Sorprende
escuchar a las autoridades de Gobierno y a las empresas privadas
comercializadoras de electricidad repitiendo sus no-argumentos respecto
de la situación energética nacional. Lo que esgrimen no son argumentos,
es un discurso ideológico que tiene como único objetivo defender el mega
negocio eléctrico de unos pocos a costa de todo, y de todos, y
justificar proyectos descabellados como HidroAysén. Lo curioso es que
pese a su repetitividad y contar con el apoyo de los medios masivos, ya
nadie les cree, cada día se hunden más en el descrédito.
Que
la ciudadanía no le crea a la ‘autoridad’ es pésimo para el país, pero
la responsabilidad recae enteramente en gobernantes que han hecho suya
la interesada agenda de las corporaciones y que insisten en hacer caso
omiso de lo que clama, opina y percibe la mayoría. Quizás unos de los
impactos ambientales más nocivos y poco visualizados derivados de la
imposición de proyectos destructivos a través de las farsas de las
‘evaluaciones de impacto ambiental’, es justamente la ingobernabilidad
que esto genera en el país. Esto es lo que ocurre cuando la propia
autoridad, en apoyo a los intereses de las empresas, vulnera el Estado
de derecho, ‘bypasea’ las leyes, desnaturaliza la función de los
servicios públicos y desprecia la participación ciudadana.
Así,
son los gobiernos, operando para las empresas, los que degradan el
Estado. Resulta insólito que después, los mismos responsables rasguen
vestiduras y se quejen del enrarecido ambiente de violencia,
escepticismo y descrédito a la autoridad y al sistema que permea Chile
hoy. Lo otro que las malas prácticas gubernamentales y corporativas
degradan es ‘la verdad’, tal como lo expresó un sacerdote en un reciente
foro, cuando ‘desde arriba’ se le falta el respeto a la información.
Un
buen ejemplo de esto es la truculenta campaña del terror de HidroAysén
que insultó la inteligencia de chilenos y chilenas, lo que habla muy
bien de su lucidez. Que torpeza la de estas agencias que se han dedicado
a subestimar a la ciudadanía. Ahora con esto de “¿Tú crees que a los santiaguinos les importa la región de Aysén?”, justo cuando hay decenas de miles de capitalinos solidarizando con la Patagonia, simplemente pareciera que se les corrió la teja.
Es como si estas agencias trabajaran atornillando al revés, porque han
logrado en poco tiempo que dos tercios de Chile detesten definitivamente
la empresa y su proyecto.
Sus eslóganes son increíblemente burdos:
1) Que la demanda eléctrica se duplica cada diez años.
Para que esto suceda la demanda tendría que crecer en forma sostenida,
constante, a un 7% anual, algo muy lejos de la realidad actual; desde el
2000 al 2010 ha crecido al 3,9%. Es fácil demostrar que con las
actuales tendencias de demanda la famosa duplicación de la capacidad se
haría necesaria en 17 años, y esto es pensando en forma negativamente
lineal, ignorando la innovación tecnológica y particularmente la
tendencia creciente e imperativa al uso cada vez más eficiente de la
energía.
2) Que las ERNC son demasiado caras. Falso.
Recientes serios estudios de connotadas consultoras y consultores,
demuestran que al 2011 las pequeñas hidroeléctricas, la biomasa, la
geotermia y la eólica terrestre ya son competitivas en Chile en relación
a las fuentes convencionales, y esto es en términos estrictamente
comerciales, sin ni siquiera considerar el tema de las externalidades.
Para
el 2020 se prevé que la energía termo solar y fotovoltaica ya serán
‘competitivas’ en Chile, y que para el 2030 todas las renovables lo
serán, y que éstas podrían ser incluso más económicas que las
convencionales.
3) Que HidroAysén es una fuente de energía “limpia, chilena y ambientalmente responsable”
ya es un chiste… que no da risa. Es particularmente grave que
autoridades se hagan parte de la degradación del Estado y de ‘la
verdad’. Que no se quejen después de la crispación de Chile y de sus
consecuencias.
Por Juan Pablo Orrego
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/06/22/son-los-gobiernos-operando-para-las-empresas-los-que-degradan-el-estado/
http://www.elciudadano.cl/2011/06/22/son-los-gobiernos-operando-para-las-empresas-los-que-degradan-el-estado/
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