Raúl Castro, presidente cubano, ya no pudo más. “Nos hundimos”,
dijo ante el Parlamento… y para evitar el hundimiento La Habana se verá
obligada a aplicar una serie de ajustes económicos, entre los que
destaca señaladamente el fomento a las pequeñas y medianas empresas y al
trabajo por cuenta propia. No es capitalismo, aseguran algunos
economistas afines al régimen; es, dicen, un socialismo “con otra forma
de planificar y gestionar la economía”.
LA HABANA, (Proceso).- Cuba se ha propuesto llevar a
efecto transformaciones de gran calado que la obligarán a modificar el
próximo año el funcionamiento de la economía y achicar al Partido
Comunista. La isla se fijó una difícil ruta para paliar en 2011 el
empeoramiento de su situación económica y el éxito depende de lograr un
crecimiento de 3.1% del Producto Interno Bruto, apenas un punto más que
en 2010.
La sobrevivencia de la isla está ligada en gran medida al logro de
las reformas económicas –propuestas en noviembre pasado y que serán
aprobadas el próximo abril– que buscan reducir gastos con el cese de
medio millón de burócratas, entre otras medidas.
Cuba pretende aumentar sus ingresos con la apertura de las pequeñas
empresas privadas, la autorización del trabajo por cuenta propia y un
agresivo sistema tributario que ya le quita el sueño a los cubanos.
El jueves 16 Marino Murillo, ministro de Economía y Planificación,
confirmó que en 2011 se suprimirán definitivamente 146 mil puestos de
trabajo del Estado y se prevé que 351 mil funcionarios públicos pasen a
formas de empleo independiente. La estimación del también vicepresidente
del Consejo de Ministros es que de esos 351 mil cubanos, al menos 100
mil se incorporarán al trabajo por cuenta propia.
Pero la reducción de gastos tocará también al Partido Comunista de
Cuba (PCC) y algunas organizaciones de masas que ya empezaron a
desaparecer departamentos y a reducir su nómina.
El sábado 18, al clausurar la sesión final del sexto periodo
ordinario de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder
Popular (Parlamento), el presidente Raúl Castro advirtió:
“O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el
precipicio; nos hundimos y hundiremos (…) el esfuerzo de generaciones
enteras, desde el indio Hatuey (…) hasta Fidel, que nos ha conducido
genialmente por estas situaciones tan complicadas desde el triunfo de la
Revolución.”
Habló de los cambios que debe realizar el PCC:
“Después del Congreso (…) analizaremos (…) las modificaciones a los
métodos y estilos de trabajo de la organización partidista, ya que a
consecuencia de las deficiencias presentadas en el desempeño de los
órganos administrativos del gobierno, el partido a lo largo de los años
se tuvo que involucrar en el ejercicio de funciones que no le
corresponden, lo cual limitó y comprometió su condición de vanguardia
organizada de la nación cubana.
“(…) El partido debe dirigir y controlar y no interferir en las
actividades del gobierno a ningún nivel (…) Es necesario cambiar la
mentalidad de los cuadros y de todos los compatriotas al encarar el
nuevo escenario que comienza a delinearse”, dijo el presidente cubano.
Del deseo a la realidad
El gobierno cubano presentó en noviembre pasado el documento Proyecto
de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la
Revolución, ratificado por el mandatario cubano el sábado 18.
“No habrá vuelta atrás”, afirmó Castro.
El documento destaca entre sus objetivos la reducción del peso del
Estado en la economía doméstica, la ampliación del sector privado y la
descentralización de la agricultura.
Deja en claro que Cuba seguirá siendo una nación socialista con una
economía planificada, no de mercado. Mantendrá servicios gratuitos como
los de salud y educación, pero el gasto social será ajustado a los
recursos disponibles.
Cuba dará mayor autonomía a las empresas públicas y dejará crecer al
pequeño sector privado, que el gobierno cubano estima en un millón de
empleados públicos que serán despedidos en los próximos tres años para
recortar gastos.
Los futuros empresarios privados tendrán acceso por primera vez a
créditos bancarios y podrán adquirir insumos en mercados mayoristas,
según el documento. A cambio, tendrán que pagar impuestos para financiar
el gasto público.
Y las autoridades buscarán mejorar su credibilidad internacional
mediante el estricto cumplimiento de los compromisos, borrando la mala
imagen de los últimos años cuando una crisis de liquidez obligó a
congelar los pagos a sus proveedores.
El gobierno dará facilidades para el desarrollo de campos de golf,
marinas y condominios de lujo para atraer a visitantes de mayor poder
adquisitivo. Algo impensable hasta hace un año.
El gobierno de Raúl Castro propone en el documento seguir atrayendo
inversión extranjera, buscar nuevas fuentes de financiamiento para
frenar la descapitalización del aparato productivo y reprogramar los
pagos de su deuda externa.
Reducirá el peso del Estado eliminando subsidios como la libreta de
racionamiento de alimentos, aunque no se sabe si lo hará en uno o dos
años. Eliminará también la doble moneda: un peso cubano con el que el
Estado paga los salarios y un peso convertible 24 veces más fuerte, con
el que vende los productos importados.
