¿El fin justifica los medios? Después de
más de 30 años de teletones no es extraño pensar que lo que aquí se ha
hecho es tomar un tema de alta sensibilidad social para lograr un
objetivo que dista en parte al declarado. Sin duda, la Fundación
desempeña una importante labor al atender a muchos niños que no tienen
posibilidad de acceder a los costosos tratamientos médicos que
requieren. Tratamiento gratuito si están en Fonasa y se ubican en los grupos A o B.
Y es que son cada vez más quienes miran
con escepticismo la solidaridad de las empresas que figuran en el show
mediático propulsado por el voluntariado de los rostros de televisión,
que posan junto Mario Kreutzberger, a quien el alcalde De la Maza
(Las Condes), señalara como una “vaca sagrada”, después del enojo del
animador porque el edil se negó a poner publicidad gratuita de esas
empresas que lucran con las donaciones.
Don Francisco, el
hombre que dice tener de cábala la misma billetera por más de 50 años,
quien fuera de ser figura de TV, es un millonario empresario que opera
por medio de MPA Group, un coloso que tiene propiedad en inmobiliarias como PAZ Corp.
Incómodo se le pudo ver al “millonario disimulado”, cuando Farkas el
“millonario extrovertido” le tocó el bolsillo al momento de entregar
Mil millones de pesos en la Teletón 2008 y le señaló que hay gente con
más plata que él. Igual de descolocado lo vimos en el programa Tolerancia Cero, de CHV,
en donde frente a preguntas relativas a la solidaridad, Kreutzberger
esquivó como pudo; sin embargo, el verdadero sentimiento de los millones
de chilenos, se podía ver reflejado en pantalla gracias a Twitter
con comentarios como: “Es fácil ser solidario con plata ajena, ¿verdad
Don Francis?”. “En un país solidario no existe una diferencia de
ingresos brutal, el 10% más pobre del país no sabe si come mañana”.
Pero el cuestionamiento de fondo que
cabe dice relación con el objetivo de la obra. ¿Es la finalidad de la
Teletón lograr la rehabilitación e inserción real de las personas
discapacitadas? La pregunta nos surge cuando la solidaridad con los
discapacitados es usada como excusa útil, igual que podría serlo
cualquier otro tema sensible, para vender más productos, cumplir metas
récord de ventas, condicionando las donaciones, como lo ha hecho
Supermercados Líder, por ejemplo.
Podría claramente esconderse bajo las
buenas intenciones el posicionamiento de marcas y mostrar empresas como
responsables y solidarias, elevando la tan de moda Responsabilidad
Social Empresarial (RSE) que tan jugosos créditos brinda a quienes la
saben asociar a sus productos en el mercado. De paso, además, exaltar
supuestos valores de los rostros de televisión que tan
desinteresadamente trabajan sin parar 27 horas de amor por los niños
discapacitados de Chile, y con ello aseguran credibilidad y jugosos
contratos televisivos y publicitarios, pues como aseguran estas mismas
figuras televisivas, para escalar en la televisión chilena hay una
premisa sin ecua non: Hay que estar en la Teletón.
En cualquier país que trace su meta en
alcanzar el desarrollo integral para sus ciudadanos, la atención y
cuidado de personas con problemas de salud es tarea del Estado. Es la
salud pública la que debe responder y ser responsable del tratamiento de
sus ciudadanos y ciudadanas. Sin embargo, en nuestro querido Chile, la
precariedad de ese rol deja lugar perfecto para exaltar el consumo so
pretexto de solidaridad, de caridad.
Con guiones muy estudiados y pensados
para lograr el objetivo de conmover, los videos que nutren la jornada
hacen llorar, utilizan y manipulan hasta la obscenidad la cruda realidad
de niños y niñas, que con la ingenua esperanza de ver solución a sus
problemas, se prestan sin cuestionamientos al show donde creen ser los
protagonistas. Sin embargo, no son más que víctimas utilizadas por un
sistema de consumo depredador que, con una publicidad agresiva y
engañosa, sumado al uso de la mujer como imagen sexual y publicitaria
del que tanto gusta y ha desarrollado su anfitrión, logra el objetivo y
supera la meta.
El modelo Teletón tomado por Mario Kreutzberger de Jerry Lewis, ha traspasado fronteras creando Oritel,
Organización Internacional de Teletones, que reproduce el show hecho a
molde del mercado latino, que tan bien conoce y maneja Kreutzberger,
show en el que tocará la banda Faith No More, liderada por el músico y poeta Mike Patton, quien quizá poco sabe de lo que hay tras el Teletongo.
Como señalara Gladys Marín,
si las mismas empresas que figuran en los donativos aportaran con el 1%
de su utilidad anual, tendríamos teletones financiadas por muchos años.
Donaciones que por lo demás, si fueran realmente desinteresadas, serían
anónimas, como se estila en los círculos filantrópicos.
La Teletón presenta rico material para
análisis y estudios antropológicos, sociológicos y particularmente
propios de la psicología social, aquí solo quisimos cuestionar algunos
aspectos que la envuelven.
Finalmente, si bien es posible que
efectivamente don Mario y sus secuaces no reciban directamente dinero
por su participación en el evento, muchos aseguran que sí. Lo que se
vuelve imperativo, es contar con una auditoría externa sobre los dineros
que se recaudan en una obra a la que millones de los chilenos y
chilenas aportan directa o indirectamente, que nos permita conocer en
qué se utiliza hasta el último peso. Sólo con la intención de aportar a
la transparencia. No se vaya a pensar que es por desconfianza.
Equipo Editorial
El Ciudadano N°92, primera quincena diciembre 2010
Fuente, vía :
http://www.elciudadano.cl/2010/12/03/teletongo-%C2%BFel-fin-justifica-los-medios/
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