuencias "calamitosas" de que no se eleve ese límite y que el país pueda
dejar de pagar sus obligaciones internacionales.
Pero por otra parte, algunos expertos aseguran que el efecto del "default" podría
ser similar o peor al de la caída del banco de inversiones Lehman Brothers en
2008, cuyo devastador resultado fue el congelamiento temporal de los mercados de
crédito, al generalizarse la desconfianza entre los bancos y otros agentes de
mercado, que por unas horas, dejaron de prestarse dinero.
La sombra del default
En este escenario de crisis deficitaria del Estado, la primera
potencia imperial sólo puede evitar el default (cesación de pagos) por medio de
1) una nueva emisión deuda pública (elevar techo), 2) recorte
del gasto público (ajuste social), o elevación de recaudación fiscal
(impuesto a empresas y ricos).
Los republicanos en el Congreso boicotean la suba de la recaudación fiscal
(mediante el cobro de un mayor impuesto a los ricos), y extorsionan a Obama
con la elevación del techo de la deuda (nuevo endeudamiento) a cambio de un
ajuste económico (reducción del gasto público con impacto directo en los
estratos más bajos).
El
partido republicano y todas las fuerzas de la derecha conservadora propone
que se encare el problema del déficit con fuertes recortes en el gasto público,
o se negará la autorización para elevar el techo de endeudamiento.
Los demócratas con Obama, (atendiendo a sus necesidades electorales para las
presidenciales del año próximo) proponen evitar el ajuste y aumentar la
recaudación fiscal cobrando impuestos a los bancos, empresas y sectores más
ricos. En esa contradicción están empantanadas las negociaciones.
Un "default" estadounidense es una
situación tan inusual que es difícil aventurar hasta dónde llegaría su
impacto sobre la economía del país y sobre la economía global.
Simultáneo a la amenaza de
default y a los dudosos anuncios
oficiales de "recuperación gradual" de la economía global, el dólar
estadounidense experimenta una caída constante en su cotización que no parece
tener fin.
El derrumbe de la divisa
estadounidense es paralelo, a su vez, a una escalada ganancial de de los
consorcios empresariales y de los mercados de especulación financiera acompañada de una nueva suba
de los precios del petróleo y de las materias primas (incluidos los alimentos).
En
este marco, Obama advierte sobre "una profunda crisis económica"
y exige que esté lista para los próximos
días una propuesta que pueda firmar y que confía en que "la Nación no caerá en el
impago"
En el mundo de las finanzas, la
hipótesis de que, a partir del 2 de agosto, Estados Unidos no pueda cumplir con
sus obligaciones, se ve como la madre de todos los desastres: el detonante de
una crisis financiera y de una nueva recesión de la economía.
En el peor escenario -señala la cadena BBC-, se podría resumir con una cadena de hechos que desataría
una muy fuerte caída del dólar, una subida de las tasas de interés y una bajada
en la calificación crediticia del país.
Los cuatro resultantes internos del default
Si el Estado norteamericano entrara en cesación de pagos por
primera vez en su historia (default) y si el techo de la deuda no es
elevado se desatarían cuatro
emergentes centrales.
1)
Los bonos del Tesoro se devaluarían
Los papeles del Tesoro de EEUU son la inversión más confiable del mundo y la columna vertebral del mercado de bonos mundial. Si Washington se viera forzado a suspender el pago de esas obligaciones a los tenedores, se crearía una crisis de confianza mundial.
Los papeles del Tesoro de EEUU son la inversión más confiable del mundo y la columna vertebral del mercado de bonos mundial. Si Washington se viera forzado a suspender el pago de esas obligaciones a los tenedores, se crearía una crisis de confianza mundial.
2) Subiría la inflación y caería del dólar
La cesación de pago afectaría la credibilidad del dólar estadounidense, hasta ahora la gran moneda de reserva del mundo. La caída del dólar elevaría el costo de vida (inflación) y aumentaría el precio de los bienes importados, que se pagan con la moneda estadounidense.
La cesación de pago afectaría la credibilidad del dólar estadounidense, hasta ahora la gran moneda de reserva del mundo. La caída del dólar elevaría el costo de vida (inflación) y aumentaría el precio de los bienes importados, que se pagan con la moneda estadounidense.
