En los últimos años se han abierto en Madrid ocho
nuevos hospitales públicos, que funcionan según un acuerdo entre la
Comunidad de Madrid y las empresas que los construyeron: a cambio de una
cantidad mensual, estas empresas se quedan con el derecho a gestionar
los servicios no sanitarios del hospital (administración, limpieza y
mantenimiento de las instalaciones, catering, cafetería, etc.)1 De
manera que aunque se trata de hospitales públicos, buena parte de su
gestión está privatizada.
Luisa, con casi 30 de experiencia laboral en la que ha pasado por diversos trabajos precarios y mal pagados de la mano de empresas de trabajo temporal, es desde hace más de un año auxiliar administrativa en el servicio de urgencias de uno de esos hospitales, cuya plantilla total es de más de 2.500 trabajadoras/es entre personal sanitario y no sanitario. Su trabajo consiste sobre todo en recibir a la gente que va a las urgencias del hospital, anotar sus datos, abrirles una ficha y tramitar autorizaciones para sus acompañantes.
También tiene que llevar una contabilidad básica del número de personas atendidas e ingresadas cada día a través de urgencias, etc. Además, los fines de semana Luisa y las otras auxiliares administrativas tienen que encargarse de una tarea más cualificada que no corresponde a su categoría (entre semana esa tarea es realizada por personal sanitario), y para la que no han recibido ninguna formación específica: la gestión de camas del hospital. Esta consiste en que si alguien debe ser hospitalizado, tienen que ubicarle en alguno de las áreas del hospital (traumatología, neurología, medicina interna, etc.), buscando una cama disponible:
“¿Cómo voy yo a saber, si a alguien le han operado de lo que sea, en qué planta del hospital tiene que ingresar? Si te equivocas en eso, luego te caen unas broncas, te dicen: ¿por qué has metido a este ahí? ¡Yo que sé, si es que somos auxiliares administrativas! ¿Quién soy yo para tomar esas decisiones? A veces te llama el jefe de todo el hospital y te dice: tienes que meter a este [paciente] aquí, busca una cama. Y dices: pero si es que no hay. Y te dice: ¡pues tienes que buscarla y apañártelas como sea! Y ¿quién soy yo para apañármelas, para tener que pelearme a veces buscando camas?
Por lo que me están pagando, yo no creo que esas sean mis funciones. Ayer [día festivo] me tocó trabajar, y llamó al servicio el jefe de un área del hospital para decirnos que buscásemos camas para la gente que estaba en su área en pos-operatorio, porque ellos seguían operando, y había que dejar espacio para la gente que salía del quirófano. Yo le dije: ¿y dónde quieres que los meta? Me contestó: tú verás. Así que dejé el recado para las que venían al turno siguiente, yo no sé dónde les meterían.”
Fuente, vìa :
http://www.lahaine.org/index.php?p=51710
Luisa, con casi 30 de experiencia laboral en la que ha pasado por diversos trabajos precarios y mal pagados de la mano de empresas de trabajo temporal, es desde hace más de un año auxiliar administrativa en el servicio de urgencias de uno de esos hospitales, cuya plantilla total es de más de 2.500 trabajadoras/es entre personal sanitario y no sanitario. Su trabajo consiste sobre todo en recibir a la gente que va a las urgencias del hospital, anotar sus datos, abrirles una ficha y tramitar autorizaciones para sus acompañantes.
También tiene que llevar una contabilidad básica del número de personas atendidas e ingresadas cada día a través de urgencias, etc. Además, los fines de semana Luisa y las otras auxiliares administrativas tienen que encargarse de una tarea más cualificada que no corresponde a su categoría (entre semana esa tarea es realizada por personal sanitario), y para la que no han recibido ninguna formación específica: la gestión de camas del hospital. Esta consiste en que si alguien debe ser hospitalizado, tienen que ubicarle en alguno de las áreas del hospital (traumatología, neurología, medicina interna, etc.), buscando una cama disponible:
“¿Cómo voy yo a saber, si a alguien le han operado de lo que sea, en qué planta del hospital tiene que ingresar? Si te equivocas en eso, luego te caen unas broncas, te dicen: ¿por qué has metido a este ahí? ¡Yo que sé, si es que somos auxiliares administrativas! ¿Quién soy yo para tomar esas decisiones? A veces te llama el jefe de todo el hospital y te dice: tienes que meter a este [paciente] aquí, busca una cama. Y dices: pero si es que no hay. Y te dice: ¡pues tienes que buscarla y apañártelas como sea! Y ¿quién soy yo para apañármelas, para tener que pelearme a veces buscando camas?
Por lo que me están pagando, yo no creo que esas sean mis funciones. Ayer [día festivo] me tocó trabajar, y llamó al servicio el jefe de un área del hospital para decirnos que buscásemos camas para la gente que estaba en su área en pos-operatorio, porque ellos seguían operando, y había que dejar espacio para la gente que salía del quirófano. Yo le dije: ¿y dónde quieres que los meta? Me contestó: tú verás. Así que dejé el recado para las que venían al turno siguiente, yo no sé dónde les meterían.”
Fuente, vìa :
http://www.lahaine.org/index.php?p=51710
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