El pasado
martes 15 de febrero, el fantasma de 2006 regresó a Oaxaca. Durante
siete horas, en la capital deltomaron carreteras. Denunciaron la represión y exigieron la renuncia de varios funcionarios públicos locales. estado, se enfrentaron maestros pro
democráticos e integrantes del movimiento popular con policías federales
y locales. Al día siguiente, miles de profesores pararon actividades y
Hasta las ocho de la noche del 14 de febrero los trabajadores de la
educación, agrupados en la sección 22 del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE), se encontraban en relativa calma.
Pero un hecho los indignó: el decreto presidencial que exime de
impuestos el pago de colegiaturas de escuelas privadas. Para ellos era
la demostración del desprecio del gobierno federal hacia la educación
pública.
El 15 de febrero visitó Oaxaca Felipe Calderón, a quien el magisterio declaró persona non grata
en 2006. Fue la primera gira presidencial en la entidad desde el
triunfo de Gabino Cué. El mandatario inauguró una filial de la
Universidad Lasalle. Molestos, los maestros tomaron las calles
de la ciudad y trataron de llegar al zócalo. La zona les fue vedada. La
represión se cebó en ellos. Algunos respondieron. El choque recordó lo
sucedido en 2006.
Se ha querido presentar el conflicto como resultado de una
provocación urdida entre el ex gobernador Ulises Ruiz y el magisterio
estatal. Incluso se propaló en medios de comunicación el trascendido de
que el ex mandatario se encontró en Oaxaca con Azael Santiago Chepi,
secretario general de la sección 22. La reunión, por supuesto, nunca
ocurrió. Los maestros tienen una cuenta pendiente con Ulises Ruiz. Nunca
pactarían con él. Una de sus principales demandas es la instalación de
una fiscalía y una comisión de la verdad que investigue la represión de
2006 y castigue a los responsables.
Más aún, todo apunta a que existe un pacto entre el mandatario
saliente y el entrante, en el que se han dado al ex gobernador garantías
de que no será juzgado. Una prueba de ese acuerdo es que, a pesar de
que la coalición partidaria que llevó a Gabino Cué a la gubernatura es
mayoría en el Congreso local, se le entregó al Partido Revolucionario
Institucional (PRI) la comisión más importante en la cámara.
El enfrentamiento se produjo por otras razones, entre las que se
encuentran: el alejamiento del gobierno estatal de lo que sucede con los
profesores; el distanciamiento de Gabino Cué de las fuerzas populares
que lo llevaron a la gubernatura del estado; el nerviosismo y la
intolerancia de los encargados de la seguridad presidencial hacia las
expresiones de descontento popular con el mandatario; la pretensión de
hacer entrar triunfalmente en Oaxaca a Felipe Calderón, a pesar del
enorme descontento magisterial en su contra, exacerbado por la exención
en el pago de impuestos por colegiaturas, y la falta de solución a los
problemas que ocasionaron el surgimiento de La Comuna de Oaxaca en 2006.
Flotando en las nubes del triunfo, el gobernador fue incapaz de operar
abajo. El conflicto provino de dos meses de descuido, parálisis,
omisiones y desestimación de las fuerzas sociales en la entidad.
Engolosinado con el triunfo, ocupado en halagar a los grupos
de poder local y decidido a quedar bien con Los Pinos a como dé lugar,
Gabino Cué ha perdido el contacto con la sección 22. No tiene el pulso
de lo que sucede en el magisterio ni sabe cómo tratar con los maestros.
Al tomar posesión, en diciembre del año pasado, nombró un gabinete de
cuates y de cuotas, prototipo del priísmo más rancio, que dejó muy mal
sabor de boca entre sus votantes. Le dio al Partido Acción Nacional
(PAN) un peso político que nunca ha tenido en la entidad. Y,
traicionando a la base principal de sus votantes, que son claramente
anticalderonistas, se puso de tapete ante el gobierno federal.
El descalabro de la gira de Felipe Calderón en Oaxaca tuvo en
respuesta una intensa campaña de prensa para desprestigiar al magisterio
estatal y a su secretario general. Se publicó que Ulises Ruiz entregó
12 millones de pesos a la sección 22, cuando lo que hicieron diversos
funcionarios del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca
(IEEPO) fue dar dinero a una delegación, la D-III-IV, que agrupa a los
burócratas de la educación de la entidad, para sus celebraciones. Los
maestros respondieron a las calumnias exigiendo una auditoría.
Se acusó a Azael Santiago Chepi, secretario general de la sección 22, de no ser maestro y de ser aviador.
Azael es un indígena zapoteco de la comunidad de San Andrés Solaga.
Tiene una licenciatura en educación primaria y una maestría en educación
elemental. Hijo de maestros, se educó en escuelas públicas y trabajó en
telesecundarias de la región mixe. No pertenece a ninguna corriente o
partido político. Forma parte de una nueva generación de líderes
formados en las protestas de 2006.
En el magisterio oaxaqueño los dirigentes están subordinados a la
dinámica de la asamblea estatal. El movimiento trasciende a las
personas. La dinámica asamblearia desde los centros de trabajo, con más
de 30 años de funcionamiento, hace muy difícil que el poder se concentre
en unas cuantas manos. Cuando en 2006, con muchos esfuerzos, el
gobierno de Vicente Fox finalmente logró cooptar a Enrique Rueda, el
entonces secretario general, la lucha no se detuvo.
Gabino Cué ganó la gubernatura con una votación histórica: 750 mil
votos. Con su triunfo cosechó años de lucha del pueblo y las
organizaciones sociales oaxaqueñas. Si se empecina en dar la espalda a
esa fuerza, lo sucedido el pasado 15 de febrero no será una casualidad,
sino un anuncio de lo que viene.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/22/index.php?section=opinion&article=025a1pol
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/22/index.php?section=opinion&article=025a1pol
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