1. José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), reiteró ayer su llamado a los poderes Ejecutivo y
Legislativo para promover y aprobar una reforma profunda del sistema
educativo nacional, desde preescolar hasta nivel superior, que permita
acabar con las desigualdades y competir con naciones que han sustentado
su crecimiento en la enseñanza y el conocimiento. Consideró que la
inseguridad que vive el país no se deriva de un fenómeno de los cuatro
años recientes, sino de muchas décadas de un sistema que no ha sido
justo y que se tiene que cambiar. El país requiere condiciones sociales
más justas y una economía de mayor bonanza; “yo espero que el futuro
próximo del país, en 2012 y hacia adelante, logre resolverse de esa
manera: más justicia y menor impunidad”.
2. No puede quedar de lado el SNTE (Sindicato), el gobierno, los
diputados, los maestros, los padres de familia”. Señaló el rector que
“México está por debajo de naciones con un producto interno bruto
semejante al nuestro, como Chile, Turquía, Rumania y Polonia”. De cada
100 niños que ingresan al nivel básico de enseñanza, sólo 23 se titulan,
y se ubica a México en el número 120 de 139 países donde se midió la
cobertura educativa. El Programa Internacional para la Evaluación de
Estudiantes indica que México ocupa el lugar 46 en lectura, de 65
medidos; en matemáticas, el 49, y en ciencias, el 51. En nivel medio
superior la cobertura es de apenas 66 por ciento (una tercera parte no
tiene oportunidad); en educación superior es de apenas 30 por ciento del
universo, es decir, más de dos terceras están fuera.
3. En dos o tres ocasiones el rector de la UNAM ha salido en defensa
de la educación superior y de la educación nacional y es digno de
aplauso; sin embargo lo funesto en todos los rectores es que son
nombrados o designados por Juntas de Gobierno o Consejos Universitarios a
partir de “recomendaciones” del poder político y económico. Los
rectores del país, por ser recomendados, por miedo y por profunda
ignorancia, prefieren dedicarse a cobrar sus salarios de 200 a 300 mil
pesos al mes que abrir la boca para dar una idea. Por eso cuando hablan
los rectores de la UNAM se les escucha a pesar de su inconsecuencia.
Fuera de mis amigos Rosalío Wenses (+) y Enrique González Ruiz, rectores
de la Universidad Autónoma de Guerrero, -La Universidad Pueblo- no
recuerdo que alguno haya salido a las calles a luchar por los derechos
universitarios y del pueblo.
4. ¿Qué hacen los rectores? Administrar –como burócratas bien
pagados- la universidad. Como si fueran jefes policíacos tienen a sus
espías en cada facultad y escuela cuya obligación es informar de lo que
sucede en ella, en especial, sobre alguna protesta o manifestación de
descontento. No les importa que la universidad no de muestra de vida o
que sus niveles académicos o culturales estén por los suelos; lo
importante es que todos estén en paz y permitan que los altos
funcionarios y “académicos” sigan cobrando sus altos salarios. Las
universidades mexicanas producen una gran cantidad de títulos que sólo
les sirven para escalar en la jerarquía universitaria y obtener más
dinero. A casi todos los “académicos” la sociedad les importa un carajo
porque ellos se sienten muy por encima de ella y “no está al nivel de
comprensión necesaria”.
5. El rector Narro Robles suele tener mucha razón en sus
planteamientos educativos y en esta ocasión los datos duros que
proporciona le dan mucha más fuerza al demostrar la enorme
irresponsabilidad y cinismo del gobierno de Felipe Calderón, así como de
los secretarios de Educación Josefina Vázquez Mota y Alonso Lujambio,
hoy flamantes precandidatos panistas a la Presidencia, a pesar de haber
contribuido a desgraciar la educación. La educación en México desde hace
30 años, cuando se acordó su privatización acelerada, se ha venido
derrumbando con mayor celeridad. Antes no se habló de rechazo de
estudiantes en sus diferentes niveles porque siempre hubo espacios para
quien la solicitara; hoy en las universidades se rechaza a más del 70 de
los estudiantes que solicitan su ingreso en nivel medio superior y
superior.
6. Pero el rector Narro no solamente dio datos duros sobre la
educación mexicana, sino también tocó de paso del papel del sindicalismo
(espurio y progobiernista que ha padecido el magisterio nacional desde
que el SNTE se fundó en 1943) y de otros organismos sociales que deben
intervenir en el proceso educativo. En la Coordinadora (la CNTE) hemos
realizado muchos congresos sobre educación y en todos ellos los
resolutivos han planteado la defensa de la educación pública y contra la
privatización, que los niños tengan buena alimentación, que los padres
de familia posean un trabajo y los ingresos necesarios, que las
escuelas cuenten con el edificio y equipamiento necesario y que los
profesores reciban el salario y las prestaciones que se merecen. No sólo
hemos combatido la política sindical sino que hemos luchado contra
ella.
7. Es realmente indignante que el país haya caído hasta los más bajos
niveles educativos. Por lo menos en los últimos once de gobiernos
panistas hemos tenido autoridades en la SEP profundamente ignorantes del
fenómeno educativo. Ha sido la líder sindical Esther Gordillo la que ha
manejado tras bambalinas todo porque los gobiernos de Fox y Calderón
no han tenido la preparación ni el interés por solucionar los problemas
más urgentes del campo educativo. Las denuncias de rector son
importantes, ¿para qué sirven si el gobierno de Calderón se los pasa
“por el arco del triunfo” y luego los tira a la basura? Está más que
demostrado que esas denuncias, las mesas de diálogo y demás, de muy poco
sirven si no están respaldadas por movimientos de masas que obliguen a
los gobiernos a cumplir. Son voces que se lleva el viento.
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