Ocupando
un lugar central en la sala de estar de mi casa hay un impresionante
cuadro de un pintor polaco que muestra a Tolstoi (1828-1910) abrazado
por el Cristo coronado de espinas. Está vestido como un campesino ruso y
parece extenuado, como simbolizando a toda la humanidad que llega
finalmente al abrazo infinito de la paz después de millones de años de
ascender penosamente por el camino de la evolución. Fue un regalo que
recibí del entonces Presidente de la Asamblea de la ONU, Miguel d’Escoto
Brockmann, gran devoto del padre del pacifismo moderno. El día 20 de
noviembre se celebró el centenario de su muerte acaecida en 1910.
Tolstoi merece ser recordado no sólo como uno de los mayores escritores
de la humanidad con sus novelas Guerra y Paz (1868) y Anna Karenina
(1875), entre otras muchas, que forman 90 volúmenes, sino también
principalmente como uno de los espíritus más comprometidos con los
pobres y con la paz, siendo considerado el padre del pacifismo moderno.
A nosotros los teólogos nos interesa especialmente el libro El Reino de Dios está en vosotros,
escrito después de una terrible crisis espiritual cuando tenía 50 años
(1878). Frecuentó a filósofos, teólogos y sabios y nadie lo satisfizo.
Entonces se sumergió en el mundo de los pobres. Allí descubrió la fe
viva, «aquella que les daba posibilidad de vivir». Tolstoi consideraba
esta obra la más importante de todas las que había escrito. Consideraba
sus famosas novelas, según confiesa el 28/10/1895 en su Diario, como
«cháchara de vendedores ambulantes para atraer parroquianos con el
objetivo de venderles después algo muy diferente». Tardó tres años en
terminarla (1890-1893). En Brasil fue publicada en 1994 por la Editora Rosa dos Tempos (hoy Record),
con una hermosa introducción de fray Clodovis Boff, pero
lamentablemente está agotada. En español ha sido publicada por Editorial
Kairós este mismo año de 2010.
El Reino de Dios está en vosotros, muy pronto traducido a
varias lenguas, tuvo una enorme repercusión, generando aplausos y
fuertes rechazos. Pero su mayor influencia fue la que tuvo sobre Gandhi.
Sumergido este también en una profunda crisis espiritual, creía todavía
en la violencia como solución para los problemas sociales, cuando leyó
el libro en 1894. Le causó una conmoción abisal: «la lectura del libro
me curó e hizo de mí un firme seguidor de la ahimsa (no
violencia)». Distribuía el libro entre amigos y se lo llevó a la prisión
en 1908 para meditarlo. El apóstol de la «no-violencia activa» tuvo
como maestro a León Tolstoi. …ste fue excomulgado por la Iglesia
Ortodoxa y el libro vetado por el régimen zarista.
¿Cuál es la tesis central del libro? Estas palabras de Cristo: «No
resistáis al mal» (Mt 5,39). Su sentido es: «No resistáis al mal con el mal».
O no respondáis a la violencia con violencia. No se trata de cruzar los
brazos, sino de responder a la violencia con la no-violencia activa:
con la bondad, la mansedumbre y el amor. De otra manera: «no devolver,
no tomar represalias, no contraatacar, no vengarse». Estas actitudes
verdaderas tienen una fuerza intrínseca invencible como enseña Gandhi.
Para el profeta ruso tal precepto no se restringe al cristianismo.
Traduce la lógica secreta y profunda del espíritu humano que es el amor.
Toca en lo sagrado que hay dentro de cada persona. Por eso el título
del libro: El Reino de Dios está en vosotros.
Gandhi tradujo la no-violencia tolstoyana como no-cooperación,
desobediencia civil y repudio activo a todo servilismo. Tanto él como
Tolstoi sabían que el poder se alimenta de la aceptación, la obediencia
ciega y la sumisión. Puesto que tanto el Estado como la Iglesia exigen
estas actitudes serviles, las descalifica de forma contundente. Son
instituciones que quitan la libertad, atributo inalienable y definitorio
del ser humano. En el frontispicio del libro leemos esta frase de San
Pablo: «no os volváis siervos de los hombres» (1Cor 7,23).
Para Tolstoi el cristianismo es menos una doctrina a ser aceptada que
una práctica para ser vivida. Está delante y no detrás. Hacia atrás
parece que fracasó, pero hacia delante es una fuerza todavía no
totalmente experimentada. Y es urgente practicarla. Proféticamente
Tolstoi percibía la irrupción de guerras violentas, como de hecho
ocurrieron. La casa se está quemando y no hay tiempo para preguntar si
es necesario salir o no.
Tolstoi tiene un mensaje para el momento actual pues los grandes
continúan creyendo en la violencia bélica para resolver problemas
políticos en Irak y en Afganistán. Pero otros tiempos vendrán. Cuando el
pollito ya no puede quedarse en el huevo, rompe la cáscara con el pico y
nace. Así deberá nacer una nueva era de no-violencia y de paz.
FUENTE: topven
Vìa :
http://www.diariouno.cl/portada/centenario-de-la-muerte-de-leon-tolstoi-maestro-de-gandhi/
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