martes, 7 de junio de 2011

Chile: El efecto Hidroaysén . Francisco Marín

(apro).- La reciente aprobación del proyecto hidroeléctrico Hidroaysén, que prevé la construcción de cinco megarepresas en los paraísos naturales de la Patagonia, ha despertado protestas en todo el país. Un 74% de los chilenos rechaza el citado proyecto.  
La decisión de aprobar Hidroaysén fue tomada el 9 de mayo pasado por la Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) de la Región de Aysén, que está compuesta en su totalidad por representantes de la confianza del presidente de Chile, Sebastián Piñera. 11 de los 12 miembros de esta instancia apoyaron la construcción de las represas.
El rechazo a esta iniciativa ha determinado el surgimiento de una oposición ciudadana, la que parece no identificarse con ninguna corriente del espectro político chileno. Hidroaysén ha provocado una abrupta caída en la popularidad del presidente Piñera y del conjunto de su gobierno que en todo momento ha apoyado el proyecto.
Una encuesta de la consultora Adimark, dada a conocer el pasado 2 de junio, señala que la aprobación al mandatario descendió el último mes en 5% al llegar al 36% el punto más bajo en sus 14 meses de mandato. Por el contrario, el rechazo a Piñera se ubicó en 59%, poniendo cuesta arriba su gestión que apenas ha ingresado a su segundo cuarto.
Asimismo, los tres presidenciables de la oficialista y conservadora Coalición por el Cambio –compuesta por los partidos Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN)-- han tenido ostensibles bajas en su popularidad. Se trata de los ministros de Minería y Energía Laurence Golborne (filo UDI); del Interior, Rodrigo Hinzpeter (RN), y de Educación, Joaquín Lavín (UDI). Todos  han disminuido 8% la aprobación a la gestión que llevan en sus respectivas carteras.
La caída de Golborne, que según el Centro de Estudios de La Tercera alcanza 20%, es particularmente grave para la alianza de gobierno si se considera que hasta hace poco se le miraba como la mejor carta de la derecha para las presidenciales de diciembre de 2013.
La opositora Concertación de Partidos por la Democracia –compuesta por la Democracia Cristiana (DC), el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia y el Partido Radical (PR)- no ha podido capitalizar esta crisis del gobierno. Según la citada encuesta de Adimark, 59% rechaza el accionar de la Concertación y sólo 23% lo respalda.
Esto se explica en el hecho que durante los gobiernos de la Concertación (1990-2010) se impulsaron gran parte de los proyectos extractivos y energéticos que tienen a Chile en una severa crisis ambiental. Esto se ha puesto en evidencia en los debates generados en los medios de comunicación y en las redes sociales de internet.
Muestra de lo anterior es el hecho que el ministro de Energía de la presidenta Michelle Bachelet (2000-2006), Víctor Tokman, fue gran promotor de Hidroaysén, lo que se expresó en la realización de numerosos llamados públicos de apoyo a esta iniciativa en momentos que desempeñaba su cargo.
Ni la presidenta Bachelet ni ningún ministro de su gabinete, lo desautorizó.
La identificación de la Concertación con Hidroaysen se refuerza en el hecho que el máximo ejecutivo del proyecto, Daniel Fernández, fue el principal ejecutivo de numerosas y grandes empresas públicas –como ENAP, Metro de Santiago y TVN- en los 20 años de administración concertacionista.
Patagonia en Peligro
HidroAysén es una empresa formada por la alianza de Endesa España (controlada por Enel, de Italia) y el Grupo Matte, de Chile. Se propone iniciar operaciones en el 2020 y supone la generación de 2 mil 750 MW (Mega Watts) de energía. Dos de las represas se construirían sobre el río Baker (el más caudaloso de Chile) y tres en el río Pascua. La construcción de las hidroeléctricas considera una inversión de cinco mil millones de dólares. Según coinciden los expertos en medioambiente, sería el proyecto con el mayor impacto ambiental en la historia de Chile.
Este proyecto hidroeléctrico supone también la construcción de una línea de transmisión de 2 mil 300 kilómetros que concluiría en Santiago. Esto implicaría la instalación de más de 6 mil torres de alta tensión, cada una de las cuales tendría entre 60 a 70 metros de altura. Esto, con un costo estimado de unos tres mil millones de dólares. Esta línea pasaría por buena parte de los más hermosos paisajes boscosos y lacustres de Chile. Intervendría 16 áreas protegidas del Estado (parques nacionales y reservas naturales) y 32 áreas protegidas privadas.
