Los
reclamos del pueblo libio corren como ríos por las calles del país. En
el noveno día de protestas, la fuerza de las manifestaciones en algunas
ciudades fue tal, que arrasó con todo vestigio del legendario régimen de
Muammar Khadafi. Los manifestantes que reclaman el fin del gobierno
tomaron el control de Tobruk, la principal ciudad de la frontera con
Egipto, al este libio. Con ese territorio, el gobierno perdió el control
de por lo menos cuatro localidades del este –incluyendo Benghazi– en
las que un denominador común tomó protagonismo: el Ejército en funciones
abandonó su obediencia al “líder y hermano guía de la revolución
libia”, como se autodenomina Khadafi, y se declaró a favor de las
revueltas. Ayer, además, otros dos funcionarios abandonaron sus puestos.
Uno de los principales asistentes del hijo menor de Khadafi y el
ministro de Justicia renunciaron “como condena a la violencia con la que
el gobierno respondió al pueblo”. El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, condenó el accionar del oficialismo libio y advirtió sobre
la aplicación de posibles sanciones (ver recuadro).
El régimen de Khadafi, en el poder desde hace 42 años, se enfrenta a
un movimiento de contestación sin precedentes desde el 15 de febrero.
Su respuesta a los reclamos del pueblo, una represión extremadamente
violenta que contó con ataques de patotas paramilitares y bombardeos
aéreos, dejó un tendal de 300 muertos, según las propias autoridades.
Para la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), las
víctimas ascienden a 640, luego de contabilizar que al menos 275
personas perdieron la vida en la capital, Trípoli, y 230 en Ben-ghazi.
El recuento no incluye posibles víctimas en Tobruk, donde también hubo
protestas. La cadena árabe de noticias Al Jazeera se animó con la cifra
de mil muertos. Sin embargo, las cifras son difíciles de confirmar
debido a las interrupciones de las conexiones telefónicas y de Internet y
a la limitación a los periodistas internacionales para entrar en el
país.Según reportaron medios de comunicación extranjeros, en Benghazi, la segunda ciudad del país, miles de personas festejaban en las calles la toma del poder en la ciudad. Corresponsales árabes aseguraron que en Tobruk no hay presencia de fuerzas de seguridad pública. “Estamos del lado del pueblo. En el pasado apoyamos a Khadafi, pero la situación cambió. El es un tirano”, remarcó a la cadena de noticias el comandante de las fuerzas armadas en esa ciudad, general Suleimán Mahmoud. En tanto, cronistas de la agencia de noticias británica Reuters aseguraron que Musaid, otra ciudad importante del este libio, también está bajo control de los manifestantes. Pero también la ciudad Misurata, el oeste del país, estaría en manos opositoras, según informó Al Jazeera.
Un día después de que llamara a sus seguidores a combatir a los manifestantes y amenazara con el uso letal de la fuerza contra sus críticos, el primer ministro libio continúa perdiendo apoyo de funcionarios de su gobierno y miembros de las fuerzas armadas. A los soldados y generales que se plegaron a las protestas en Benghazi y Tobruk se sumaron las unidades militares de otras ciudades, como Al Jabal al Akhdar y Derna, que prometieron proteger al pueblo.
“Expreso mi más profundo desprecio a la violencia de Khadafi”, anunció en su comunicado de renuncia Youssef Sawanhi, uno de los principales asesores del hijo menor de Khadafi, Saif al Islam. También dimitió el ahora ex ministro de Justicia Mustapha Abdeljalil, “en protesta al excesivo uso de la violencia contra los manifestantes”. Según fuentes anónimas, el primer ministro se habría atrincherado junto con cuatro brigadas de las fuerzas de seguridad en la base militar Bab al Asisiya, en Trípoli, cuyas calles estaban desiertas. Cabe recordar que la ciudad capital es el último bastión pro Khadafi que pudo observarse hasta la tarde de ayer en el país.
En tanto, en una entrevista concedida al periódico inglés Financial Times, el hijo mayor de Khadafi aseguró: “Mi padre seguirá jugando un rol esencial en Libia, aunque es cierto que es necesaria sangre nueva”. Además, aseguró que su hermano está trabajando en una nueva Constitución. “Pronto habrá novedades”, añadió.
Mientras aumentan las condenas internacionales a la represión violenta de las protestas, también lo hacen las cifras de libios y libias que huyen de su país en busca de refugio. El ministro del Exterior italiano, Franco Frattini, advirtió que hasta 300 mil libios podrían estar a punto de huir a Europa. Asimismo, miles de libios huyeron hacia las fronteras de los países vecinos de Egipto y Túnez, ante la situación convulsa que vive el país árabe. Según los datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), cerca de cinco mil personas huyeron a la frontera tunecina y 15 mil a la egipcia. Por su parte, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) indicó que recibió “señales positivas” de ambos países de que mantendrán las fronteras abiertas para recibir a las personas que abandonan Libia.
Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-162973-2011-02-24.html
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