(apro).- Engaño, oportunismo y cinismo. Esa ha sido la actitud de los
diputados federales de PRI, PAN y PRD desde que concluyó el periodo
ordinario de sesiones, el pasado 30 de abril. A lo largo de los poco más
de 20 días que han transcurrido de mayo, los legisladores se han
dedicado a demandar por separado un periodo extraordinario para sacar
adelante las reformas pendientes.
Del Senado de la República llegaron a la Cámara de Diputados
tres reformas fundamentales para el país, debido a los tiempos
sociales, violentos y electorales que vivimos. Y ninguna ellas ha sido
aprobada.
La primera minuta en llegar a la Cámara fue la reforma a la
Ley de Seguridad Nacional, en abril de 2010. Durante meses, los
diputados federales la mantuvieron en la congeladora; luego, la urgencia de los mandos militares y los acuerdos con el PRI hicieron que se discutiera en ‘petit comité’.
El trabajo de quien estuvo al frente, el diputado Alfonso Navarrete,
fue impecable; sin embargo, tuvo un pequeño problema: no se socializó
entre las siete fracciones que integran la Cámara.
Lo anterior dio pie a que, al hacerse público el documento
considerado ya como la base de la minuta, recibiera duras críticas,
debido a que el resto de los partidos se sintió excluido; pero sobre
todo sirvió para que la sociedad alzara su voz, ya que nunca fue
consultada sobre un tema tan sensible como la legalización de las
Fuerzas Armadas en el combate al narcotráfico.
La polémica reforma nunca fue discutida como lo establece el
reglamento de la Cámara de Diputados: en comisiones con la
participación de todos lo partidos. En lugar de ello, el PRI intentó
hacer los cambios entre unos cuantos que fuera aprobada el 29 de abril,
¡un día antes de que concluyera el periodo ordinario de sesiones!
Las marchas en pro de un pacto ciudadano por la paz con
justicia y dignidad, el reclamo contra la persistente violencia y el
rechazo al baño de sangre en que se ha convertido el país, fueron el
acicate para que, ahora sí, los principales partidos en la Cámara de
Diputados declaren una y otra vez que urge un periodo extra para aprobar
dicha ley, y dar así un poco de coherencia en el combate al
narcotráfico.
La posición resulta ser un simple oportunismo debido a que
los posicionamientos de los partidos sólo buscan quedar bien con la
sociedad civil que los increpó duramente; un engaño, porque si no hay un
dictamen --y en este caso apenas definieron el plan de trabajo para
discutir la minuta del Senado--, no se puede convocar a un periodo
extraordinario y cínico, porque durante un mes nunca se atrevieron o
propusieron sacar del cajón de la congeladora el controvertido proyecto.
Una ley más. El lavado de dinero. Es otra minuta que llegó
del Senado, aunque ciertamente en las últimas horas del cierre del
periodo ordinario.
Lo absurdo de la actitud de los diputados federales es que
todos demandan un periodo extra para aprobar esta ley que, aunque
limitada es mejor de lo que hoy existe para intentar poner un dique al
objetivo que mueve a los grupos criminales: la obtención de la riqueza.
Es absurdo que hagan esta demanda porque, peor aún que en el anterior
caso, la comisión que tiene en su poder la minuta no se ha reunido ni
una sola vez para discutirla. Por lo tanto, tampoco hay dictamen que
discutir en un periodo extraordinario.
Y finalmente, la reforma política. Es cierto que el Senado
la aprobó en los últimos días del periodo, pero al ser un tema menos
complicado, pero no por ello de menor trascendencia para el país, e
incluso, al introducirse figuras de participación política por la que la
mayoría de los partidos han estado pugnando, resulta cínico que los
priistas llamen a un periodo extraordinario cuando han sido ellos
quienes se oponen rotundamente a la creación de estas nuevas formas de
participación política.
Por todo esto resulta cínico, oportunista y un total engaño
que PRI, PAN y PRD hayan estado machacando durante los últimos 20 días
que desean un periodo extraordinario cuando ni siquiera lo pueden hacer,
pues carecen de dictámenes para discutir. Y un periodo extra se
establece sólo cuando se cuenta con materia, es decir, dictámenes que
aprobar.
Los diputados federales se han exhibido como unos verdaderos
oportunistas y mentirosos. Demandan algo cuando ellos mismos, en los
hechos, se niegan con empezar a trabajar. Y luego se preguntan por qué
es que los legisladores son percibidos entre la sociedad como unos
mentirosos.
La posibilidad de que ocurra un periodo extraordinario para
avalar estas leyes siempre está abierta, pero para que ello ocurra se
requiere voluntad política, deseos de servir y un verdadero deseo de
ayudar a que este país y sus habitantes puedan vivir con paz y
seguridad.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
Vìa :
http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/91520
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