lunes, 30 de mayo de 2011

Chile : A parar HidroAysén con un plebiscito. Por Leopoldo Lavín Mujica

Es hora de transformar la indignación en firmas. Para parar HdroAysén y doblarle la mano a los grupos

económicos y al Gobierno empresarial habría que imponerles un plebiscito por la fuerza del clamor y la movilización ciudadana y popular. ¿Por qué no imitar el camino emprendido por los ciudadanos de Iquique que decidieron recolectar firmas para realizar un plebiscito con el fin de impedir la construcción de las termoeléctricas de Pacífico y Patache, centrales recién aprobadas por la Comisión de Evaluación Ambiental del Gobierno?

La opción de auto convocarse para llamar a un plebiscito fue adoptada después que las autoridades municipales y los concejales de Iquique se negaran a realizar este ejercicio democrático.

El 75% de los chilenos se opone a la construcción de las 5 represas que destruirán una buena parte de los ecosistemas patagónicos. Es una oposición radical a los imperativos de un modelo y de un tipo de crecimiento que favorece a un puñado de empresas. El gobierno anterior benefició de un período de espera de parte de la ciudadanía. Pero hoy se ha constituido una opinión pública nada desdeñable en democracia. El malestar ciudadano se expresa además en manifestaciones masivas imposibles de ignorar. Pese a lo interior el Gobierno no está dispuesto a escuchar el mensaje de las calles del país. Hinzpeter confía que el movimiento se desinfle solo o aplicándole más represión.

La Asamblea Anual de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) que el miércoles recién pasado se reunió para reelegir a Andrés Concha como presidente le reiteró su apoyo a Piñera y al proyecto depredador de Hidroaysén. El desconcierto de los poderosos es grande. Pese al poder mediático del que disponen no han logrado aplastar la consciencia ciudadana. Esta está expresando grados de autonomía que disgusta a los dueños del poder y la riqueza. La oligarquía ve con mucha preocupación que cada vez son más los y las chilenas que hoy perciben a Hidroaysén como la punta del Iceberg de un modelo de crecimiento voraz, destructor, que crea desigualdad y empleos mal pagados.

La prensa informaba que los dirigentes de dos de los principales grupos monopólicos del país, Luksic y Matte (proprietario de Colbún-eléctrica que es socia de Endesa en el proyecto HidroAysén) “entraron al debate”, mostrando su malestar por el movimiento de crítica a la empresa privada que la oposición a la destrucción de la Patagonia conlleva como lógica consecuente. Todo indica que Piñera y su clase no bajarán los brazos.

Un gran movimiento de recolección de firmas en todas las ciudades del país trasladaría el empuje actual contra Hidroaysén a la plaza pública y recintos como hogares, escuelas, universidades, industrias y oficinas. Además tendría la virtud de comenzar a debatir acerca del régimen político existente y de su constitución antidemocrática. En dos oportunidades, el año pasado y el 11 de abril reciente, los ciudadanos islandeses resolvieron en un plebiscito o referendo que el Estado no pague las deudas de los bancos privados con dinero público de los islandeses.

Al descontento proveniente de la sensibilidad medioambiental se añade el estudiantil que comienza a argumentar no sólo en el plano de la mercantilización de la educación y su bajo financiamiento público, sino que en el plano de vida futura: de cómo el endeudamiento afecta el bienestar y la calidad de vida.

Es evidente que hay un escenario político con muchas ventanas abiertas y que el esquema del binominal con dos grandes bloques está siendo desafiado y cuestionado por su déficit de democracia. A lo anterior se agrega la resistencia a las ofensivas neoliberales de este gobierno. El gobierno pro neoliberal anterior (de Bachelet) que facilitó la instalación de termoeléctricas contaminantes y el actual comienzan a yuxtaponerse en una lógica de continuidad en la percepción ciudadana.

Además, la indignación que provoca la prisión de cuatro luchadores mapuche condenados con la Ley Antiterrorista con la complacencia de todo el aparato judicial y en violación de principios fundamentales de derecho plantea no sólo un caso particular sino una problemática política global: la de la institucionalidad en su conjunto. Cabe entonces preguntarse si junto con un plebiscito no llegó el momento de canalizar toda la energía ciudadana hacia el llamado a elección de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva constitución para Chile.



Vìa , fuente :
http://www.elciudadano.cl/2011/05/29/a-parar-hidroaysen-con-un-plebiscito/

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