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Tal vez porque estaba totalmente de acuerdo con las reivindicaciones de las acampadas o tal vez por todo lo contrario, pero lo cierto es que el rey Juan Carlos no ha dado señales de vida en los últimos días. Mientras el pueblo tiene hambre de democracia, y se acampa en cientos de plazas de toda España y de todo el mundo, su majestad ha procurado pasar desapercibido. Pero sin embargo, no ha desaprovechado la primera oportunidad que se le ha presentado de prestar todo su apoyo a uno de los máximos culpables de la desastrosa situación económica actual.Ha sido con motivo de la Asamblea Anual de Socios del Instituto de la Empresa Familiar (IEF)[1], que el rey Juan Carlos ha vuelto al escenario público, ha ocurrido el lunes 23 de mayo. Y lo ha hecho demostrando de parte de quién está, dando cobertura a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el lamentable gobernador del Banco de España.
Majestad, el pueblo tiene hambre de trabajo y usted se retrata respaldando con su augusta presencia, al impresentable de Fernández Ordóñez que afirma que el “empresario [en España] tiene horror a contratar”, y que “debido a la legislación laboral actual, el empresario opta por ver qué puede hacer sin contratar”.Majestad, ¿defiende usted realmente la economía sumergida con la que amenaza este exiliado de lo cabal?
Majestad, el pueblo tiene hambre de un trabajo digno y usted se deja ver en compañía de quien, ejerciendo de médium de feria, proclama y reclama políticas laborales conducentes a la creación de empleo precario y mal remunerado. Majestad, ¿es usted partidario de que los españoles estemos sujetos a leyes esclavistas de las que se benefician cuatro indeseables?
Majestad, el pueblo tiene hambre de crédito y usted se pone del lado de quien no lo da, arropando al despreciable gobernador del Banco de España, que afirma que la escasez de créditos bancarios se debe a un fuerte descenso de la demanda, cuando la realidad es que las condiciones del crédito se han visto endurecidas por la banca irresponsable que creó esta crisis y, finalmente no resultó ser ni tan estable ni tan confiable como se pretendía. Majestad, ¿está usted con los que producen las crisis o con quienes las sufrimos?
Majestad, el pueblo tiene hambre de honestidad ajena, y usted se acompaña del repudiable Fernández Ordóñez, que representa a toda esa ralea de empresarios primitivos, casi pre-homínidos, cuyo único objetivo es el máximo beneficio a corto plazo, y para quién el capital humano de la empresa se asemeja más al estereotipo de dos bueyes uncidos con la coyunda, que a personas que nacieron igual que él y en quienes sí estaría mal visto ganarse la vida mintiendo. Majestad, ¿por qué se le reclama al pueblo ser solidario y honesto con quien no lo es con él?
Majestad, el pueblo tiene hambre de dignidad, y usted le menosprecia apostando por las indefendibles tesis del gobernador del Banco de España, que propone eliminar las trabas a la contratación, flexibilizar el despido, mercantilizar la mano de obra mucho más allá de lo que resulta humanamente digno, y acabar con la protección que suponen los sindicatos y los convenios para los trabajadores ante la depredación empresarial de que son objeto. Majestad, ¿está usted de parte de los esclavistas o de los esclavos?
Majestad, el pueblo tiene hambre de tiempos mejores, y usted sirve de escolta a quien como el impopular MAFO, sigue apostando por apretar el cinturón del ciudadano y aflojar el de la gran banca y las grandes empresas. Majestad, ¿cómo lleva usted el cinturón de apretado?
Majestad, el pueblo tiene hambre de justicia y equidad, y usted hace piña con quienes defienden la austeridad en el gasto público, con el único objetivo de favorecer que las cuentas públicas dispongan de una mayor cantidad de fondos que asignar al pago de intereses cada vez más altos de cada vez más deuda con la banca. Majestad, ¿en serio ve usted justo que tengamos que pagar cada vez más intereses por cada vez menos prestaciones?, ¿acaso piensa usted pagar o contribuir lo más mínimo al pago de los intereses de esa deuda?
Majestad, el pueblo tiene hambre de un líder que le defienda del terrorismo financiero de los mercados, y usted apoya a peligrosos elementos reaccionarios que afirman que “debemos concentrarnos en aliviar las preocupaciones de los mercados”. Majestad, ¿se da usted cuenta de lo lacerante que resulta para el pueblo, el uso del verbo “aliviar” cuando nos referimos a las preocupaciones de quien solo está preocupado de ganar más y más?, ¿no cree usted, majestad, que si alguien tiene algo de lo que aliviarse es el pueblo, auténtico perdedor de esta crisis?, ¿piensa usted que MAFO quiso utilizar el verbo “aliviar” en el sentido de “aliviar la carga fiscal” que se les permite a las grandes empresas cuando se llevan los beneficios a paraísos fiscales antes de tributar por ellos?
No sé qué le parecerá a usted todo esto, Majestad, pero desde fuera parece clarísimo que se identifica usted mucho más con los causantes de las crisis que con quienes las sufrimos.
Puede que solo sean impresiones mías , pero creo que si usted no sabe elegir buenas compañías el pueblo sí sabrá hacerlo.
Nota: De imprescindible lectura al respecto, este brillante artículo de Juan Torres López, Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
[1] http://www.elmundo.es/elmundo/
Fuente: http://
Vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=129147
Imagen :
Kalvellido
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