Durante
muchos años, se enseñó en las universidades que el concepto de
“manipulación” de la información se refería a ciertas acciones de tipo
estratégicas tendentes a persuadir o disuadir a determinados públicos,
cuyo sello era el tratarse de acciones llevadas a cabo por gobiernos o
empresas de manera “consciente” y “encubierta”. La manipulación de
públicos a escala mundial es, de hecho, una estrategia en marcha. Dicho
de manera brutal: En la era de la “Híper-industria cultural”, todos los
habitantes del planeta están expuestos, en mayor o menor medida, a una
vasta operación de desinformación.
Los instrumentos privilegiados de esta
“manipulación – mundo” están constituidos, por cierto, por las grandes
empresas internacionales de la información. Son estas redes de
televisión, páginas Web, radio, agencias de prensa y periódicos de gran
prestigio y tiraje los que articulan día a día, en tiempo real, la
historia oficial de la humanidad. Se trata, desde luego, de todo un
sistema complejo cuyos filtros operan desde las naciones más
desarrolladas del orbe, pero cuyos ecos resuenan por doquier. Se trata,
agreguemos, de un sistema de medios coordinados en red que habla todas
las lenguas del planeta. Así, detrás de cada “marca registrada” –BBC, CNN, NBC, FOX
y muchas otras– se decide qué es y qué debe ser una “noticia”, qué es
lo que tiene derecho a la visibilidad y qué debe permanecer opaco e
invisible.
La denuncia al poder de los medios no es
nada nuevo. Sin embargo, el actual desarrollo tecnológico ha refinado a
tal extremo las posibilidades del montaje que bien podemos definir el
siglo XXI como el gran siglo de la mentira. En la actualidad, la
capacidad de los medios logra sincronizar el flujo temporal de los
acontecimientos “en vivo”, con el flujo temporal de las conciencias
alrededor del mundo. Hace algunos años, algunos estudiosos denunciaron
la irrupción de una “Cultura Internacional Popular” de la mano de la
manipulación publicitaria en un mercado mundial. Ahora, es preciso,
denunciar la construcción de un “Imaginario Promedio Mundial”, mediante
la manipulación de la información a escala planetaria. Cada
acontecimiento es filtrado y puesto en una concatenación de símbolos
–audiovisuales o escritos– destinados a construir una red “cuasi
racional” de significaciones que son instiladas a los públicos a modo de
ficciones verdaderas.
De este modo, cada día de nuestras vidas
vemos aquello que se nos hace ver, cada día nos explicamos el mundo
según el guión escrito en alguna interesada sala de redacción. Sin
embargo, resulta interesante preguntarse por aquellos sucesos que no nos
está permitido ver, el resultado atroz de alguna gloriosa incursión
militar en nombre de la libertad o la democracia, los cuerpos rotos y
quemados de las víctimas, los hombres y mujeres invisibles que flotan en
el Mediterráneo porque jamás alcanzaron su sueño, los
rostros famélicos de algún villorrio africano, los cadáveres apilados en
alguna fosa común, en fin, los lugares convertidos en tierra baldía en
nombre del desarrollo económico y la libre empresa. El “Imaginario
Promedio Mundial” resulta ser el adormecimiento de toda resistencia
moral y cultural frente a la depredación de poderes tan violentos como
insaciables. El siglo de la mentira es, paradojalmente, el siglo del “entertainment”, un modo sutil de convertir lo trágico y patético en una cínica comedia.
Por Álvaro Cuadra
Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. Elap. Universidad Arcis
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/05/27/un-mundo-de-mentiras/
http://www.elciudadano.cl/2011/05/27/un-mundo-de-mentiras/
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