La Justicia británica falló a favor de la extradición a Suecia del
fundador de Wikileaks, Julian Assange, acusado de agresión sexual y
violación por dos voluntarias de la organización. En la Corte de
Belmarsh, el juez Howard Riddle desestimó los dos principales argumentos
de la defensa que había puesto en duda la posibilidad de un juicio
justo en Suecia y había alertado sobre el peligro de una posterior
extradición a Estados Unidos. Enfrentando a los medios a la salida del
tribunal, Assange criticó duramente al juez y dejó en claro que apelaría
el dictamen. “En ningún momento se ha tenido en cuenta que estas
acusaciones no tienen ninguna solidez. Esto es una persecución a un
activista por la libertad de información”, agregó (ver aparte).
En su dictamen el juez Riddle señaló que no había ningún fundamento
para creer que Assange no recibiría un juicio justo. “La defensa dijo
que el acusado fue denigrado públicamente por el primer ministro sueco y
por ello no iba a tener un juicio justo. De ninguna manera acepto este
argumento”, dijo el juez. Riddle se mostró igualmente categórico con los
cuestionamientos que la defensa hizo a la orden de detención europea
emitida por la Justicia sueca, ya que, según el juez, Assange había
intentado “deliberadamente evitar a la Justicia sueca”.
La acusación que pesa sobre Assange fue motivo de debate en los dos
días y medio que tomaron las audiencias. El juez Riddle determinó que el
delito en Suecia –literalmente “sexo con sorpresa”– es equivalente al
delito de violación en el Reino Unido. Según una de las mujeres, Assange
la penetró sin usar condón mientras dormía. En su testimonio ante la
policía sueca, la mujer indicó que al despertarse, luego de una breve
discusión, consintió a la relación sexual. La segunda voluntaria de
Wikileaks lo acusa de haber roto deliberadamente el condón que figura
entre las pruebas forenses que tiene la policía, una de las tantas
peculiaridades de un caso con todo tipo de ramificaciones políticas,
diplomáticas y de género. Durante una semana, mientras Assange se
quedaba en su casa, la mujer guardó el condón antes de hacer la denuncia
y entregarlo como prueba a la policía.
Los dos días y medio de audiencias este mes fueron seguidas por una
serie de luminarias que han apoyado a Assange contra viento y marea,
como Bianca Jagger, Jemina Khan y el ex ministro laborista Tony Benn.
Ayer decenas de simpatizantes de Assange lo esperaban a la salida del
tribunal, algunos vestidos con máscaras, disfraces y uniformes naranjas
al estilo de los presos en Guantánamo. Para los simpatizantes del
australiano, el dictamen forma parte de una conspiración estadounidense
con la colaboración encubierta de Suecia y otros aliados europeos para
eliminar, mediante un castigo ejemplar, toda verdadera libertad de
prensa. Wikileaks publicó cientos de miles de cables secretos del
Departamento de Estado estadounidense con países de todo el mundo que
pusieron en entredicho la versión oficial de la diplomacia
estadounidense sobre sus relaciones con otros gobiernos, además de
revelar un jugoso anecdotario de los métodos que usan los diplomáticos
al comunicarse entre ellos.
Los expertos señalan que la apelación podría ser en marzo y
extenderse hasta el verano. Los vericuetos legales pueden terminar en la
Corte Europea de Derechos Humanos si la defensa de Assange logra
persuadir a los jueces británicos de que una extradición a Suecia pone
en peligro sus derechos, sea porque no hay garantías de un juicio justo o
por la posibilidad de que sea extraditado a los Estados Unidos. Una
complicación adicional podría suceder si EE.UU. pide la extradición de
Assange mientras la Justicia británica procesa el pedido sueco. En ese
caso la ministra del Interior, Theresa May, podría decidir cuál de los
dos pedidos tiene prioridad. En un diálogo con la BBC el experto en
temas de extradición Julian Knowles señaló que pocos dudarían de que la
ministra se inclinará por dar precedencia a Estados Unidos.
Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-163007-2011-02-25.html
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