En su discurso del sábado 18 el presidente cubano avaló cada uno de
los objetivos del proyecto de lineamientos, pero reconoció que en el
pasado se cometieron errores económicos.
“A veces algunos compañeros, sin un propósito fraudulento, aportan
informaciones inexactas de sus subordinados sin haberlas comprobado y
caen en la mentira inconscientemente, pero esos datos falsos nos pueden
conducir a decisiones erradas con mayor o menor repercusión en la
nación.
“Quien así actúa, también miente y sea quien sea, debe ser removido
definitiva y no temporalmente del cargo que ocupa y, después del
análisis de los organismos correspondientes, también separado de las
filas del partido si milita en él”, reafirmó el mandatario.
Los investigadores de la Universidad de La Habana Omar Everleny y
Pavel Vidal coinciden en que los errores en la política económica del
último lustro se hicieron más evidentes con la recentralización y la
política monetaria que siguió a la desdolarización, entre otros
componentes de un proceso de contrarreforma que incluía la inhibición
del trabajo por cuenta propia.
Consideran que la propuesta de reformas presentadas por el gobierno,
en las que reconocen la necesidad de formas de propiedad no estatal en
el modelo económico cubano, fortalecerá el mercado interno y aumentará
los ingresos de la población.
“Se asume que el Estado puede ceder actividades que no son
estratégicas y se comienza a fomentar la pequeña y mediana empresa bajo
distintas formas de propiedad, aunque esto quede, por ahora, reducido a
una lista muy insuficiente de actividades.
“Este reconocimiento es el cambio estructural más importante de los
efectuados hasta el momento por el presidente Raúl Castro”, aseguran.
Joaquín Infante, investigador y Premio Nacional de Economía en Cuba,
destaca la importancia que tendrá la planificación en las nuevas
reformas.
“Lo primero es tener bien claro que lo que está ocurriendo no es una
reforma, como quisiera el imperio, que sería ir al capitalismo, sino una
actualización del modelo económico; un socialismo con otra forma de
planificar y gestionar la economía, con flexibilidad y más eficiencia.
“Esa forma, añade, es contraria de la planificación excesivamente
centralizada que prevalecía hasta ahora y constituía un problema
fundamental por resolver.
“El Ministerio de Economía tiene que ocuparse de la planificación
perspectiva, no de la operativa; de la proyección del desarrollo y la
asignación de recursos fundamentales según la necesidad y la estrategia
de desarrollo del país. Así se enfoca en los lineamientos”, señala
Infante en entrevista con los medios.
“Perogrulladas”
La oposición interna es menos optimista. Guillermo Fariñas (Premio
Sájarov de Derechos Humanos), René Gómez Manzano y Félix Bonne hicieron
público su rechazo al plan de ajustes del gobierno de Raúl Castro y
reclamaron un “cambio” y no la actualización del modelo cubano.
En un documento titulado Cuba es lo primero, presentado el pasado 7
de diciembre, los opositores aseguran que el proyecto de lineamientos
omite cifras y no menciona la “generalizada corrupción” en el gobierno
cubano.
Para los disidentes el documento base para las reformas económicas
son simplemente “perogrulladas”. “El modelo cubano hay que cambiarlo y
no actualizarlo”, como propone el Partido, subrayan, y aseguran que
carece de un verdadero análisis autocrítico de los últimos 50 años de
gobierno comunista.
En su documento lo opositores exigen respeto de los derechos humanos
en la isla, la legalización de la discrepancia, elecciones libres y
competitivas y que se libere a los presos políticos.
En cambio, el economista disidente Óscar Espinosa Chepe considera que
la racionalización, principalmente el aumento de la actividad privada
en la economía con su posibilidad de contratación de fuerza de trabajo,
“refleja una visión oficial más integral de la problemática económica
nacional”.
“La reducción de ministerios e instituciones innecesarias,
colateralmente, conllevaría una beneficiosa descentralización y
facilitaría aumentar la toma de decisiones en las empresas, o a nivel
provincial y municipal, con la disminución del burocratismo”, asevera el
economista y periodista independiente.
Continúa: “La comunidad cubana en el exterior puede ser fuente
importante de recursos y experiencias; en primer lugar deben
establecerse políticas dirigidas a que las remesas puedan utilizarse en
un alto porcentaje para invertirlas en el trabajo por cuenta propia y
las pequeñas y medianas empresas.
“Por supuesto el gobierno deberá dar garantías para el funcionamiento
de estas actividades. Paralelamente podría ofrecer estímulos cambiarios
y fiscales para las remesas destinadas a esos fines”, sostiene el
economista opositor.
Alerta que la desvinculación de miles de trabajadores “en condiciones
de gran incertidumbre” afectaría también a sus familias, creándose un
delicado panorama social ya en la primera etapa del reordenamiento.
En el plano político, agrega, el paso indispensable pero arriesgado
confirma la inviabilidad de un sistema que condujo a Cuba al desastre.
El documento se discute y analiza desde el 1 de diciembre en los
sindicatos, círculos del PCC, en los Comités de Defensa de la Revolución
y en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Las discusiones y análisis
concluirán el último día de febrero de 2011 y dos meses después será
aprobado por el sexto Congreso del PCC, a celebrarse del 16 al 19 de
abril.
Fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/86773
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/86773
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