El diario londinense The Independent
reveló que Gran Bretaña, conjuntamente con algunas de las mayores
compañías petroleras del mundo, consideró planes para explotar las
reservas de ese hidrocarburo en Irak cinco meses antes de unirse a
Estados Unidos para invadir el país.
El periódico, que cita documentos
previamente secretos, afirma que se celebraron al menos cinco reuniones
entre los funcionarios británicos y BP y Royal Dutch Shell a fines de 2002.
BP le dijo en forma confidencial al Ministerio de Relaciones Exteriores en ese momento que Irak era
“más importante que cualquier otra cosa que hayamos visto durante mucho
tiempo”. Los documentos fueron obtenidos por el activista en cuestiones
petroleras Greg Muttitt, autor del nuevo libro Fuel on the Fire: Oil and Politics in Occupied Iraq, cuyo nombre traducido sería Combustible en el fuego: petróleo y política en Irak ocupado.
Muttitt afirmó que “Tony Blair
dijo, en una declaración famosa a principios de 2003, que ‘la idea de
que estamos interesados en el petróleo iraquí es absurda, es una de las
teorías conspirativas más absurdas que se puedan imaginar’. Y al mismo
tiempo que Blair decía eso, un documento interno, secreto, del
Ministerio de Relaciones Exteriores, en el que se delineaba la
estrategia británica en relación con el petróleo del país asiático,
establecía :’Gran Bretaña tiene un interés absolutamente vital en el petróleo iraquí’”.
PREPARANDO EL BOTÍN
Cinco meses antes de la invasión de 2003, la baronesa Symons, que entonces era la ministra de Comercio,
le dijo a BP que el gobierno creía que a las firmas de energía
británicas se les debería dar una parte de la gigantesca reserva de
petróleo y gas de Irak como una recompensa por el compromiso militar de
Tony Blair con los planes de EEUU de un cambio de régimen.
Los documentos muestran que Symons acordó hacer lobby en nombre de BP a la administración Bush porque el gigante petrolero temía que estaba siendo “excluido” de los acuerdos que Washington estaba diseñando silenciosamente con los gobiernos de EEUU, Francia y Rusia y sus firmas de energía.
Minutas de una reunión con BP, Shell y BG (anteriormente
British Gas) el 31 de octubre 2002, indicaban: “La Baronesa Symons
acordó que sería difícil justificar que las compañías británicas pierdan
en Irak en esa forma si el Reino Unido ha sido en sí mismo un seguidor visible del gobierno de EEUU en toda la crisis”.
La ministra entonces prometió “reportarle a las compañías antes de Navidad” sobre sus esfuerzos de lobby.
El
ministerio de Relaciones Exteriores invitó a BP el 6 de noviembre 2002 a
conversar sobre las oportunidades en Irak en el “cambio post-régimen”.
Sus minutas afirman: “Irak es la gran posibilidad petrolera. BP está
desesperado en entrar ahí y ansioso de que los acuerdos políticos no
deberían negarles la oportunidad”.
Luego de una reunión en octubre 2002, el director para el Medio Oriente del ministerio de Relaciones Exteriores en aquel momento, Edward Chaplin,
dijo: “Shell y BP no podrían darse el lujo de no tener una
participación en Irak por el bien de su futuro a largo plazo… Estábamos
determinados en obtener una rebanada justa de la acción para las
compañías del Reino Unido en una Irak post-Saddam”.
Mientras que BP insistía públicamente de
que no ‘tenía interés estratégico” en Irak, en privado le dijo al
ministerio de Relaciones Exteriores británico que Irak era ‘más
importante que cualquier cosa que hemos visto en mucho tiempo”.
BP estaba preocupado que si Washington permitió mantener el contrato existente de TotalFinaElf con Saddam Hussein luego de la invasión, haría del conglomerado francés la compañia petrolera líder del mundo.
BP le dijo al gobierno que estaba
dispuesto a tomar “grandes riesgos” para obtener una parte de las
reservas irakíes, la segunda más grande del mundo.
Los contratos de 20 años firmados a raíz
de la invasión fueron los más grandes en la historia de la industria
petrolera. Ellos cubrieron la mitad de las reservas de Irak —60 mil
millones de barriles de petróleo, comprados por compañías tales como BP y
CNPC (Compañía Nacional Petrolera de China), cuyo
consorcio conjunto se erige para hacer 658 millones de dólares de
utilidad por año del yacimiento Rumaila en el sur de Irak.
RENCONTRUYENDO IRAK
La ministra Symons, de 59 años de edad,
luego ocupó un puesto de asesor con un banco comercial del Reino Unido
que cobró en contratos de la reconstrucción de Irak. El mes pasado ella
rompió enlaces como asesora no remunerada de la Junta Nacional de Desarrollo Económico de Libia luego que Gaddafi presuntamente comenzara a disparar a manifestantes. BP y Shell se negaron a hacer comentarios.
La semana pasada, Irak aumentó su
producción de petróleo al más alto nivel en casi una década, llegando a
producir 2,7 millones de barriles diarios. La guerra así fue un gran
negocio.
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/04/20/esclarecen-vinculo-entre-empresas-petroleras-britanicas-y-la-invasion-de-irak/
http://www.elciudadano.cl/2011/04/20/esclarecen-vinculo-entre-empresas-petroleras-britanicas-y-la-invasion-de-irak/
No hay comentarios:
Publicar un comentario