1. Con la deportación a Colombia del periodista Joaquín Pérez Becerra
por Hugo Chávez -mi más admirado líder antiyanqui de los últimos 10
años- mi vida de “viajero mochilero”, de observador de movimientos de
protesta política, seguramente deberá terminar. ¿A dónde carajos viajar
para conocer y sentir otras realidades, contando con seguridad y
confianza, si se es radical anticapitalista, si se ha criticado con
convicción a todos los gobiernos y no se está dispuesto a hacer
concesiones? Quizá por ello –por no querer a ningún gobierno- el
anarquista mexicano Flores Magón fue asesinado en 1922 en cárceles
yanquis, con apoyo de la Presidencia mexicana de Obregón.
2. Desde hace 10 años, al radicalizar los yanquis su lucha contra el
“terrorismo”, decidí no regresar más a ese país. En Europa, sobre todo
en España, se agudizó la xenofobia contra Latinoamérica porque su pueblo
se atrevió a criticar de genocida la conquista española; en África,
desde que los musulmanes radicalizaron sus batallas, se arrojan
bombardeos sobre ellos; y en América Latina, hasta Chávez –quien en mil
ocasiones se pronunció por la liberación de los pueblos- para quedar
bien con el gobierno asesino de Santos, el agente de los EEUU, entrega a
periodistas rebeldes y guerrilleros. No me cabe duda que los yanquis
–mediante terribles amenazas- han apretado todas las tuercas.
3. El periodista (no guerrillero) Pérez Becerra salió de Alemania y
en ese instante se dio la orden a aprehenderlo en Venezuela. Si ésta
forma de operación policíaca funciona desde hace más de un siglo, sólo
habría que imaginarse hoy, cuando los imperios y los gobiernos lacayos
cuentan con todos los medios para detectar cualquier cosa, hasta el
caminar de cualquier insecto. Me imaginaba que sólo había control hacia
personajes de enorme importancia; sin embargo ahora me entero que
gobernación cuenta con todas las listas de pasajeros diarios, con los
nombres todos de los que ingresan en cada país, de los días de estancia,
de los hoteles donde se hospedan y de las actividades que realizan.
También de más.
4. Nadie escapa de los ojos y oídos de Gobernación mexicana, pero
sobre todo del imperio. La única manera de escapar de esa vigilancia en
la que siempre está la INTERPOL, la CIA, el FBI, el Pentágono yanquis,
es cambiándote de nombre, andando con pasaporte falso, no ocupar hoteles
y de preferencia haciéndote algunas operaciones en el rostro y en el
cuerpo. De todas maneras siempre tendrás un sabueso tras de ti con la
orden de saber quién eres. Imagínate: basta una simple fotografía para
que los espías pongan a andar sus máquinas hasta llegar a la identidad.
Orwel, en su obra, aporta muchos elementos sobre el espionaje que sufrió
durante 20 años.
5. Pero, como se ven las cosas, ni en el mismo México se podrá
viajar, protestar contra el gobierno, agruparse e incluso publicar. Los
EEUU del Obama y de la Clinton, ya dieron la orden: “delincuencia cero”,
persecución contra el terrorismo, renovación del “Plan Colombia” y la
“Iniciativa Mérida o Plan México”. El PAN y el PRI deberán aprobar de
inmediato el “Plan contra la Delincuencia” dirigido contra la
insurgencia que se fortalece contra Calderón y los yanquis. Por ello el
valeroso David Venegas, de los luchadores sociales de Oaxaca, debe ir
nuevamente a la cárcel. ¿Puede olvidarse que Flores Magón estuvo 20
veces en la cárcel durante el Porfiriato y la Revolución?
6. Todo ese aparato de espionaje –en el que México va muy avanzado
desde que se instaló el dominio absoluto yanqui en el país- es la causa
por el que el 99 por ciento de los “intelectuales, académicos,
periodistas, incluso muchos que piensan”, prefieren cumplir solamente
con lo que les piden sus jefes o simplemente se acomodan al rumbo que
lleva el viento. ¡Imaginen nada más tener tres mil kilómetros de
frontera con el país que se considera así mismo policía mundial! Esta
vecindad es positiva y negativa, según el cristal: permite el desarrollo
fronterizo, pero también facilita la entrada de millones de armas, de
mercancías de contrabando, de basura contaminante y la salida de droga.
7. Así que el comportamiento de Chávez no debe extrañarnos. Hoy el
imperio yanqui, aunque sigue siendo el más poderoso sobre la tierra,
está desesperado bombardeando medio oriente y violentando la situación
en América Latina con el fin de conservar su dominio. Buscará recuperar a
los países de la esperanza: Venezuela, Bolivia, Cuba, usando y armando
las oposiciones derechistas; pero donde domina totalmente como Colombia,
México, Perú, Chile, Costa Rica, seguirá imponiendo sus medidas contra
la llamada “delincuencia y el terror”. Por ese motivo, sin dejar de
luchar y externar nuestras opiniones, debemos tener más cuidado y
solidarizarnos como hoy, con “El alebrije”, David Venegas.
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