3) Subiría el desempleo y caería
el crédito
Un cese de pagos por el gobierno estadounidense haría más complejo y costoso para ese país volver a pedir prestado, lo que impactaría en una reducción del crédito a la producción y al consumo. Las empresas reducirían la producción, y despedirían empleados (o dejarían de contratar) para seguir manteniendo el nivel de rentabilidad capitalista.
Un cese de pagos por el gobierno estadounidense haría más complejo y costoso para ese país volver a pedir prestado, lo que impactaría en una reducción del crédito a la producción y al consumo. Las empresas reducirían la producción, y despedirían empleados (o dejarían de contratar) para seguir manteniendo el nivel de rentabilidad capitalista.
4) Baja del consumo y recesión
Un probable aumento en las tasas de interés en el crédito a la producción y al consumo, con los estadounidenses reduciendo su capacidad de compra, achicaría la economía y desataría un nuevo proceso recesivo en la primera potencia imperial.
Un probable aumento en las tasas de interés en el crédito a la producción y al consumo, con los estadounidenses reduciendo su capacidad de compra, achicaría la economía y desataría un nuevo proceso recesivo en la primera potencia imperial.
El efecto global de un colapso de EEUU
Una recesión económica en EEUU
impactaría globalmente en América Latina, China y los países asiáticos que
tienen en Estados Unidos al principal comprador de materias primas, productos
elaborados y servicios.
Por su entrelazamiento e
interdependencia global, hay tres procesos centrales que determinan por estos
días el curso de la economía mundial: La crisis fiscal de EEUU, la
crisis fiscal de Europa, y la crisis comercial EEUU-China. De esa
relación estratégica, depende el equilibrio, o el desequilibrio, del resto de
las economías de las áreas periféricas de Asia, África y América Latina.
La UE, en bloque, es la segunda
economía mundial, detrás de EEUU.
China, individualmente, ya es, según
la mayoría de los analistas, la segunda economía y potencia exportadora mundial
detrás de EEUU.
Juntas, esas tres economías centrales
(EEUU-UE-China) suman más del 40% del PBI mundial, y están
completamente interrelacionadas (son dependientes entre sí) a través del
comercio de importación y exportación. Además, China, tiene sus reservas en
dólares (US$ 2,3 billones) lo que la ata al destino de la economía
norteamericana, para bien o para mal.
Esto significa que: Cualquier
desequilibrio en las economías de EEUU (en crisis fiscal) y la UE (en crisis
fiscal), impacta directamente en China (en crecimiento pero con problemas
potenciales), que arrastra detrás de su expansión económica exportadora al resto
de las poderosas economías asiáticas, como Japón, Corea del Sur, Indonesia,
India y Taiwán, entre otras (Si se suman estas economías asiáticas a las de EEUU-UE-China,
se supera largamente el 70% del PBI mundial).
En el nuevo escenario dominado por la
crisis, EEUU no solamente es el primer comprador de productos chinos, sino que
además China es el principal acreedor de la primera potencia imperial.
El entrelazamiento financiero y
comercial que existen entre ambas economías (la primera y la tercera en el orden
mundial capitalista) las convierte casi en hermanas simbióticas: Si se cae
China se cae EEUU, y viceversa.
Pero eso no es todo: La Unión
Europea, la segunda economía mundial y el otro gran comprador (en bloque) de
manufacturas chinas, y con su comercio exterior entrelazado con el de EEUU,
integra este trípode de economía capitalista interdependiente anudado por
el cordón umbilical chino.
EEUU, la Unión Europea y China,
además de representar más del 40% del PBI mundial, son los mayores
importadores mundiales de materias primas y energía (petróleo y gas), por lo que
se puede inferir que si se paralizan esas economías capitalistas centrales se
derrumbarían inmediatamente por efecto dominó todas las economías exportadoras
del mundo emergente y periférico.
A su vez, del equilibrio económico
del eje EEUU-UE-China (principalmente de China y de los países asiáticos)
dependen las exportaciones de petróleo y materias primas, el motor de
crecimiento central de los países subdesarrollados y emergentes de Asia, África
y América Latina.
En este tablero del "feed back"
económico mundial, un colapso del Estado norteamericano conduciría al resto de
las economías y Estados centrales a nuevas crisis fiscales y a un proceso
generalizado de "insolvencia de pago" que colapsaría al sistema capitalista
escala global.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
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