Hemos vivido durante estos meses una avalancha ideológica a través de
los medios de mayor difusión del país para promover el retraso de la
edad de jubilación de los 65 a los 67 años. Esta medida fue exigida al
Gobierno español por los mercados financieros y por el establishment de
la Unión Europea, dirigido por el Gobierno conservador-liberal
presidido por Angela Merkel, quien se encuentra hoy en España para dar
su aprobación y beneplácito al Gobierno de Zapatero por haber tomado
tal decisión.
El carácter ideológico de esta campaña en España
aparece, claramente, en el sesgo de la presentación en tales medios de
los argumentos a favor y en contra. Los cinco rotativos de mayor
difusión del país han escrito editoriales a favor de tal medida y el
89% de los artículos aparecidos en sus páginas de opinión y sus
boletines informativos han sido favorables al retraso obligatorio de la
edad de jubilación, mientras que sólo un 11% se mostraron contrarios.
Algo semejante ha ocurrido en los canales televisivos tanto públicos
como privados de mayor difusión, en los que apenas han aparecido voces
críticas. Un ejemplo representativo de este sesgo es el programa sobre
las pensiones de 59 segundos, de TVE, en el que, de seis ponentes, sólo
uno estaba en contra de tal retraso.
Ahora es seguro que esta propuesta se aprobará uno de estos días por amplia mayoría en las Cortes españolas (con el rechazo de los partidos a la izquierda del partido gobernante). Es interesante contrastar esta casi unanimidad de los establishments políticos y mediáticos españoles en retrasar obligatoriamente la edad de jubilación a los 67 años con el enorme rechazo por parte de la gran mayoría de la población española (de un 65% a un 94 %, según la encuesta que se considere). Esta situación explica el enorme distanciamiento existente en España entre los gobernantes (la clase política y los principales medios) y los gobernados. No es de extrañar que, según las encuestas de opinión pública en la Unión Europea, España sea, junto con Portugal, el país de la UE que valora más negativamente al establishment político y que exprese menor confianza en los medios de comunicación.
Ahora es seguro que esta propuesta se aprobará uno de estos días por amplia mayoría en las Cortes españolas (con el rechazo de los partidos a la izquierda del partido gobernante). Es interesante contrastar esta casi unanimidad de los establishments políticos y mediáticos españoles en retrasar obligatoriamente la edad de jubilación a los 67 años con el enorme rechazo por parte de la gran mayoría de la población española (de un 65% a un 94 %, según la encuesta que se considere). Esta situación explica el enorme distanciamiento existente en España entre los gobernantes (la clase política y los principales medios) y los gobernados. No es de extrañar que, según las encuestas de opinión pública en la Unión Europea, España sea, junto con Portugal, el país de la UE que valora más negativamente al establishment político y que exprese menor confianza en los medios de comunicación.
Es lógico
que la mayoría de la población esté en contra de esta medida porque,
por mucho que la endulcen sus defensores, recorta considerablemente las
pensiones públicas; una reducción que se justifica con el fin de
salvar el sistema público de pensiones, lo cual no es cierto. En
realidad, todas las medidas exploradas se han centrado en los recortes
de beneficios en lugar de en incrementar los ingresos debido a la
resistencia de los establishments políticos y mediáticos españoles a
promover una reforma fiscal progresiva que corrija la enorme
regresividad existente en el sistema tributario español y en la
financiación de la Seguridad Social. Las medidas neoliberales actuales
de reducir el déficit del Estado a base de recortar el gasto público, en
lugar de aumentar los ingresos al Estado, son otro ejemplo del dominio
del pensamiento conservador-neoliberal en aquellos establishments.
La
evidencia científica (proveída por autores críticos, marginados en los
medios españoles de mayor difusión) muestra el error de tales medidas.
El último ejemplo de ello es el informe Beyond Normal: Raising the
Retirement Age is the Wrong Approach for Social Security (Retrasar
obligatoriamente la edad de jubilación es el enfoque equivocado para
salvar la Seguridad Social), del prestigioso Economic Policy Institute
de Washington, próximo a los sindicatos estadounidenses. Este informe
documenta que el retraso obligatorio de la edad de jubilación, además de
dañar el bienestar social de las clases populares, tiene un impacto
menor a la hora de garantizar la solvencia del sistema público de
pensiones que otras medidas que ni siquiera han sido consideradas por el
Gobierno español, tales como incrementar la progresividad del sistema
tributario y del sistema de financiación de la Seguridad Social. Ambos
sistemas son de los más regresivos existentes en la UE-15. Asimismo,
señala el incremento de las desigualdades de renta, con un aumento
desmesurado de las rentas del capital (que no cotizan a la Seguridad
Social) a costa de las rentas del trabajo (que son las únicas que
cotizan) y una polarización de estas últimas, con un ascenso de los
salarios altos de una minoría (cuya cotización a la Seguridad Social es
menor que en la mayoría de cotizantes) y el estancamiento, e incluso
reducción, de los salarios de la mayoría de cotizantes. Esto ha generado
el descenso de los ingresos a la Seguridad Social en EEUU, por lo que
el informe señala que su corrección eliminaría la necesidad del retraso
obligatorio de la edad de jubilación. Una situación semejante ocurre
en España.
Una última observación. Los sindicatos CCOO y UGT han
hecho lo que tenían que hacer: han defendido en condiciones
dificilísimas los intereses de los trabajadores. Debido a su esfuerzo
se suavizaron algunas de las propuestas más duras del Gobierno y la
reforma mejoró considerablemente. Es injusto que se les acuse de
traicionar a la clase trabajadora, pues hicieron lo que pudieron,
aunque se les puede reprochar que nunca debieron haber aceptado el
retraso obligatorio de la jubilación. Creo que lo hicieron porque
asumieron (erróneamente) que no tenían la suficiente capacidad de
movilización para parar tal medida. Pero les rogaría que, una vez
pactada la reforma, no repitan ahora, como justificación de su
aceptación, los mismos argumentos que hicieron aquellos que los
propusieron desde el principio. Referirse al cambio demográfico como
justificación de la propuesta es convertirse en parte del problema en
lugar de ser parte de la solución.
Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y excatedrático de Economía de la Universidad de Barcelona.
Vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/contra-retraso-de-jubilacion
http://www.kaosenlared.net/noticia/contra-retraso-de-jubilacion
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