Según sostuvo un editorial del diario The New York Times, del 24 de mayo, el tendido eléctrico provocaría “la mayor tala indiscriminada de bosques en el planeta”. En el escrito, que lleva por título Mantengan la Patagonia chilena salvaje, el diario estadunidense denuncia que “el daño que estas represas harán al medioambiente es tremendo”. Afirma que su construcción sería sólo el inicio de un plan mayor de nuevas represas.
El pasado 17 de mayo la prestigiosa revista científica Nature publicó el texto Se aprueban gigantes represas en Chile, firmada por Elie Gardner. Allí cita a numerosos expertos que critican fuertemente la aprobación de Hidroaysén. Entre ellos está el doctor en ingeniería hidráulica Claudio Meier (Universidad de Concepción, Chile), quien ha estudiado por 20 años el impacto ambiental de las hidroeléctricas en Chile. Él afirma que el proyecto Hidroaysén “está construido con datos anecdóticos (…) por ejemplo, los estudios de sedimentos se basaron en predicciones y no en mediciones”.
Meier asegura en Nature que el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) no determina un parámetro de cómo el proyecto afectará la ecología de los ríos involucrados en el proyecto.
Convulsión social
Apenas se aprobó Hidroaysén, las protestas se expandieron a lo largo de Chile y se fueron incrementando en los días siguientes. El 13 de mayo unas 200 mil personas protestaron en más de 100 ciudades y localidades para protestar por la aprobación de las citadas hidroeléctricas.
En las ciudades de Arica e Iquique, ubicadas en el extremo norte de este país, las protestas no sólo fueron para defender la Patagonia, sino también para rechazar la instalación de centrales termoeléctricas.
Transcurridas tres semanas del inicio de las manifestaciones estas no decaen. Por el contrario: crecen en masividad y colorido. El sábado 27 de mayo, 80 mil personas marcharon contra la aprobación de Hidroaysén por la Alameda –principal arteria de Santiago- realizando una concentración frente al Palacio de La Moneda (sede del poder ejecutivo).
El 20 de mayo una protesta similar por la Alameda había congregado a 60 mil personas. Las manifestaciones de rechazo a Hidroaysén se han convertido en las más masivas desde el retorno a la democracia en 1990. Las más importantes manifestaciones han sido coordinadas por la agrupación ciudadana Patagonia Sin Represas y por el grupo ambientalista Acción Ecológica.
En entrevista con Apro, el coordinador de esta organización Luis Mariano Rendón, expresa:
“Estamos en presencia de un despertar de la ciudadanía que durante más de 20 años logró ser anestesiada por una clase política que privilegió acuerdos cupulares con los grandes poderes económicos marginando a la ciudadanía de todas las decisiones importantes”.
Rendón, abogado de la Universidad de Chile, sostiene que “este plan les resultó exitoso durante mucho tiempo”, pero asegura que “hoy la ciudadanía se ha dado cuenta de que si ella misma no marca su territorio, Chile será depredado para favorecer intereses que no son los nuestros”.
El ambientalista, que se ha transformado en unos de los principales referentes del movimiento de protesta, declara que “el despertar no es solamente por la defensa de nuestro patrimonio ambiental sino que también está planteando los cambios políticos que nuestro país requiere y que se ha privado durante años”.
Expresa que uno de los cambios a los que alude “es avanzar en la descentralización del poder, haciendo posible que los gobiernos regionales (estaduales) sean elegidos democráticamente y que no se sigan tomando las decisiones de manera centralizada por funcionarios dirigidos por el presidente de la República”.
Consultado respecto de las repercusiones políticas del episodio Hidroaysén, el abogado ecologista expresó que “esta irrupción ciudadana ha constituido un tremendo remezón político que ha dejado descolocada a toda la clase política, no solamente al gobierno sino también a la Concertación; los que se culpan unos a otros respecto de quienes fueron los que aprobaron este proyecto tratando desesperadamente de sintonizar con este clamor ciudadano”.
Rendón estima que las coaliciones hoy hegemónicas “más temprano deberán ceder paso a nuevas alternativas que planteen los proyectos de país que Chile necesita”.

Fuente, vìa :
http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/91958
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